De nuevo, Mises no comprendió a Menger IV: la escala de Mohs

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Hoy retomo esta serie en primer lugar para analizar si las escalas numéricas que utiliza Menger podrían interpretarse como escalas ordinales, de manera análoga a la escala de Mohs de dureza de los minerales. Y en segundo lugar haré una reflexión sobre la imposibilidad de explicar plenamente la planificación económica por parte de la teoría ordinal del valor.

La escala de Mohs es muy sencilla, ordena la dureza de los minerales de 1 a 10 de manera que el menos duro, el talco, tiene un valor uno y el más duro, el diamante, tiene un valor de 10.  La lógica de la escala de Mohs es que los minerales de mayor dureza pueden rayar a los de menor dureza, pero no al revés.  Esta escala no mide proporciones de dureza, es decir, la dureza no tiene por qué variar en la misma intensidad entre el mineral 1 y el 2, que entre el mineral 4 y 5.  No cabría, por tanto, hablar de proporciones.  Simplemente, un mineral es más duro que otro, nada más. Esta escala no nos dice cuánto más duro es uno que otro. Tampoco tendría sentido realizar operaciones de suma o resta aritmética con estos números.

La escala de Mohs

¿Podríamos interpretar las escalas de valores de Menger como ordinales aplicando la misma lógica que la escala de Mohs?  En mi opinión, rotundamente no.  Como ya hemos expuesto en las entregas anteriores de esta serie, Menger alude constantemente a expresiones como “la medida del valor”, “determinación cuantitativa de la importancia de una necesidad”, “el valor es una magnitud que puede medirse”, “diferencia del valor de los bienes y la medida de los mismos”, “la diferencia de la magnitud del valor”, “Diferencias de la magnitud de la significación de cada una de las satisfacciones de necesidades”, etc. No continúo enumerando expresiones de este tipo para no aburrir al lector. 

Aparte de las anteriores expresiones de carácter teórico, también hay otros pasajes donde Menger se pone manos a la obra con ejemplos prácticos realizando cálculos aritméticos sobre el valor como proporciones, sumas o restas. Ya comenté en entregas anteriores el ejemplo de las valoraciones cardinales de vacas y caballos por parte de los granjeros, y hoy traigo este otro pasaje donde Menger realiza cálculos sobre el valor de los bienes de orden superior:

Supongamos, para dar una expresión numérica a lo que venimos diciendo, que el valor previsible del producto disponible al cabo de un año equivale a 100 y que el valor de la disposición sobre la cantidad de los correspondientes bienes económicos de orden superior dentro del año (el valor de la utilización del capital) equivale a 10. Es claro entonces que en el momento actual el valor de la totalidad de las cantidades suplementarias de bienes de orden superior requeridas para la producción del mencionado producto, excluida la  utilización del capital correspondiente, no equivale para un sujeto económico a 100, sino sólo a 90. Si el valor de la utilización del capital fuera 15, entonces el otro valor sólo sería 85.

El valor que para cada uno de los individuos económicos concretos tienen los bienes es, como ya hemos dicho varias veces, la base principal de la formación del precio

Carl Menger. Principios de economía política, p 219.

No son magnitudes absolutas

Queda meridianamente claro que Menger habla de valores y no de precios, pues subraya que el valor de los bienes de orden superior que está calculando es la base para la formación del precio.

No debemos caer en el error de pensar que por esas expresiones numéricas de 100, 85 o 90 Menger se está refiriendo a magnitudes absolutas. Como en el ejemplo de las vacas y los caballos, las valoraciones las hacemos en términos de unos bienes con respecto a otros. Igual que la distancia la cuantificamos de una cosa, la distancia a medir, con respecto a otra que utilizamos para cuantificarla (pasos, pies, metros, etc).

Para medir, solemos utilizar como referencia el valor marginal que, en un momento concreto, para nosotros tiene el dinero. Y de nuevo, medir el valor en términos de dinero en absoluto implica que estemos hablando de precios.  Si yo voy a un mercadillo y tengo en mente que la camisa que quiero comprar vale 100 unidades monetarias para mi, solo estaré dispuesto a comprarla por 99 unidades o menos.  Es decir, para mí el valor es 100, y el precio será el más bajo posible, inferior a 99.  Podría ser 80, 20 o incluso 5, el precio más bajo posible que consiga negociar con el vendedor.

¿Era Menger cardinalista?

Para concluir con el artículo de hoy, quisiera hacer una reflexión al margen de la discusión de si Menger es cardinalista o no. Y es que no resulta concebible que podamos planificar nuestra actividad previsora sin tener, como afirma Mises, la menor noción de la diferencia de la magnitud de valor que otorgamos a cada uno de nuestros fines o necesidades.

En este sentido, también me gustaría hacer referencia al argumento de Carlos Bondone, que es quien ha inspirado todos mis artículos sobre la medida del valor. Hasta donde yo llego a entender, Bondone sostiene que sólo es medible el valor que se refleja en los bienes, pero no sería medible el valor de satisfacer necesidades. Humildemente, creo que el mismo argumento podría servir para medir la importancia de la satisfacción de necesidades, pues estamos hablando en todo caso de la misma magnitud. Tal y como explica Menger, el valor es la importancia que asignamos a nuestras necesidades que luego proyectamos en los bienes.

Si Crusoe tiene más de una necesidad, ¿cómo consigue distribuir los recursos y esfuerzo que dedica a satisfacer unas necesidades u otras? En un primer momento, e independientemente de que posteriormente pueda reajustar o no, Crusoe planifica. Sabemos que no actúa como un Ñu, que simplemente satisface la necesidad que más le urge instintivamente y, una vez satisfecha, pasa a la siguiente. No, Crusoe planifica de cara al futuro y esto sin duda lo deja muy claro el propio Mises. Planifica su necesidad de escapar de la isla, su necesidad de comer, de beber, intenta procurarse de remedios para eventuales heridas o enfermedades que pudieran surgir, etc.

Precisión y cardinalidad

Según Mises, Crusoe no podría determinar mayores cantidades concretas de recursos y esfuerzo a una necesidad que a otra porque es imposible que pueda calcular diferencias en la importancia de estas necesidades.  Cualquier plan que haga se limitaría a dedicar algo más de recursos a una necesidad que a otra por orden de importancia, pero la argumentación de Mises conduce irremediablemente a que ese “algo más” sólo podría ser arbitrario o especulativo aunque él no lo afirme expresamente, y es más que evidente que esto no es así.

Que si Crusoe dedica aproximadamente 5 veces más esfuerzo a buscar comida que a buscar agua, pues con toda seguridad será porque para él el valor de la comida es más o menos 5 veces superior al del agua en función de su estimación cuantitativa, más o menos precisa o acertada, de las cantidades necesitadas y disponibles de agua y comida.

Quiero subrayar que “5 veces superior” no tiene por qué ser una cuantificación exacta.  La inexactitud en absoluto niega la cardinalidad. Por poner un ejemplo, cuantificar una distancia en pasos es una cuantificación cardinal, incluso aunque se cuantifique de un vistazo sin ni siquiera molestarse en recorrer la distancia contando los pasos.  Recordemos que el argumento de Mises no es que no se pueda cuantificar por un problema de inexactitud o imprecisión.

La posición de Mises

No, Mises niega de manera tajante y rotunda cualquier posibilidad de cuantificación proporcional o aritmética del valor o la realización de cualquier cálculo, y lo hace en numerosas ocasiones a lo largo de su obra. A continuación cito uno de sus pasajes más claros y contundentes en ese sentido:

En la esfera del valor y las valoraciones no hay operaciones aritméticas; en el terreno de los valores no existe el cálculo ni nada que se le asemeje.

Ludwig von Mises. La acción humana. p 146.

En definitiva, una teoría que no es capaz de explicar bien la realidad, no es una buena teoría. Y la teoría ordinal del valor de Mises es incapaz de explicar por qué Crusoe decide asignar y distribuir cantidades específicas de recursos o esfuerzo a cada necesidad en proporción a su importancia.

Bibliografía
Serie De nuevo, Mises no comprendió a Menger

(I) Ordinal vs. cardinal

(II) Tampoco Hayek

(III) Unidad de medida

Serie Mises no comprendió a Menger

IIIIIIIV

juandemariana
Author: juandemariana

8 comentarios

    1. Por mi parte estaría encantado de saber que es exactamente lo que no estoy entendiendo.

      En la teoría estrictamente ordinal de Mises, no veo como Crusoe podría, si así lo decide, establecer deliberadamente una planificación en la que establece de antemano CUANTO más dedica a satisfacer un fin u otro, si según Mises no es posible cuantificar la diferencia de importancia (valor) entre unos fines y otros.

        1. Muchas gracias. Creo que todas estas cuestiones sobre el valor son muy interesantes, y tienen una relevancia enorme en la práctica (no son debates meramente académicos).

  1. Me gustaría recomendar la lectura del resumen de la historia de la VEREIN FUR SOCIALPOLITIK que Jörg Guido Hulsmann desarrolla brevemente en dos concretos bloques de páginas, en las pp. 119-125 y 195-205 de su biografía de Mises:
    https://mises.org/library/book/mises-last-knight-liberalism

    En el primer bloque, que se encuentra dentro del apartado METHODENSTREIT, se muestra la fundación de la Verein bajo la influencia de Gustav Schmoller [1838-1917; líder de la generación “joven” de la escuela historicista alemana de economía] con el objetivo explícito de promover políticas de bienestar para el nuevo Estado alemán recientemente centralizado/anexionado por Prusia. Schmoller y la Younger Historical School, yendo más allá del sano escepticismo sobre las abstracciones teóricas (que caracterizó los trabajos de previos economistas alemanes), NEGÓ la mera posibilidad de existencia de ninguna ley social universal (según ellos, solo existirían regularidades dependientes del contexto). En consonancia con esto, Schmoller abogó por un relativismo radical y un positivismo jurídico radical también, las doctrinas más útiles para justificar su creencia en y su adoración del gobierno omnipotente.

    Por su parte, Carl Menger [1840-1921], al margen de la Verein, en Austria, con su segundo libro (“Untersuchungen über die Methode der Socialwissenschaften und der politischen Oekonomie insbesondere” de 1883), en defensa del método utilizado en su primer libro “Grundsatze der Volkswirthschaftslehre” de 1871, origen de la revolución marginal-subjetivista, aún en marcha, insistió en que las leyes económicas que él había discutido eran leyes “exactas” de la realidad (y que por otra parte los métodos de investigación histórica como tales eran incapaces de descubrir dichas leyes), ofendiendo las sensibilidades historicistas del poder académico establecido en las estatalizadas universidades prusianas [1], que trataron de desacreditar y estigmatizar a Menger como “austriaco” y manchesteriano.

    Por su parte, algunos alemanes como Max Weber y otros, participaban en la Verein por su importancia, pero estaban en desacuerdo con los ciegos prejuicios pro-gobierno de la Verein, y aunque estaban en minoría, chocaban de continuo sobre la cuestión de la prueba científica en materias de política [2].

    En el segundo bloque de páginas se explica el congreso o reunión clave de la Verein que se celebró en Viena en 1909 (en la que se supone que debió asistir Mises en tanto que alumno de Philippovich, siendo además la primera reunión de la Verein en que se trataba algún punto teórico), en la que se discutía sobre las empresas municipalizadas y la posibilidad de medir la productividad de una economía nacional. Subyacía la realidad práctica de que para poder disponer de alguna guía real en las políticas públicas se requiere poder distinguir si un estado de cosas económico es –o ha resultado– mejor o peor que otro.
    La justificación corriente para la intervención coactiva subraya la distinción entre rentabilidad y productividad. Pero… incluso desde un punto de vista más amplio, digámosle “social”, era entonces necesario crucial poder juzgar cualquier decisión sobre el uso de los recursos escasos de la sociedad en términos de su “productividad”. Pero la pregunta es ¿existe algo parecido a un criterio objetivo para distinguir un uso de recursos más o menos productivo?
    Philippovich sentía que la integridad científica requería una clarificación sobre este punto teórico tan importante y organizó un debate sobre ello, con sesiones plenarias con participación de él mismo y de su colega Wieser. Philippovich en su exposición evadió el punto central de la posibilidad de medición y lo mismo hizo Wieser en la suya, aunque subyacía la idea de que los ‘precios dinerarios’ podían ser usados como vara de medir en relación a la productividad de la economía, o al menos en relación a cambios temporales de la misma (existiría, según él, algo así como un ‘valor natural’ de un bien económico que, sin embargo, no estaría ligado a ningún individuo ni mercado en concreto; pero nótese que todo ello presupone que sería posible analizar y cuantificar alteraciones en la vara de medir misma, o sea, cambios en el valor del dinero).

    Cuando Wieser acabó su exposición, los primeros comentarios vinieron de Herkner y Knapp, campeones de la visón tradicional, que consideraron la noción de productividad nacional generalmente coherente, aunque era complicado darle un significado operacional. Y entonces vino lo que Mises más tarde denominó “aquel intercambio de argumentos en que por primera vez dentro de la Verein, fue fervientemente atacada la amalgamación o mezcla incestuosa de los puntos de vista teórico-económico y ético-político.” Werner Sombart (pese a pertenecer a la Younger Historical School) lideró el ataque, negando que el concepto de productividad nacional fuera útil para la investigación científica. Entonces Gottl-Ottlilienfeld argumentó, en la misma dirección, que la misma noción de productividad nacional no tiene correlación en el mundo real. Y finalmente Max Weber, conocido por su ideal de investigación científica libre de valores (distinguiendo estrictamente entre el ser y el deber ser), argumentó que no es posible hablar de una manera objetiva de la productividad de un agregado de seres humano, que la misma noción de productividad nacional tiene un carácter normativo en vez de descriptivo (y consecuentemente no tiene lugar en la ciencia económica y debería ser tirada al cubo de basura –donde pertenece–).
    Aunque entre los socialistas de cátedra (o del sillón) de la Verein, como se dice popularmente, no había ‘nada que hacer’ (y por ello Max Weber y otros se apartaron y fundaron otra asociación, la German Sociological Association), a partir de la reunión de Viena de 1909 la causa de Schmoller y Philippovich estaba acabada. Habían fallado a la hora de captar los corazones de las nuevas generaciones.

    ANEXO: Biografías en Wikipedia:
    De Schmoller: https://es.wikipedia.org/wiki/Gustav_von_Schmoller#Bibliograf%C3%ADa
    De Menger: https://es.wikipedia.org/wiki/Carl_Menger
    NOTA.- Lo que dice Wikipedia de equimarginalidad en relación a Menger, con referencia al manual de Ekelund y Hebert está manifiestamente MAL. Estos autores hacen una lectura apresurada de Menger siguiendo acríticamente los presupuestos main-stream. Para tener una visión correcta conviene leer tanto a Mises “Human Action, como sobre todo la Guía de Estudio de Jeremie Rostan (que es mucho más que una simple guía de estudio): https://cdn.mises.org/Principles%20of%20Economics%20Study%20Guide_2.pdf y en concreto el capítulo de la Teoría del valor, páginas 28-59 de dicha Guía, en que corrige las dos Tablas en que aparecen números cardinales, resultando así mucho más coherente con lo que el mismo Menger dice y explica en el texto que las acompaña.

    ______________________________________
    [1] Fundadas por Wilhem Von Humboldt bajo Bismarck, pero que por aquel entonces estaban ya bajo la influencia política del schmollerita Friedrich Althoff, funcionario del ministerio de Educación, que controlaba totalmente la dotación de plazas de profesor, y que presumía de excluir a cualquier economista “austriaco” o incluso clásico.
    [2] Sin embargo, no consiguieron reconvertir a la Verein en una institución meramente académica hasta después de la Primera Guerra Mundial. Ver la página 663 sobre la influencia que tuvo en ello el libro de Mises ‘Socialismo’ de 1920.

  2. Independientemente de que podamos estar más o menos de acuerdo, muchas gracias por el comentario y por tu tiempo.

    La guía de Jeremie Rostan, como bien dices es mucho más que una simple guía porque no pretende exponer el pensamiento de Menger tal cual lo pretende expresar Menger, ni tampoco desarrollar siempre las explicaciones intentando seguir su misma linea, sino que cuando no está de acuerdo con Menger, lo cuestiona y corrije . Es decir, es también una crítica y un cuestionamiento de Menger. Y ojo, me parece muy bien que se cuestione a Menger.

    Que es un cuestionamiento o crítica está muy claro porque ya lo advierte Rostan en el mismísmo prólogo: “It is also true that Menger’s book needed developments, and even corrections. –In what follows, we also indicate such insufficiencies”. Esto se ve claramente en el desarrollo de la guía porque cuando corrije a Menger no dice “Menger en realidad quiso decir esto”. No, Rostan dice: Menger dijo “X”, y “X” esta mal, y yo propongo “Y” como alternativa. Por ejemplo:

    “(iii) The figures down each good designate the importance that additional units of it have to their possessor. They are diminishing, because, ceteris
    paribus, the larger the supply of a good, the less important the least important concrete need that it provides for. But it is nonsensical to say, as Menger does, that a xth unit of a good has “twice the importance” of the yth unit of the same,

    (iv) It is also nonsensical to say that a first horse is “as important as” a first cow to A. Quantities of different goods cannot be subjectively equivalent to an economizing individual.
    [..]
    Modified so as to consist of purely ordinal numbers designating exclusive ranks, this summary scale would look, e.g., like Table 6. And once integrated, it would look, e.g., like Table 7.”

    Es decir. Rostan interpreta que Menger trabaja cardinalmente (en eso estoy de acuerdo), tanto en la tabla que comentas tú como en las tablas de las vacas y caballos, y como cree que eso es un error, pues presenta su alternativa ordinal a todas esas tablas.

    Con respecto a la cardinalidad de Menger, es crucial tener en cuenta que Menger presenció en vida y en activo el debate entre Bohm Bawerk y Cuhel. Bohm Bawerk murió en 1904 cuando aun Menger estaba en plena activdidad. Pues bien, en la segunda edición de principios no modificó ni un ápice los números de las tablas ni ninguno de los comentarios al respecto sobre magnitudes relativas y demás. Especialmente si Menger realmente quería expresar ordinalidad y su ilustración numérica resultó ser desafortunada. Creo que si ese hubiera sido el caso, sin ninguna duda Menger habría corregido las tablas para dejar clara su planteamiento ordinal. Es decir, si no las corrigió es claramente porque su planteamiento era cardinal, como queda clarísimo si realizas una lectura honesta de Menger en sus propios términos (sin las gafas de Mises).

    Menger es perfectamente coherente si dejas a un lado el prejuicio ordinal. Solo te parece incoherente si rechazas una visión cardinal (siempre relativa y subjeitva) del valor.

    Sobre lo demás que comentas, no veo que hablar sobre magnitudes “absolutas” u “objetivas” tenga absolutamente nada que ver con la interpretación cardinal de Menger o con el planteamiento cardinal de Bohm Bawerk. Me temo que eso sería atacar un hombre de paja porque en el caso de Menger se habla siempre de magintudes relativas, subjetivas e inconstantes. El ejemplo de las vacas y caballos es meridianamente claro:

    1. Relatividad: Se mide el valor de los caballos en términos de vacas y viceversa.
    2. Subjetividad: Cada granjero tiene su propia valoración según sus preferencias y circunstancias
    3. Inconstancia: Despues de cada intercambio, las valoraciones de ambos granjeros cambian

  3. A mi modo de ver el ordinalismo es una visión posterior a Menger y Bohm Bawerk. Si los lees en sus propios términos no hay por qué interpretar ordinalidad. El ordinalismo fue un desarrollo posterior liderado por Franz Cuhel.

    Para mi es un desarrollo equivocado, pero lógicamente el equivocado puedo ser yo (y Menger junto con sus discípulos directos). Lo que si tengo claro es que el planteamiento estrictamente ordinal no surge de Menger ni de sus discícuplos directos. Tanto B. Bawerk, como Wieser y Sax eran todos cardinalistas.

    Así que lo HONESTO intelectualmente por parte de los ordinalistas sería criticar con valentía a Menger, y corregirlo allá donde se considere necesario (como muy bien hace Rostan), y no retorcer y distorsionar a Menger para deshonestamente llevarlo a que parezca que apoya la tesis ordinalista.

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