Gracias a la influencia de Juan Bautista Alberdi, Argentina creció espectacularmente desde mediados del siglo XIX hasta alcanzar una prosperidad semejante a la de Estados Unidos de América en menos de un siglo. Allí se fundó el primer Metro, antes que en Norteamérica. Su moneda era firme y aceptada en todo el mundo. No se necesitaba una dolarización. Un siglo de crecimiento y desarrollo que se perdió con la llegada del populista izquierdista Juan Domingo Perón en 1946.
¿Cuáles eran las ideas de Alberdi? Muy simple, aplicar liberalismo económico. Es decir, dejar que la gente gozara de libertad completa para establecer negocios de todo tipo sin que el gobierno interfiriera. Algunos se dedicaron a la ganadería, otros a la agricultura, a la industria, al comercio, etc. No necesitaban pedir permiso al gobierno y podían vender su producción a donde más les convenía. Exportaban productos a todo el mundo y atrajeron las mejores inteligencias para sus escuelas y universidades. Pero algo falló, el edificio se les cayó y es la hora que todavía no saben dónde estuvo el error.
Entregar la educación a Karl Marx
Los argentinos no llegaron a entender que su prosperidad descansaba en la filosofía de la libertad, se embriagaron de riqueza pensando que ya nada los detendría. Fundamentalmente, se olvidaron de promover y cuidar que la cultura liberal fuera abrazada fuertemente por cada hombre, mujer, joven y niño argentino. Creían que bastaba con saber hacer dinero, tener empresas exitosas y disfrutar de una buena economía; terrible error.
Es más, construyeron un sistema de escuelas públicas, subsidiadas con impuestos, y dejaron que allí, naturalmente, se enquistaran los marxistas, izquierdistas, socialistas, fascistas, comunistas y hasta nazis. Todos éstos, naturalmente, se apropiaron de las instituciones y recursos del erario para hacerse amos y señores de su línea de pensamiento.
Reemplazaron a los que pensaban como Alberdi y desde entonces se convirtieron en adoradores de Carlos Marx, Lenin, Mao, Stalin, Che Guevara, Domingo Perón, y otros. Con esta cultura izquierdista los llevó a denostar, denigrar, expulsar y hasta asesinar a liberales, empresarios, banqueros, hombres de negocios, inversionistas y todo lo que sonara a capitalismo o liberalismo.
Javier Milei
La izquierda peronista engañó a todo un pueblo con su falso discurso de los “empresarios explotadores”, de los “ricos malditos culpables de las desigualdades”. Esa izquierda engañó y ofreció que si le daban el poder a Juan Domingo Perón, todos los argentinos serían más felices en virtud de que Perón sería como un padre que cuida a sus hijos; acabaría con la desigualdad, se preocuparía por darles de comer a todos, les proveería de habitación salud, diversión, etc. Y sólo necesitaba que le dieran todo el poder al gobierno para manejar la economía, la salud, la educación, el Banco Central, etc. Los argentinos creyeron y así se pusieron la soga al cuello, cayeron en la trampa. Ahora no tienen ni salud, ni educación, ni felicidad. Su PIB per cápita ya cercano al de Venezuela, Cuba o Bolivia. Los peores en la escala internacional.
Después de muchos años en un ambiente de miseria maldita e innecesaria, surge una esperanza con un líder libertario que puede llegar a la presidencia: Javier Milei. En efecto, Milei representa el resurgimiento del pensamiento de Juan Bautista Alberdi y de grandes intelectuales como Ludwig von Mises, Friedrich von Hayek, Milton Friedman, Murray Rothbard y otros de la Escuela Austriaca de Economía. Veamos algunas de sus ideas.
Dolarización
Javier Milei propone dolarizar la economía Argentina. Los gobiernos han usado el Banco Central para imprimir millones de pesos argentinos para financiar locuras, obras faraónicas de dudoso beneficio y programas sociales: aeropuertos, palacios de gobierno, carreteras, regalan dinero a los ancianos, a los estudiantes, a las madres solteras, etc. Programas populistas que parecen buenos, pero que destruyen al país que las aplica.
Milei quiere quitarle al gobierno el poder de imprimir dinero argentino porque así evitaría inflaciones, que hoy rebasan el cien por ciento. Propone al dólar porque es moneda que ninguna empresa argentina podría producirlo, tiene aceptación mundial, lo que favorecería el comercio internacional de Argentina y, aunque también sufre devaluación debido a gobiernos irresponsables de USA, no se compara con las devaluaciones de los gobiernos que ha tenido Argentina. La tasa de cambio ya no se dictará en el gobierno, se resolverá en el mercado de divisas. El gobierno dejará de asumir la responsabilidad de proveer de dólares al comercio, industria y turismo. Quien necesite dólares los conseguirá en el mercado de divisas, en la calle. Para esto, en argentina se decretará la libre circulación del dólar u otras monedas, como la libra esterlina, los euros o los yenes. La gente podrá elegir la moneda a su gusto y conveniencia.
El apoyo de la Reserva Federal
Si Javier Milei contara con el apoyo del gobierno norteamericano, éste podrá ordenar imprimir una cantidad de dólares suficiente para hacer la conversión al tipo de cambio real del momento. Se anunciaría que la gente haga el cambio en los bancos en un plazo de una semana, por ejemplo. Cumplido el plazo quedarían sin valor los pesos argentinos. Ahora bien, todos los billetes argentinos capturados por el cambio deben ser destruidos, incinerados. Nótese que, aunque el gobierno de USA haya mandado a imprimir una gran cantidad de dólares para la conversión, no tendría efectos distorsionantes en USA ni en Argentina porque no aumenta la masa monetaria de estos países. Por esa cantidad enorme de dólares que recibiría Argentina, solo pagaría por el papel y la tinta, pues no estaría adquiriendo deuda.
En realidad, no es tan necesario desplazar al peso argentino. Pero es mejor porque el dólar tiene aceptación mundial, el peso argentino solo en Argentina. No es tan necesario si ya se ha adoptado la política monetaria de mantener la masa de dinero sin variación. La imprenta puede funcionar sólo para restituir billetes deteriorados o para compactación de dinero o para fraccionar billetes. Pero se debe tener cerca el incinerador. Con masa monetaria fija, libre circulación del dólar y tasa de cambio por oferta y demanda se vería una pronta fortaleza del peso argentino.
Cheque escolar
La idea es que el gobierno elimine el sistema de subsidio directo a escuelas y universidades públicas. Se trata de que las instituciones aprendan a vivir del cliente, no del gobierno. Temporalmente, el presupuesto educativo no tendría variación, pero se daría al alumno mediante un voucher o cheque intransferible para que pague en la escuela pública donde estudia.
En un primer momento, la escuela recibe la misma cantidad de dinero, pero la recibe de manos del alumnado. Con el tiempo y buena labor, las escuelas podrán recibir más vouchers si elevan su prestigio y los profesores podrán recibir mejores sueldos. Este proyecto implica darle autonomía a las instituciones educativas. El personal docente decidiría sus propios sueldos y administrará mejor los recursos, a fin de ganar más clientes. Por supuesto, si una escuela no es capaz de dar buen servicio, se enfrentaría al abandono del estudiante, quien se cambiaría, con su cheque en mano, a otra escuela.
En efecto, se trata de convertir a las escuelas existentes en escuelas competitivas, de hacer que universidad pública trabaje como si fuera privada para que ponga atención e interés en sus alumnos, pero con la ventaja de tomar decisiones sin intervención del Estado. Es un plan avanzado y lo mejor que se haya escuchado en el mundo.
Salud y burocracia
El mismo sistema de vouchers se puede aplicar en las clínicas y hospitales del gobierno. El cliente o enfermo paga por el servicio que recibe y luego el enfermo se lo cobra al gobierno. Sin embargo, la idea de más fondo es separar salud y seguro. Es decir, el ciudadano paga por un seguro y si se enferma, el seguro cubre el gasto. Y mejor aún si los hospitales del gobierno son vendidos a los médicos que allí laboran.
Milei piensa reducir drásticamente el tamaño de la burocracia estatal. Hoy día esa enorme burocracia no deja desarrollar al país porque consume una cantidad bestial de recursos. Milei solo dejará tres o cuatro ministerios y el resto del personal tendrá que dedicarse a actividades productivas en lugar de vivir del erario.
Impuestos y gasto público
Milei considera que los impuestos son un robo legalizado. Empezará por aplicar la política de “impuesto cero” a las ganancias de las empresas, es mejor que inviertan y generen nuevas fuentes de trabajo. Significa que Argentina volverá a ser la tierra de oportunidades. Surgirán empresas donde los burócratas desplazados tendrán mejores ingresos que los actuales.
El gobierno no tendrá qué gastar tanto en virtud que no necesitará subsidiar empresas inútiles, ni organismos burocráticos parasitarios. Milei piensa que el gobierno debe reformar todo para que únicamente se dedique a cuidar que no haya asesinatos, ni robos, ni extorsiones y hacer justicia en su caso. Para tal efecto, la cantidad de impuestos será cada vez menores. Es la revolución libertaria que Argentina necesita.
Ver también
Maradona, el asado y la libertad. (Alfredo Reguera).
Javier Milei, el economista argentino que puede convertirse en el primer presidente libertario de la historia moderna. (Michael Peterson).
Javier Milei, un libertario camino de ser presidente de Argentina. (Santiago Dussan).
Javier Milei y la bandera de libertad. (Mateo Rosales).
¿Es Milei el milagro económico que necesita Argentina? (Fernando Vicente).
Milei, la opción liberal. (Mateo Rosales).
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