No se conforman con denunciar a este último por el hecho de que les dé visitas (ellos no lo reconocen pero es la realidad), además viajan por el mundo quejándose de eso mismo. La secretaria general de la entidad de gestión de derechos de los editores de prensa diaria Copiepresse, Margaret Boribon, ha viajado a Madrid con tal fin.
Madame Boribon se ha lamentado en la capital de España de que los buscadores rompen con la tradicional relación entre el lector y el periódico. Según la jefaza de la SGAE de los periódicos belgas, los jóvenes toman como fuente de información el buscador a través del cual llegan a las páginas digitales del diario, no a este último. Eso puede ser cierto, pero la culpa no es de Google o en Yahoo. La responsabilidad es sobre todo de la propia prensa. Si un lector es incapaz de distinguir una cabecera de otra es que éstas han hecho mal su trabajo, al menos en lo que se refiere a Internet.
La tradicional relación entre lector y periódico, que también se da entre algunos diarios digitales o versiones on line de los tradicionales, se debe a que el primero encuentra en el segundo algo que le distinga de su competencia. Si una persona es incapaz de distinguir lo que lee en un sitio u otro, es que ambos se parecen demasiado y así no se puede producir una fidelidad hacia cualquiera de ellos. Cuando los productos se diferencian entre sí, se produce la fidelidad a unos y el rechazo a otros y las personas los distinguen de forma clara. ¿O acaso alguien piensa que alguien confundirá Libertad Digital con Público.es? Los lectores de uno no se fiarán del otro y viceversa.
Servicios como Google News o Yahoo Noticias, que es a lo que se refieren los señores de Copiepresse cuando hablan de "buscadores", suponen una gran oportunidad para los periódicos en Internet. Les redirigen una gran cantidad de tráfico y por tanto les generan un aumento de los ingresos por publicidad. Si no saben convertir esas visitas esporádicas en lectores permanentes el problema es suyo, no de unos servicios que resultan muy útiles a los internautas. Por tanto, es cada diario on line el que tiene que buscar una solución, mejorando su calidad o dando a los usuarios algo que no vayan a encontrar en la competencia.
Denuncias como las que presentaron contra Google o lamentos como el que han llevado a Madrid tan sólo demuestran que los editores belgas de periódicos no quieren evolucionar. Ellos, que deben estar pegados a la actualidad, no se enteran de cómo es ésta. Pretenden que el mundo se adapte a ello, en vez de adaptarse ellos al mundo. Hacen mal su trabajo y pretenden culpar a otros. Lo mismo que ocurre con tantos otros que viven del negocio de los derechos de autor.