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La economía a través del tiempo (X): Los egipcios se adelantaron a Weber

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La importancia del ascetismo como valor ético para el desarrollo de uno u otro sistema económico se ve en Weber (2020). Si bien la obra del sociólogo ha sido muy criticada por un déficit relacionado con los datos que utiliza (Cantoni, 2015),

los contraargumentos que el autor ha recibido no han ido dirigidos a desmentir la correlación entre capitalismo y ascetismo. En general, el estilo weberiano pone el foco sobre la importancia del agente, es decir, de los valores, principios y creencias, a la hora de conformar y transformar el todo.

El ascetismo en el antiguo Egipto

Por ello, es especialmente importante tratar la importancia que los textos primitivos egipcios daban a los comportamientos ascéticos. Las Enseñanzas para Kagemni son un conjunto de consejos similares a los vistos en el artículo anterior que pretenden servir de pauta para los más jóvenes. El texto se encuentra en el Papiro Prisse, datado alrededor del año 1.900 a.C.

El texto comienza (Sánchez, 2020), por tanto, dándole la razón a Weber pese a estar escrito milenios antes de que el alemán naciera:

El respetuoso prospera y el hombre recto es favorecido; la tienda se abre al discreto y el lugar del moderado es amplio. No hables, pues están afilados los cuchillos contra quien confunde el camino, (pero) no hay prisa si no es su ocasión. Si te sientas con una multitud, desprecia los panes que deseas. Es (solo) un pequeño momento de autocontrol, pues la glotonería es una bajeza y se apunta con el dedo por ella. Un (solo) cazo de agua apaga la sed y un (solo) bocado de heno fortalece el corazón. Lo que está bien suple a lo que está bueno y una pizca de lo pequeño suple a lo abundante (pp. 16-17).

Benjamin Franklin

En efecto, estas palabras recuerdan a las que Weber (2020) rescata de Benjamin Franklin en una de sus obras magnas:

Ten en cuenta que — según el refrán — un buen pagador es el dueño de la bolsa de todo el mundo. Quien sea reconocido como pagador puntual en el plazo convenido siempre podrá disponer del dinero que a sus amigos no les hace falta. Esto puede ser muy beneficioso. Además de la laboriosidad y la mesura, no hay nada que contribuya más al progreso de un hombre joven que la puntualidad y la rectitud en todos sus negocios. Por ello, nunca retengas el dinero que has pedido prestado ni por una hora más de la convenida a fin de que el enojo de tu amigo no te cierre su bolsa para siempre.

Autocontrol para los egipcios, mesura para Franklin y, en ambos casos, rectitud como fórmula de éxito.

Contención

El texto antiguo continúa con otra serie de instrucciones que redundan en la idea de autocontrol y cómo llevarla a la práctica, algo común a numerosas civilizaciones:

Si te sientas con un glotón, deberás comer (solamente) cuando su apetito febril haya pasado. Si bebes con un borracho, deberás tomar cuando su deseo quede satisfecho. No seas ansioso hacia la carne en presencia de alguien codicioso. (…) Haz que salga (a relucir) tu nombre, pero que el silencio esté en tu boca cuando seas llamado. No te vanaglories por tu poderío en medio de tus jóvenes. Guárdate de hacer oposición, pues no se conoce lo que puede ocurrir, lo que dios puede hacer cuando castiga (pp. 17-18).

La remata narrando lo muy apropiadas que fueron estas enseñanzas para los jóvenes, quienes siguieron a pies juntillas la norma con un gran resultado. En definitiva, en Egipto ya se le da importancia a la rectitud. Las buenas formas aparecen como una cuestión importante para alcanzar el éxito y el respeto del prójimo. Además, de nuevo aparecen elementos en escritos primitivos que posteriormente sonarán más familiares gracias a autores más modernos.

Bibliografía

Weber, M. (2020). La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Akal

Cantoni, D. (2015) The Economic Effects of the Protestant Reformation: Testing the Weber Hypothesis in the German Lands. Journal of the European Economic Association, 13(4), 561–598. http://www.jstor.org/stable/24539263

Sánchez, A. (2020) La literatura sapiencial egipcia. (Vol. I). https://egiptologia.com/wp-content/uploads/2020/10/Literatura-sapiencial-Ensen%CC%83anzas-Ptahhotep.pdf

Serie La economía a través del tiempo

(I) El estudio de la historia del pensamiento

(II) Individuo y colectivo, comunidad y sociedad

(III) El Estado y las formas de intervención

(IV) La primera disciplina fue la economía

(V) La educación y el trabajo para los sumerios

(VI) Los impuestos para los sumerios

(VII) La riqueza para los asirios

(VIII) Urakagina, el primer Juan de Mariana

(IX) La meritocracia y el ahorro para los egipcios

2 Comentarios

  1. Inducido por este artículo de Benjamín Santamaría, he aprovechado para leer y releer (partes de) el «tocho» de Max Weber, «Economía y Sociedad». Dicho autor no entendió nunca lo que es el verdadero DERECHO: el Derecho romano, por ejemplo, que separaba claramente lo que es el FAS (lo justo religioso) de lo que es el IUS (lo justo civil). El ius conforma así un ámbito separado, el Derecho civil (Derecho privado romano), entendido como un conjunto de hábitos, pautas de comportamiento correctos (en el sentido de que no generan conflictos) o instituciones (y máximas interpretativas del mismo que desarrollan paralelamente los jurisconsultos junto con el entendimiento de los elementos esenciales de cada institución jurídica –espontánea– emergida históricamente) que generan un ORDEN espontáneo abierto (COSMOS) que emerge de abajo a arriba (y se desarrolla paso a paso, evolutivamente también, al igual que la Economía, el Lenguaje y otros ámbitos evolutivos sociales) a partir de las interacciones de personas que respetan a los demás, a sus congéneres, por principio.

    Por el contrario, Weber parte de una ORGANIZACIÓN burocrática (TAXIS, según la diferenciación de Hayek entre Cosmos y Taxis) que no separa nada (al revés, MEZCLA o «desdiferencia» el ius y el fas; de ese modo puede llegar a entenderse al Estado como guía moral único o monopólico de una sociedad… lo que es una barbaridad: mezcla moral, derecho, etc., lo mezcla todo, lengua…). Y pretende hacer pasar «por científico» e impersonal la organización que impone dicho cuadro burocrático de dominación (monopolio de la coacción, según su famosa definición de Estado). En realidad Weber, en su aproximación clasificatoria (anti-evolutiva) al estudio de la sociedad, le está dando la vuelta a la relación causal (sobre cómo se desarrolla la realidad), pues según él la sociedad y su evolución está presuntamente dirigida de arriba a abajo a partir de un plan o «diseño» (taxis), pues «parte» del final, de (un presunto) final (el socialismo o burocratismo, con conocimiento perfecto presunto, que es lo mismo que el espíritu de la Tribu, como destino en vez de como origen a desprenderse de él). Por eso Weber es igual a burocracia y a socialismo, aunque él pretendería ser otra cosa (pretendido cientifismo neutral). ¡ Como si el Mundo hubiera nacido en el siglo XIX ! (…ni los egipcios, ni los romanos, ni nadie antes de los señores burócratas decidiendo sobre la vida de todos y sin ninguna responsabilidad: Estado/Burocracia = Religión coactiva)

    Esta idea equivocada de Weber enlaza con la idea también equivocada pero hoy generalizada del positivismo jurídico de Kelsen y de tantos otros alemanes (con espíritu prusiano, y un idealismo mal entendido –ver la serie de artículos de Jaime Juárez «A vueltas con el positivismo jurídico»–). Y todo eso se arrastra históricamente hasta nuestros días incluso en la actitud y las propuestas (también equivocadas) de personas como Ursula Von der Leyen, por ejemplo, y de casi todos los académicos y políticos.

    Todo lo contrario de la doctrina LIBERAL, que postula la separación de poderes, la SEPARACIÓN de la Iglesia y del Estado, y la separación del Estado y de la Economía, y también del Derecho, y también de la Educación, y también de la Investigación Científica, y también de la Lengua (exactamente lo contrario de lo que postula el nacionalismo catalán, por ejemplo).

    • Se comenta en el prólogo de ‘Economía y sociedad’ que el ensayo «La ética protestante y el espíritu del capitalismo» se viene entendiendo MAL, al leerlo separadamente de sus otros estudios sobre otras religiones (algunos de los cuales aparecen en Economía y sociedad, dentro del apartado ‘Sociología de la comunidad religiosa’, una de sus partes más sobresalientes, e incluso acertadas, del mismo, dentro del bloque segundo, de interpretación o comprensión histórica).

      El contraste de dichos estudios arroja luz sobre la importancia de las distintas religiones en la emergencia de las distintas instituciones espontáneas dentro de cada respectiva sociedad. Y es que primero aparece el respeto hacia los demás, y a partir de ello, como modalidades de interacción, surgen las diversas instituciones espontáneas, incluida la propia religión o cosmovisión (y a su vez dicha religión o religiones se retroalimenta o realimenta la manera de ejercicio de dichas virtudes a través de dichas instituciones).

      «Recuérdese, además, que también los distintos estratos del manuscrito Max Weber (1922) «Wirtschaft und Gesellschaft. Grundiss der vestehenden Soziologie» (Economía y sociedad; fundamentos de comprensión de la Sociología) pertenecen a periodos de tiempo distintos y que, en él, las formas de pensamiento sintético-tipológica, genético-analítica y polémica figuran por doquier una al lado de la otra, como corresponde a la manera de trabajar y al impulso intelectual de Max Weber» (Obsérvese que dichas tres formas se corresponderían con las tres aproximaciones propuestas por el profesor Huerta de Soto: histórica, teórica y ética, respectivamente).

      Del mismo modo, según la acertada división de Mises entre Teoría e Historia, el trabajo (la Sociología) de Max Weber, corresponde a una aproximación de interpretación histórica (o sea, es Historia). Y desde la interpretación o comprensión de la Historia pretende Weber sacar Teoría (Historicismo). Este hecho se comprueba también porque en la edición del Fondo de Cultura Económica preparada por Johannes Wickelmann, este señor explica que, de sus dos partes, la primera, teórica (Parte 1: Teoría de las categorías sociológicas), la escribió Weber bastante «después»… que la que aparece en el libro como segunda (Parte 2: La economía y los poderes y órdenes sociales), y que es la más característica de Weber de interpretación histórica.

      El tercer y último apartado de la parte teórica habla de «Los tipos de dominación» y se inicia: «Debe entenderse por ‘dominación’… la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos específicos (o para toda clase de mandatos).» Y es que Weber entiende por empirismo la apreciación de regularidades en la realidad histórica holística integrada de una sociedad, y a partir de ahí extrae lo que él llama tipos ideales. Pero no tiene en cuenta cuáles son los elementos más simples integrantes o característicos de las interacciones típicas características de cada tipo ideal (no diferencia si las relaciones interpersonales que hay en la base son voluntarias respetando a cada persona y sus posesiones, o si por el contrario son coactivas, como si hace la aproximación “teórica” austriaca, la Praxeología, estudiando las consecuencias paso a paso de cada tipo de interacción). Por ello Weber, a diferencia de los autores austriacos, siempre ve “un continuo” sin una separación neta entre un tipo ideal y otro (y no distingue entre interacciones coactivas y no coactivas).

      Este enfoque holístico, le lleva a «darle la vuelta» a la relación causal. Ello se ve muy bien, por ejemplo, cuando habla de formas de dominación legítima, que las viene a explicar en orden inverso a cómo debieron aparecer históricamente (y también por lógica según un entendimiento evolutivo de su origen y naturaleza). Así habla de tres formas o tipos puros de dominación legítima:
      1. De carácter racional, que especifica como ‘dominación racional con administración burocrática’;
      2. De carácter tradicional, y
      3. De carácter carismático.

      Por otra parte, que Weber junte o asocie las palabras ‘racional’ y ‘burocracia’ ya nos debiera haber avisado de que Weber andaba un tanto despistado (esa asociación de términos solo es entendible en un prusiano en vísperas del anuncio del enésimo Reich universal de prevista duración infinita en el tiempo). Y es que Weber pretende justificar como legítima, o especialmente legítima, la administración o dominación burocrática (algo así como el «fin de la historia»). Y dicha interpretación o prejuicio es tomado como modelo o ideal superador de las anteriores realidades (algo que especialmente ridículo cuando se contrasta con el Derecho privado romano, por ejemplo).

      En dicho sentido, se ve bastante claro que Kelsen es un mero continuador de la visión «historicista» de Weber, quien habla de competencias limitadas de los funcionarios y autoridades «dentro» de un orden limitante (en realidad una «organización» o Taxis –según la acertada distinción de Hayek entre orden espontáneo abierto y organización jerárquica cerrada), que no se ve muy bien cómo puede llegar a limitarse en la realidad de la dinámica del día a día (más allá de sobre el papel; como se ve por ejemplo en la España actual). Y es Kelsen quien introduce explicitada la figura de la Constitución como vértice de la pirámide normativa y que sería el marco que habría de limitar y dentro del cual supuestamente se habrían de desarrollar las distintas competencias de las distintas autoridades, incluidas las que otorgan la propia competencia normativa, e incluso las reformadoras o ¿formadoras? de la propia Constitución –ahí se ve la imposibilidad lógica, ese darle la vuelta a la relación causal: pues la propia Constitución escrita solo puede promulgarse «después» de existir ya un orden jurídico preestablecido y con unas autoridades funcionando, sin constitución “escrita” previa (aunque quizás sí con unos principios subyacentes actuando como guías, como pudiera ser el caso del Reino Unido, primera y quizás única democracia liberal subsistente realmente funcional, y donde esos principios –separación de poderes, independencia judicial, in dubio pro reo, derecho de defensa, igualdad de partes, proceso debido, etc.— fueron ‘resultantes’ paso a paso de su propia evolución histórica y conflictos internos, y no impuestos por diseño o designio de alguien,).

      Weber en realidad une, asocia, el aparato burocrático de dominación (Estado) con la propia producción del Derecho, algo que no se corresponde con la emergencia del verdadero Derecho… romano, o de la common law anglo-sajona, o del derecho mercantil medieval, por poner tres ejemplos. O dentro de asociaciones autónomas, en los cuales el Derecho como un Cosmos emerge mayoritariamente en forma de hábitos NO ESCRITOS (y “fuera” en la realidad práctica de lo que figura formalmente por escrito).

      Solo es ‘a posteriori’, ex post, después de mucho tiempo funcionando, y en vista de su utilidad, cuando las “reglas” tácitas de un orden espontáneo que se ha demostrado especialmente funcional se intentan poner por escrito. Pero su virtualidad o utilidad, o legitimidad, NO deriva entonces del aparato de recopilación o puesta por escrito de dicha experiencia. Ni mucho menos, de que dicho aparato burocrático se ponga a “legislar” nuevas reglas u ordenaciones (transformando el original Cosmos u orden espontáneo en un Taxis, una organización de súbditos o subordinados).

      Por eso Savigny se opuso a la Codificación del Derecho Civil (alemán): consideraba que no había pasado suficiente tiempo para que se desarrollara el mismo (y que cada pueblo viene a desarrollar históricamente “su” derecho civil de manera particular, con distintos matices e instituciones propias y particulares, y creía que tampoco era cuestión de injertar tal cual el histórico Derecho privado romano –recopilado en Bolonia tras Justiniano, etc.– así como así).

      Y es que es una superstición esa idea de creer o entender por Derecho solo –y todo— la norma escrita, jerárquica, propio de un Taxis, típica de la norma o regulación administrativa (donde sí tiene sentido ese tipo de normatividad, para evitar parcialmente que degenere en mera arbitrariedad de los burócratas). Y es que, en la visión de Weber, es esa burocracia en la realidad de los hechos, quien asume el control como un aparato de dominación de la totalidad de la sociedad (esto es: Socialismo). Y Weber lo ve o lo interpreta como “racionalidad” (que Santa Lucía le conserve la vista).

      Aprovecho para desear: ¡ Feliz Navidad a todos !


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