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El negocio del Software Libre (VII): el intérprete o transductor

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A veces escucho a alumnos o a otros nuevos programadores decir que es más fácil encontrar la solución a problemas o cómo cubrir una necesidad con GNU/Linux que con otros sistemas operativos.

A otros desarrolladores, más experimentados, esto no sorprende. Todos dan por hecho que la comunidad del Software Libre es más activa a la hora de escribir en blogs y responder en foros como StackOverflow.

¿Y por qué hay tantos artículos sobre vi, Emacs o GNU/Linux? ¿Qué lleva a una persona a leer la documentación de un comando, una función o un paquete y volver a escribir sobre ese tema, si ya existe una documentación oficial?

El intérprete o transductor en la programación

Una de las grandes aportaciones de Jesús G. Maestro a la crítica literaria es volver a poner en el foco de estudio al ser humano, al sujeto operatorio. A través de su canal de Youtube y de sus libros, no sólo difunde su interpretación de la literatura, sino que difunde la metodología desarrollada para hacerlo.

Cualquier persona que se identifica con la Escuela Austríaca sabe que más importante que el análisis es la metodología. Sin metodología, realizar un el análisis es equivalente al burro que toca la flauta. Si acierta, es por casualidad. Y una de las grandes aportaciones de Jesús G. Maestro es la división de los cuatro materiales de la literatura:

  • El autor
  • La obra
  • El lector
  • El intérprete o transductor

Como vemos, de los cuatro materiales de estudio, tres son seres humanos. Cuando estudiábamos literatura en la escuela, generalmente nos hablaban de la obra, algo menos del autor, pero, al menos, yo, nunca había escuchado como objeto de estudio ni al lector, que interpreta para sí mismo, ni al intérprete o transductor, que interpreta para los demás, como objeto de estudio. Siendo de vital importancia. ¿Para qué escribe un autor una obra si no es para que haya otros seres humanos que la lean y la interpreten?

Los materiales de la documentación técnica

En la documentación técnica, mutatis mutandis, podríamos decir que también nos encontramos con esos cuatro materiales:

  • El autor que escribe la documentación
  • La documentación
  • El usuario que lee la documentación
  • El intérprete o transductor que interpreta para los demás esa documentación

Cualquier lenguaje, programa o sistema, sea libre o no, tiene documentación y autor o autores que la han escrito. Un proyecto de software que no tiene documentación no es un proyecto completo y está condenado al fracaso.

Los usuarios pueden ser más o menos, pero cuando se comprueba que un proyecto ha triunfado es cuando tiene intérpretes, traductores y transductores.

Desbordando la documentación

Si en un blog o un canal de Youtube se hacen eco de un proyecto, lo explican y explican su uso a otros usuarios, significa que ese youtuber o blogger lo ha considerado lo suficientemente bueno como para dedicarle varias horas de su vida a usarlo, estudiarlo, interpretarlo y exponerlo al público. Y, no menos importante, ha considerado que ese proyecto es interesante para su cliente, el lector de su blog o el suscriptor de su canal.

Y, quizá, para otro cliente, el posible contratador.

Pero, además, ese generador de contenidos para poder competir con la documentación oficial, debe aportar valor añadido. Y es ahí, cuando se convierte en intérprete, ya que no sólo debe leer la documentación e interpretarla para sí mismo, sino para los demás. Y proyectarla aportando valor para captar usuarios.

Muchas veces, el escribir un blog se limita a tomar unas notas que un usuario usa, en principio, para sí mismo. Usa determinadas funcionalidades de un sistema o un lenguaje y las apunta para tenerlas todas juntas y poder encontrarlas más fácilmente cuando las necesite.

Pero esto lo podría hacer anotándoselas en ficheros en su propio equipo. O haciendo snippets para su editor de texto. Pero si lo comparte, está ofreciendo la oportunidad a otros usuarios de aprovechar ese esfuerzo. La comunidad del Software Libre tiene tan interiorizado que, al buscar una necesidad, encuentra la solución que, de forma espontánea, cuando hace un trabajo para si, lo comparte al procomún. Aunque no sea buscando un lucro directo.

La profesionalización del intérprete

Pero también puede que busque un lucro. Porque está muy bien compartir el trabajo propio, pero si el autor de ese blog obtiene, o puede obtener, algún tipo de beneficio, aumentan sus motivaciones para realizar un mejor trabajo.

Con un blog es muy difícil ganar dinero. Hacen falta muchísimas visitas y los pagos son realmente bajos. Algo más fácil es ganar dinero con un canal de Youtube, pero también requiere muchos más conocimientos, no sólo sobre el tema a tratar en el canal, sino sobre edición de imágenes, vídeo, audio… además, la mayoría de los canales de Youtube no monetizan, por lo que sus autores no cobran nada.

Pese a todo, la producción de contenidos, tanto de texto como de vídeo, es enorme. Y muchos blogs y canales de Youtube con una calidad extraordinaria, con un ímprobo trabajo detrás. ¿Y por qué ocurre esto?

Aquí no hay una única respuesta, cada autor tiene sus motivaciones subjetivas, pero llevo tiempo observando tres patrones de conducta que se repiten continuamente:

Primero, el usuario empieza a compartir contenidos por la inercia de ver cómo otros usuarios más experimentados que él, comparten sus conocimientos.

Después, al formar parte de la comunidad, y recibir comentarios, apoyo y reconocimiento de la comunidad, le hace desarrollar más y mejores contenidos, no sólo aportando anotaciones sino conjugándolas con otras experiencias, como es el uso combinado de distintas tecnologías.

Por último, porque recibe mejores ofertas de trabajo.

El intérprete como profesional

Una empresa sólo funciona si tiene buenos profesionales. Trabajadores que ofrecen a los clientes lo que estos demandan. Cualquier persona que tiene vocación de servir a los demás, es un trabajador mucho más rentable, independientemente de sus conocimientos, que un ser humano cuya fatal arrogancia le lleva a ofrecer únicamente lo que él considera válido, por muchos conocimientos que tenga.

Si combinamos que una persona tiene altos conocimientos y los demuestra en cada uno de sus contenidos y, además, tiene la humildad de escuchar a su público para ofrecerles lo que le están pidiendo, y realiza el esfuerzo necesario para satisfacer las demandas de su público, es una combinación excepcional para ofrecer en el mercado laboral.

Y, mejor aún, en un sector como es el tecnológico, donde hay una altísima demanda de trabajadores, no tiene que ofrecerse a las empresas, sino que son los reclutadores de esas empresas las que van a contactar con él. Obligando al reclutador a que la oferta que realice sea lo suficientemente jugosa como para que ese intérprete o transductor, que ya ha demostrado previamente su valía, le haga caso.

Una oferta que, por muy alta que sea, es una apuesta con muchas mayores garantías de éxito que cualquier diploma exhibido en Linkedin.

Serie ‘El negocio del software libre’

(I) Las instituciones

(II) El caso de Wikipedia

(III) Sólo crecen las redes sociales que liberan código

(IV) Hackers frente a académicos

(V) Evan You, un hacker empresario no emprendedor

(VI) La generalización de los hackatones

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