Saifedean Ammous, en Patrón Bitcoin, habla de los pagos en efectivo como aquellos que se llevan a cabo entre dos partes, inmediatos y finales, que no requieren un tercero para verificar la transacción a favor de alguna de las partes (Ammous 2018, 169). Bitcoin ha sido el primer sistema de pagos en hacer estos pagos de manera digital, sin que ambas personas estén presentes en ningún momento y sin un tercero para verificar, sino una prueba trabajo que los usuarios realizan a cambio de bitcoins. Consiguiendo que los pagos finales al mundo digital, Bitcoin ha creado el sistema de pagos finales más rápido del mundo (Ammous 2018, 207).
No obstante, aunque el Bitcoin pueda y vaya a mover muchas transacciones al mundo digital, no creo que vayan a ser todas. Estimo el surgimiento de un nuevo tipo de transacciones: pago en efectivo respaldado por Bitcoin. Desconozco si este mecanismo ya está puesto en marcha, pero me atrevería a decir que no tiene sentido que así sea hasta que el Bitcoin esté considerado dinero y este o los satoshis sean unidad de cuenta—es decir, el bien en el que los productores quieren que se les pague por sus bienes—. Algo similar a lo que propongo, se intentó con dispositivos con chips, similares a las tarjetas, para actuar como billetes con denominación en X Bitcoin (Benoliel 2018). Actualmente la empresa no produce esas tarjetas y tampoco sé si las ha llegado a producir. Pero esto, aunque un paso más hacia el aumento de dinerabilidad de Bitcoin, tampoco sería a lo que me refiero con pagar en efectivo respaldado por este.
El efectivo físico tiene ciertas ventajas sobre métodos de pago en efectivo digital, como los realizados típicamente por Bitcoin. En 2017, la Reserva Federal tuvo que enviar un jet lleno de efectivo porque el huracán María había destrozado los cajeros, dejado a muchos sin electricidad y también la imposibilidad de pagar con sus tarjetas de crédito (Levin 2017). Citando a Ryan McMaken (2017): “en un mundo sin efectivo, más nos vale rezar para no quedarnos nunca sin electricidad”. Este es un ejemplo de los problemas del dinero completamente digital. Como dice Dowd (2019):
“El dinero en efectivo es una forma muy eficaz de gestionar pequeñas transacciones. No tiene coste y es fácil de usar. Las transacciones en efectivo son inmediatas y flexibles. El efectivo es anónimo y, tradicionalmente, el anonimato que proporciona el efectivo se consideraba uno de sus mayores beneficios. El efectivo no necesita contraseña y, a diferencia de una cuenta bancaria, no se puede piratear. […] La utilidad del efectivo no depende de la tecnología que pueda fallar: la mayoría de nosotros hemos experimentado situaciones en las que tuvimos que recurrir al efectivo para pagar una factura en un restaurante después de una falla del sistema por parte de nuestro proveedor de tarjeta. Estos son los principales beneficios que se perderían si se aboliera el efectivo.”
El efectivo es muy útil y no tendría por qué desaparecer, aunque su valor se asentase en la redimibilidad con un activo digital como el Bitcoin. Podríamos perfectamente ver un sistema en el que el efectivo circulase junto a los pagos digitales, como es el caso actual, pero en vez de tener un dinero fiat no redimible por nada y respaldado principalmente por la tarjeta de “quedas libre de la cárcel por ahora” que proporciona, podría cambiarse por Bitcoin al intercambiarlo en un exchange. Al ir al cajero, podrías sacar billetes denominados en bitcoins o satoshis, los cuales se restarían de tu cartera y pasarían a la reserva del exchange, la cual los transferiría ante otro cliente que deposite el billete en su banco.
Además de los beneficios anteriormente mencionados, también supondría un respaldo para las posibles víctimas de la hiperbitcoinización: escenario en el cual el Bitcoin se vuelve dinero y algunos individuos que no se hubiesen hecho con él con anterioridad tendrían dificultades de hacerlo por problemas relacionados con el valor de este o accesibilidad tecnológica como el elevado coste de minar, por ejemplo.
Esto también dificultaría a posibles reguladores que forzasen la transparencia de la cartera de sus clientes a exchanges para poder solicitar el pago de impuestos por estos bienes. Los exchanges podrían ser quienes tuviesen gran parte del Bitcoin mientras que el resto circula en forma de efectivo. Esto sería la antítesis de posibles monedas digitales de los bancos centrales (CBDC por sus siglas en inglés).
Una posible crítica sería que los exchanges no aceptarían los billetes de otros exchanges por lo que nadie aceptaría billetes emitidos por exchanges que no fuesen el suyo y esto reduciría la liquidez intratemporal del Bitcoin. No obstante, esta crítica también se le hace a la banca libre por la emisión privada de moneda. Lo que vemos es que los bancos tienen incentivos a pactar entre ellos para aceptarse los billetes y así que cada banco aumente la liquidez de sus activos financieros (White 1999, 14–16). Pongamos que hay cuatro exchanges. Si Ex1 no aceptase el efectivo emitido por Ex2, pero este último se comprometiese con Ex3 y Ex4 a aceptar los suyos, la liquidez intratemporal de los billetes emitidos por estos tres aumentaría en contraposición con la de Ex1, clientes del cual solo podrían intercambiar billetes por bienes a la par con otros clientes de Ex1. Es decir, existirían los incentivos adecuados para esperar que, como ha sido el caso en todos los periodos de banca libre, los bancos—o exchanges en este caso—aceptasen los billetes de otros y se formasen cámaras de compensación interbancaria para saldar pagos entre ellos.
Bajo un patrón Bitcoin el efectivo aún podría jugar un papel relevante y espero que el uso de efectivo digital no suponga el fin del efectivo físico como algunos vaticinan, el cual sigue teniendo ventajas ante el primero.
Referencias
Ammous, Saifedean. 2018. Bitcoin Standard: The Decentralized Alternative to Central Banking. Hoboken, Estados Unidos: Wiley.
Benoliel, Micha. 2018. “These Smart Banknotes Could Bring Crypto To The Masses.” Hackernoon, enero 24, 2018.
Dowd, Kevin. 2019. “The War on Cash Is About Much More than Cash.” Economic Affairs 39: 391–99.
Levin, Jonathan. 2017. “New York Fed President Sent Puerto Rico a Jet Filled with Cash.” Bloomberg, octubre 9, 2017.
McMaken, Ryan. 2017. “In a Cashless World, You’d Better Pray the Power Never Goes Out.” Mises Wire, octubre 10, 2017.
White, Lawrence H. 1999. The Theory of Monetary Institutions. Maiden, Estados Unidos: Blackwell Publishers.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!