El crecimiento de la economía china y la reformulación de su estrategia a nivel geopolítico ha producido un cambio en el modelo de sus relaciones comerciales con otros países y también con organismos internacionales. China se incorpora en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el año 1971, a partir de entonces su grado de posicionamiento en diferentes organizaciones multilaterales ha ido en aumento. En 1980 China ingresó al Fondo Monetario Internacional (FMI) y en 2001 a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Hoy también forma parte de los principales foros económicos mundiales como el G20.
Es también en este periodo en el que China adopta iniciativas que cambian el desarrollo de su economía que, hasta la muerte de Mao Zedong, había estado marcada por la planificación y el intervencionismo. A partir de la primera década de los ochenta, su economía sufre una transformación y pasa de ser una eminentemente agrícola a que la industria sea el sector que más aporta al Producto Interno Bruto (PIB). Un proceso acompañado por la liberalización de la economía y la extensión de la propiedad privada.
Expansionismo: ahorro y apertura al mundo
Esta explosión económica en China, su economía ha estado impulsada fundamentalmente por el capital, la inversión y la productividad, que explican casi el 90% del crecimiento actual. Siguiendo esta estrategia de apertura del mercado y mejora en sus infraestructuras y del capital humano, en la década de los 90’ este rendimiento se sustentó principalmente en dos pilares: la intensa acumulación de capital, que explicó un tercio del crecimiento (alrededor de 10% anual) y la mejora de la productividad con tecnología avanzada, gracias a las inversiones extrajeras que permitían y facilitaban el intercambio de conocimiento en este campo.
Pero es a principios de los años 2000 que China consolida su crecimiento sostenido al incorporar nuevos elementos en su estrategia de expansión, como los diferentes acuerdos comerciales firmados y el fortalecimiento de sus relaciones diplomáticas en el plano internacional, lo que sustenta la teoría del expansionismo chino como nueva fórmula de posicionamiento estratégico del país asiático.
Quítate tú para ponerme yo
El crecimiento sostenido de la economía china, los logros conseguidos del país en materia de comercio internacional y su expansionismo han modificado la relación de poder existente a nivel global. Una relación caracterizada desde la segunda mitad del siglo XX por el posicionamiento como potencia mundial de Estados Unidos y su influencia en todo el mundo. Hoy China juega un papel primordial en las dinámicas de reorganización global del capitalismo y las relaciones de poder. Lo hace bajo el principio por el cual se establece que una potencia mundial tiende a expandir su marco de influencia, a costa de la disminución de poder de la potencia rival. Es la táctica fundamentada en la idea de ‘cesión de posiciones’.
Desde de que China entiende su nuevo papel en la economía mundial y su posterior crecimiento en términos de influencia, empieza a penetrar espacios de poder geopolíticos y geográficos (hoy no se entendería una Organización Mundial del Comercio sin la presencia de China), en sitios donde Estados Unidos arrastraba un cierto grado de desprestigio o de degradación de su influencia respaldado, sobre todo, por las sucesivas crisis económicas y la errática labor política a la que tendió la potencia americana en países de América Latina o Medio Oriente (recuérdese los fracasos en Libia, Irak o Afganistán)
La tela de araña de China
Sumado a ello, cabe en el análisis la valoración del retroceso de Estados Unidos y Occidente; especialmente de Europa como eje de poder al lado de Estados Unidos. Ambos retroceden como potencia mundial frente a una expansión china que tenderá al crecimiento y se acentuará las próximas décadas. Tengamos en cuenta, además, el grado de dependencia ya existente de otras económicas, por ejemplo, en América Latina o África, a la potencia asiática. Y la influencia que ejerce este país en otros mercados, como el europeo.
Entonces, China empieza a ocupar estos espacios de poder, en primer lugar para tener núcleos de abastecimiento de materias primas, indispensables para mantener su crecimiento y demanda. En segundo lugar, para establecer puntos de influencia y apoyo comercial a largo plazo con otros Estados a lo largo y ancho del mundo, y en tercer lugar, para generar dependencias de países que se ven en la necesidad de acompasar las directrices de China en el plano comercial y económico, lo que produce inevitablemente una dependencia hacia el país asiático.
A ello se añade el retroceso de potencias occidentales como las europeas y Estados Unidos en el plano internacional. Desde el punto de vista económico. Desde el de la influencia ejercida en otras instancias de orden global. Y también en relación con los mecanismos de acceso a los mercados en cuanto a la competencia o los parámetros existentes en lo que respecta al desarrollo tecnológico.
Larga decadencia de los Estados Unidos
Se puede establecer que la vocación de China en el plano internacional no descansa en una teoría sobre un expansionismo político bajo el cual se pretenda suplantar un sistema en beneficio de otro. Su iniciativa recae, en esencia, en el funcionamiento de los poderes fácticos y económicos a su disposición, en detrimento de otras potencias. Esto es, suministros a largo plazo, generación de dependencias económicas o estabilidad comercial para seguir creciendo. En cambio, Estados Unidos tradicionalmente ha tenido una política internacional –cuando estaba guiada por el expansionismo y no por el retraimiento, como ocurre actualmente– impulsada por una vocación de transmisión de sus instituciones, esto es, la democracia liberal, con los resultados hoy se conocen.
Es evidente que este proceso continuará su curso, que tenderá a consolidarse en favor de la potencia asiática como eje de poder económico y político, con todo lo que ello implica para los desafíos del orden global y el mundo de las ideas.
Ver también
La vía china va hacia el fracaso. (Carlos Alberto Montaner).
El coste económico de ‘desvincularse’ de China. (Kerry Liu).
China desde Tiananmen: no es un sueño, sino una pesadilla. (Teng Biao).
China da marcha atrás en la planificación demográfica. (Peter Jacobsen).
1 Comentario
Estimado articulista; dice Vd.:
«»Es también en este periodo en el que China adopta iniciativas que cambian el desarrollo de su economía que, hasta la muerte de Mao Zedong, había estado marcada por la planificación y el intervencionismo.»»
«»»Hoy China juega un papel primordial en las dinámicas de reorganización global del capitalismo y las relaciones de poder.»»
«»Se puede establecer que la vocación de China en el plano internacional no descansa en una teoría sobre un expansionismo político bajo el cual se pretenda suplantar un sistema en beneficio de otro»»».
Yo creo que ya va siendo hora de que cambien los discursos tan trillados y mejorar la semantica; el ESPAÑOL es fantastico por su precision; del tenor de sus citas se evidencia claramente tal necesidad; veamos :
Durante el Regimen del genocida Mao lo que habia era planificacion; exclusivamente, por tanto, no habia intervencionismo; consecuente y paradogicamente lo que habia era un caos, salvo en la ejecucion deliberada de matanzas.
China no es ni por asomo un pais capitalista; deje de surfear por la superficie de las cosas porque sino su comprension sera deficiente como en este caso; en un regimen totalitario no puede haber tal cosa como una economia capitalista, por la sencilla razon de que la unica propiedad privada de facto, en ultima instancia es del criminal y tirano Xi Jing Pin o como se llame; lo mismo que habia en la Alemania Nazi.
No todo lo que parece «FREE» añadido a comercio, banking, etc. es correcto porque muchas veces viene empaquetado «ab initio» en falacias.
Un cordial saludo.