Fake news, la tumba del mass media
La dictadura de lo políticamente correcto no sólo se instala, sino que nace y se reproduce donde menos debiera.
La dictadura de lo políticamente correcto no sólo se instala, sino que nace y se reproduce donde menos debiera.
Los políticos se apuntan a la fantasía de que las cosas pueden ir bien e incluso mejor si se gasta más dinero de los contribuyentes.
Lo que llaman servicio público tan solo es el privilegio que el Estado concede a unos a costa del dinero arrebatado a los contribuyentes.
Que desde la política se tomen medidas para combatir la pobreza y la precariedad social es como poner a la zorra al mando del gallinero
La mujer puede mejorar sin necesidad de imponer cuotas arbitrarias o aplicar políticas que implican considerarla inferior al hombre.
Los diferentes gobiernos deberán aceptar que las aplicaciones de ridesharing son una realidad frente a la que no pueden luchar.
La escuela pública, lejos de proteger al protagonista, le hunde aún más.
Para los políticos, el recorte de la autonomía individual a cargo del Estado está bien, porque el Estado no puede abusar.
La prueba de que la renta básica no funciona está en que los que la defienden sólo la quieren como subsidio y se niegan a implementar impuestos negativos.
Conviene recordar siempre que los que instalan el infierno prometen primero el paraíso para todos.