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Historia de Aragón (VII): las Cortes de Aragón

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En nuestro último artículo nos quedábamos con la llegada de Jaime I. Tras ese capítulo, deberían leer Los pilares del Reino de Aragón. Aquí comenzaremos con la modernidad aragonesa, donde nos centraremos en las instituciones y la configuración política de Aragón.

La primera institución que vamos a estudiar aquí son las Cortes, estaban formadas por el rey y los llamados brazos, por lo que era una institución mixta, y la convertía en un gran contrapeso del poder real. Su función era la de legislar y votar los llamados servicios al rey. Las Cortes fueron en su origen un órgano consultivo del monarca derivado de una curia administrativa. A partir de la asamblea celebrada en Zaragoza en 1283, en la que se concede el Privilegio General, las ciudades y villas del reino pasaron a ser convocadas a Cortes con carácter definitivo.

Una de las características de las Cortes aragonesas es que tendrán cuatro brazos, y no tres como normalmente tienen otras Cortes de la península. Normalmente, disponían del brazo eclesiástico; el brazo de universidades, donde estaban representados los concejos; y el brazo de los ricos hombres, que representaría la nobleza.

Este último en Aragón se divide en dos, diferenciando la alta nobleza y la baja nobleza, que será el brazo de los caballeros e infanzones. Los privilegiados contaban con tres brazos en las Cortes, por lo que en torno al 40 o 50 % de los aragoneses no estaban representados en esta institución. El brazo eclesiástico aseguraba la asistencia de los arzobispos de Zaragoza, Barbastro o Teruel, entre otros. Aunque también podían acudir abades nombrados por el rey, representantes de monasterios y priores.

Convocatoria de Cortes

Las Cortes podían convocarse por interés del rey, aunque el reino también puede convocarlas. El reino que más convocó fue Aragón. Eran las llamadas Cortes particulares, mientras que las generales reunían también el condado de Barcelona y el Reino de Valencia. El rey convocaba las Cortes mediante las cartas de llamamiento. La asistencia del rey o del príncipe heredero era indispensable para la celebración de las Cortes. La legalidad foral se mantenía, entre otras cosas, gracias a esta institución.

Emilio Salvador, dictaminaba tres funciones básicas de las Cortes: la reparación de agravios, lo que en Valencia se conocerá como greuges. En segundo lugar, la elaboración de las leyes y el ofrecimiento del servicio al rey, en tercer lugar. Aunque podía haber una cuarta que era muy importante para los asistentes, que eran las mercedes. Servir bien al rey podía tener su recompensa, y, al contrario, su castigo. El rey era el único que podía otorgar mercedes, por lo que todo el mundo quería estar presente en las Cortes.

En teoría, los greuges son los recursos que tenían los aragoneses para pedir justicia por los agravios del rey o de sus ministros, y para pedir reparación de daños. Jesús Gascón comenta que en las Cortes del S XVI los encargados de resolver los greuges fueron seis comisarios nombrados por el rey y los brazos de las Cortes. Podemos ver los greuges como la clave del enfrentamiento entre el rey y el reino. Entre el rey y los brazos aparecerá otra institución clave como era el Justicia de Aragón, del que hablaremos más adelante.

Más de cuatrocientos vecinos

El lugar elegido para celebrar las Cortes de Aragón tenía que ser una villa o ciudad con una población superior a los cuatrocientos vecinos. Tenía que ser territorio de realengo y ser aragonés. La monarquía de los Austrias habitualmente elegía Monzón para convocar las Cortes aragonesas y las Cortes Generales. El día de la apertura de Cortes loa asistentes acompañaban al monarca desde su lugar de residencia hasta el lugar de celebración de las Cortes. Estas se celebraban habitualmente en el interior de una iglesia, en la cabecera se sentaba el monarca, y a la izquierda y la derecha se construían gradas de madera para los asistentes. Para abrir las Cortes se leía la proposición, en la cual el monarca expresaba lo que esperaba de sus súbditos.

El segundo día de Cortes era el momento en que el rey nombraba a unos representantes que se encargarían de negociar con los brazos, denominados tratadores, los cuales se colocaban en la sacristía. El monarca, normalmente, no volvía a las Cortes, por lo que era el Justicia de Aragón el que ocupaba su lugar. El Justicia va a encargar que pasen ante él todos los que se hayan sentido agraviados. Este hecho podía alargar las Cortes indefinidamente, por lo que se nombraban pequeñas comisiones para agilizar las resoluciones de greuges. En este segundo día se fijaba también el horario de las sesiones, los días de descanso y el número de miembros que iban a tener posibilidad de votar. Se elegirán unos representantes de cada brazo: diez eclesiásticos, doce nobles, veinticuatro caballeros y ocho para el caso de las universidades.

Tres etapas

En cuanto a la actividad de las Cortes podemos establecer tres etapas:

  1. Hay un primer periodo entre 1515 y 1592, la denominada experiencia autonomista. La monarquía solía convocar Cortes Generales con una frecuencia alternativa a lo largo de este periodo y, habitualmente, se convocaba en la villa de Monzón. En esta etapa se crean algunas de las instituciones más importantes del reino, como la Diputación del Reino, en 1519; la Real Audiencia, en 1528; o el Cronista de Aragón, en 1585.
  • En la segunda etapa vemos una intensificación absolutista (1592-1667). En 1592 se convocan las Cortes de Tarazona, tras las llamadas Alteraciones de Aragón, y donde se limitarán muchas de las libertades del Reino de Aragón. Termina aquí la unanimidad del brazo, otorgando más poder al rey, se limita la presentación de agravios y se elimina el carácter vitalicio del Justicia.
  • En la tercera etapa vemos una reactivación del parlamentarismo aragonés (1667-1702). Se van a convocar Cortes con el fin de defender la industria aragonesa frente a la amenaza del producto francés. Las últimas Cortes privativas del Reino de Aragón se convocarán en 1702, ya presididas por los Borbones.
Serie ‘Historia de Aragón’

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