El Papa Francisco o cómo, faltando a la verdad, se cae en la desesperanza
Abrir la puerta con sus palabras a una justificación -aunque sea indirecta- de regímenes liberticidas revela muy poca preocupación por la situación de su rebaño.
Abrir la puerta con sus palabras a una justificación -aunque sea indirecta- de regímenes liberticidas revela muy poca preocupación por la situación de su rebaño.
Pablo Iglesias hace tiempo que tiene un patrimonio que le sitúa en el grupo que su partido califica como «ricos».
El partido de la gente es igual que los demás: instituciones despiadadas que se van burocratizando y en las que una élite de imprescindibles, tras laminar a otros correligionarios, se hace con todo el
El adiós de Correa no supone el adiós del correísmo, ya que toda la maquinaria del Estado está ahora a disposición del candidato oficialista, Lenin Moreno.
El papa tenía en Venezuela un ejemplo palmario de un sistema económico que mata de hambre, priva de trabajo y favorece delincuencias.
La enorme expansión de los Estados en el último medio siglo sugiere que lo que va ganando no es el capitalismo sino una combinación de capitalismo y socialismo.
No creo que Raúl Castro haga nada. No ignora que la revolución fracasó, pero no tiene fuerzas ni ganas de enmendar el inmenso error cometido en 1959.
A la vanguardia populista se coloca un líder carismático, admirable, confiable e ilusionante, que canaliza los anhelos de la población desengañada.
¿Murió, súbitamente, de un paro cardiaco, agonizó durante varios días, o se ahogó por una obstrucción en la garganta, como se rumorea en La Habana?
El hecho es que Castro no era popular, y por popular quiero decir querido. Al menos por la gente de a pie. Ni allí ni aquí.