Parecería que el título del reciente libro de Rafa Latorre sobre Cataluña, Habrá que jurar que todo esto ha ocurrido, en La Esfera de los Libros, es demasiado largo o exagerado.
El pasado domingo la izquierda empezó a atisbar que quizá la función va llegando a su fin.
Un mundo muy fragmentado políticamente es uno de los pasos necesarios para la futura constitución de una sociedad anárquica.
Muerto el dictador, se generalizó el antifranquismo retrospectivo.
Lo importante es la salud de la sociedad y su libertad, no el modo en que se elige a un posible tirano.
Es curioso que hoy se vea perfectamente legítimo el cisma en la religión, pero sea considerado una aberración si se refiere al Estado.
Cada vez menos personas albergan la esperanza de que el mecanismo de partidos funcione para algo más que ganar las siguientes elecciones.
La victoria final fue para el poder de las llanuras cultivadas, no para los supuestos salvajes de las montañas.
El que su hijo sea libertario y haya estudiado a la Escuela Austriaca de Economía no excusa a Bolsonaro.
La política, más que ningún otro ámbito, es el reino del mal menor.