Con el rimbombante nombre de Educar para crear, el proyecto se ha puesto en marcha en Asturias y pretenden extenderlo al resto de España. Aterra escuchar a una de sus responsables decir que "hemos convertido a los niños en creadores". Si tenemos en cuenta el comportamiento de muchos de los autodenominados "creadores" españoles es para ponerse a temblar. ¿Acaso les están enseñando a insultar a quienes no defienden sus posturas políticas, a criminalizar a todo aquel que no comparta sus puntos de vista sobre propiedad intelectual y a pedir subvenciones sin ton ni son? En realidad no, en lo que les adoctrinan es en el mantenimiento del caduco modelo de negocio que todavía mantiene la industria cultural.
En este lavado de cerebro al que se somete a los estudiantes, no se respeta ni siquiera la copia privada, que está reconocida por la legislación y en la que se justifica el canon digital. Tras las sesiones de adoctrinamiento se les preguntó a los alumnos si les parecen correctas dichas copias, a lo que respondieron que "lo que tendría que ser es todo original" o "cd originales por favor, cd originales". Y todo ello con el apoyo del Gobierno a través del Ministerio de Cultura y en un futuro con el de Educación. Por supuesto, para garantizar el éxito de estas técnicas ideologizadoras, no se conforman con dirigirlas a los adolescentes, sino que ya trabajan también sobre las mentes de los alumnos de primaria.
Cedro, la BSA, NBC, Microsoft y demás entidades privadas implicadas en el proyecto tienen derecho a intentar convencer a todo el mundo de sus planteamientos. Pero lo que resulta escandaloso es que lo hagan con apoyo de una universidad pública y del Gobierno, así como que los colegios ofrezcan a los menores para participar en esas sesiones de adoctrinamiento. Se utilizan los impuestos de los ciudadanos para adoctrinar a los menores y difundir unas ideas que se presentan como verdades absolutas pero que tan sólo responden a unos intereses particulares. La propiedad intelectual dista mucho de ser algo indiscutible. De hecho, los recursos públicos utilizados en este proyecto salen también de las cuentas corrientes de quienes pensamos que la propiedad intelectual es una ficción que supone una restricción de la libertad.