La semana pasada nos hemos enterado de una de esas inquinas políticas, esas puñaladas palaciegas que, desde tiempos de Julio César y Bruto, los políticos acostumbran a darse de vez en cuando. Pues bien, en esta ocasión le ha tocado la china, entre otros, a la ministra de Igualdad, Irene Montero. No ha sido la única. Otros personajes del crepuscular Podemos, como Pablo Echenique, también se han quedado fuera de las listas electorales de la enésima marca con la que la extrema izquierda concurre a las elecciones con intención de esconder sus verdaderas siglas, algo que llevan intentando desde la caída de la Unión Soviética con aciago resultado.
Irene Montero
Centrándonos en el caso de Irene Montero, su paso por la política ha sido, cuanto menos, curioso. Desde luego, la tranquilidad gerencial, si es que su ministerio alguna vez ha tenido que gestionar algo, no ha sido la tónica dominante de su mandato. Se unió al partido en 2014 desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), algo muy meritorio para una persona que, como la cabecilla de esa organización, Ada Colau, jamás había firmado una hipoteca.
Pero, antes de su conversión en feministra, Montero alcanzó el puesto de portavoz del grupo parlamentario de Podemos, allá por 2017, con Rajoy aún en el poder, cuando su pareja y fundador del partido, Pablo Iglesias, desplazó a su particular León Trotsky, Íñigo Errejón, para darle el cargo. Al año siguiente ya se nos sumó al club de los hipotecados, y por la puerta grande, con la adquisición de una propiedad en Galapagar por 540.000 € a un tipo fijo del 1,50% el primer año y Euribor+1,25% a partir del segundo (vamos, que están hinchando a pagar intereses ahora mismo).
La ministra y sus amigas
Con las elecciones de noviembre de 2019 y el posterior pacto entre Sánchez e Iglesias, el denominado Pacto del abrazo, tras jurar y perjurar el presidente del gobierno que jamás pactaría con Podemos, se le entregó el recientemente creado Ministerio de Igualdad. Hay que decir, para la buena verdad, que un ministerio de esas características ya existía con el gobierno de Rodríguez Zapatero y que el Partido Popular, siempre del lado del mal, reconvirtió en una secretaría de Estado. Sin embargo, la directriz del nuevo ministerio estaba clara: mucha beligerancia contra la violencia de género y convertirse en el ministerio más ideológico y propagandístico de todo el gobierno.
Para este fin, Montero se rodeó de personas muy afines ideológicamente y que, al igual que ella, brillaban por su ausencia a la hora de haber gestionado cualquier presupuesto más allá de una comunidad de vecinos. Los casos de Rodríguez Pam, Beatriz Gimeno o Vicky Rosell (esta última no directamente dependiente del ministerio) resultan ejemplares. Con sueldos que superaban los 130.000 €, el ministerio emprendió varias campañas contra todo lo masculino, la gordofobia, la transfobia, la homofobia, relacionando cualquier caso de lo que fuera con los discursos de odio de la ultraderecha.
Fiestas y niñeras
Ahí tenemos el célebre caso del joven al que le infringieron, de forma voluntaria, unas heridas en el glúteo y se terminó inventando un ataque con personas encapuchadas a plena luz del día en un barrio, Malasaña, con calle donde apenas entra un coche en cada calle. La situación se saldó con la imputación de la persona que se inventó la agresión.
O la pijada de que alguien que se levanta 80.000€/año se tenga que llevar a los hijos al trabajo para visibilizar la maternidad, porque hasta ese momento nunca, nadie, jamás en la historia había tenido problemas de conciliación. Cualquiera que tenga un trabajo normal, con la más mínima responsabilidad, lo cual no es el caso, ni se le pasa por la cabeza llevarse unos niños pequeños a una oficina o centro laboral, porque no es su sitio.
O la celebración en pleno ministerio de su cumpleaños, tarta y banda incluidas, en febrero de 2020. Por cierto, apenas un mes antes de que el gobierno, conociendo ya los datos epidemiológicos de la COVID-19, llamara insistentemente a participar en la manifestación del 8-M, la particular procesión del Ministerio que intenta justificar su presupuesto anual, y a la que acudieron ministras socialistas con mascarilla y guantes.
Ley del sólo sí es (violadores a la calle)
Pero el hito fundamental de su paso por el Ministerio ha estado en las dos leyes redactadas y aprobadas durante su mandato: La Ley Orgánica de Garantía de la Identidad Sexual, la ley del sólo sí es sí, y la Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans y para la Garantía de los Derechos (LGTBI). En cuanto la primera, se nos quiso vender que, gracias a las dotes legislativas de Montero, la violación pasaba a estar penada en España por primera. Hasta su llegada al gobierno, las mujeres violadas tenían que soportar cómo sus agresores quedaban impunes. Pero llegó Irene Montero y le dio la vuelta a esto. Consecuencia: mil violadores beneficiados y más de cien directamente a la calle.
Bien es verdad, y todo hay que decirlo, que la culpa de esta situación no es de las ignorantes que presentaron esta ley, sino de los doscientos cinco diputados y pulsaron el voto SÍ aquel 25 de agosto de 2022, entre los cuales se cuentan Inés Arrimadas, Edmundo Bal y el resto de los diputados de Ciudadanos, muy preocupados últimamente con el auge del extremismo desde su posición (que Dios me perdone por utilizar aquí esta palabra) liberal. De Bildu, el Partido de los Negocios Vascos (PNV) o ERC directamente no comentamos nada. La ley se ha enmendado menos de doscientos días después, aunque las rebajas de condena ya deben ser aplicadas.
Ley trans
En cuanto a la segunda, lo más relevante es que únicamente bastará una declaración jurada de la persona y su posterior confirmación tres meses después en el Registro Civil para cambiarse de sexo. Ya no hará falta informe médico, psicológico o dos años de tratamiento para culminar la transición. Nada. Ahora basta con rellenar un papel. Aunque, bueno, aquí la Administración juega con la baza de no tener citas nunca para ningún trámite, por lo que algo que parece, aparentemente, sencillo, puede terminar convirtiéndose en una pesadilla. No es de extrañar que empecemos a ver a hombres cursando pruebas físicas (bomberos, policías, ejército, etc.) femeninas, más accesibles. Por no hablar de los eventos deportivos, algo de lo que en Estados Unidos ya están al cabo de la calle.
Pero su coronación definitiva antes de dejar el cargo ha llegado con la condena al pago de la insultante cifra de 18.000 € a Rafael Marcos, el padre del menor secuestrado por su madre y al que la policía rescató en pésimas condiciones. Decimos insultante porque, atendiendo al nivel de ingresos de la condenada y al daño causado (una ministra atribuyendo delitos a un ciudadano cualquiera), la cantidad clama al cielo. Por no hablar de que Montero no ha tenido que pagarse el abogado, ya que ha sido asistida por la Abogacía del Estado, pagada por todos los españoles, incluido el señor acusado falsamente.
Señora Montero, cierre al salir.
1 Comentario
España está hecha una M. Desde el año 1975. Ya no me importa nada de lo que pase aquí. La culpa es de todos los que alegremente han abrazado el wokismo y sus estupideces. Se veía venir, la filiocracia , la sacralizacion de la juventud y las boberias de jollibú. A la M. Todo. España está infantilizada. El español no se toma la vida en serio.