El Quantitative Easing (QE) o expansión cuantitativa es una política por la que los bancos centrales compran activos financieros a gran escala a instituciones financieras del mercado privado. Estos activos son comúnmente bonos del tesoro y a veces bonos de grandes empresas con bajo riesgo insolvencia. Con el QE, se generan nuevas reservas del banco central, las cuales terminan en manos de instituciones financieras. Por esto vemos un aumento en el precio de los activos financieros donde se ha llevado a cabo la política del QE, pero no inflación. No obstante, se podría argumentar que sí que hemos visto una inflación en esas economías por el aumento de los precios de los activos financieros. Pero esta no es la inflación como comúnmente la entendemos, como un aumento generalizado del nivel de precios, sino una inflación de unos productos concretos.
A la vez que los bancos centrales crean reservas, también obtienen algo a cambio. Los bancos centrales se hacen con bonos, los que retiran de la economía, los cuales, es importante remarcar, sirven como dinero en ciertos sectores de la economía. Salvo que los gobiernos aumenten su gasto simultáneamente, el banco central solo añade dinero a la economía a cambio de un bien muy dinerable. Si seguimos la clasificación de Bondone, el banco central retira un tipo de moneda—activo real o financiero que sirve para satisfacer la demanda de liquidez—a cambio de otro tipo de moneda.
Tanto las reservas del banco central como los bonos son parte de la oferta monetaria, aunque con diferente dinerabilidad, siendo las reservas del banco central el bien más liquido al consistir en la base monetaria—junto con el efectivo en circulación—. Por simplificar, podemos dividir la oferta monetaria en tres círculos concéntricos: la base monetaria, siendo el círculo interior; los depósitos bancarios, los cuales operan como dinero, pero son promesas del banco—y por tanto muy líquidas—de pagar en dinero; y otros activos financieros que operan como dinero en ciertos mercados. Cuando los bancos centrales llevan a cabo la expansión cuantitativa, expanden el círculo interior aumentando sus reservas, contrayendo el exterior, retirando bonos de la economía. De esta forma, el tamaño de los círculos se ha modificado sin aumentar el diámetro del círculo exterior.
También lo podemos ver pensando en los cambios en los balances de los distintos agentes. Los bancos centrales compran bonos gubernamentales de una institución financiera distinta a un banco. La institución financiera recibe dinero en su depósito a cambio de los bonos. El banco comercial actúa como un intermediario entre el banco central y la institución financiera. Las reservas adicionales en los bancos comerciales son un producto de esta transacción. Pero el QE también crea un nuevo pasivo en el balance del banco: el nuevo depósito de la institución financiera, sobre la que el banco tendrá que pagar intereses. El QE le concede a los bancos comerciales parte del pasivo del banco central—dinero—que aparecerá en su activo, y un pasivo de igual valor, que será el activo de la institución financiera.
¿Si la oferta monetaria agregada no ha cambiado, entonces para qué sirve la expansión cuantitativa? Una explicación es que las reservas son más líquidas que los bonos, por lo que es una manera de inyectar liquidez en el mercado. Además, las reservas tienen un menor riesgo de contraparte que los bonos en caso de crisis.
Una segunda razón puede ser que los bancos centrales quieran controlar los tipos de interés en bonos gubernamentales a largo plazo. El tipo de interés de las reservas del banco central es más bajo que el de los bonos gubernamentales. Estos se están volviendo cada vez más escasos en el sistema financiero, lo que hace que suba sus precios, lo que hace que bajen sus tipos de interés. Los bancos centrales ya controlan los tipos de interés de deuda a corto plazo fijando el tipo de interés sobre sus reservas. Con esto, controlarían además el tipo de interés sobre deuda a más largo plazo.
Una tercera razón por la que los bancos centrales querrían llevar a cabo QE es que al expandir la cantidad de reservas disponibles los bancos comerciales pueden aumentar su capacidad crediticia. Pero esto no tiene por qué pasar. Al fin y al cabo, la generación de nuevos depósitos en los bancos comerciales viene delimitada por la voluntad de las personas de pedir prestado. Y no solo para estimular el pedir prestado, sino también para incentivar a los inversores a cambiar activos de bajo riesgo como bonos por otros más arriesgados como acciones.
Otra razón, es que mediante el QE los bancos centrales facilitan que sus gobiernos se endeuden por menos al bajar los tipos de interés, lo que les permite gastar más. En este caso, sí que tendríamos inflación porque al emitir nuevos bonos, se añade más dinero a la economía y no se retira nada—o el efecto neto es como si no se hiciese—por lo que se aumenta el círculo interno reduciendo el tercero, pero no lo suficiente porque el tercero también aumenta.
Las reservas de los bancos centrales entran en la economía real a partir de los bancos comerciales o el gasto gubernamental. Si no hay un aumento de la demanda de liquidez por parte de las personas que lleve a los bancos a emitir más depósitos o el gobierno no aumenta significativamente su gasto, no tiene por qué haber inflación a pesar del QE—o, al menos, no un aumento generalizado del nivel de precios, sino un aumento focalizado del precio de ciertos activos financieros.
2 Comentarios
Mis felicitaciones Eduardo Blasco, porque has captado en plenitud el SIGNIFICADO de la taxonomía monetaria que he desarrollado, la cual has aplicado con enorme exactitud para explicar, con total sencillez y transparencia, un fenómeno (QE); que se muestra como complejo e inexplicable a la luz de las teorías monetarias vigentes. Excelente !!!
Carlos A. Bondone
Muchas gracias, profesor. Soy un gran admirador de su trabajo. Significan mucho para mí sus palabras.