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Polavieja no comprendió a Mises; tampoco a Menger (II)

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Tras la respuesta de Polavieja a mi artículo, decía un amable lector lo siguiente: “Buena respuesta. No tan detallada y precisa como la de Joel Serrano, pero «salva» alguno (o algunos) de los puntos criticados. Enhorabuena a los dos”. Agradezco este comentario y reconozco que, en apariencia, la respuesta de Polavieja “salva” alguna de las críticas recibidas. Pero, como digo, creo que solo las salva en apariencia. He analizado en profundidad la réplica de Polavieja y, en mi opinión, puedo mantener todas las tesis, si bien es posible explicarlas mucho mejor. Esa es mi intención en este nuevo artículo, mejorar las explicaciones y rebatir los argumentos de Polavieja.

Cuatro partes más

Ya adelanto que mi escrito no será breve. Esto se debe, por un lado, a que en muchas ocasiones, antes de cuestionar los argumentos de Polavieja me he visto obligado a explicarlos. Y, por otro lado, se debe también a que en esta ocasión he preferido partir de cero en mis argumentaciones, no dar nada por sobreentendido. Estas dos circunstancias explican la extensión del artículo. Para facilitar su lectura lo he dividido en varias partes claramente diferenciadas.

Mi pretensión inicial era publicar el artículo de una sola vez, en lugar de publicar cada una de las partes quincenal o mensualmente, el motivo es que, en mi opinión, las ideas solo se logran explicar y entender bien después de ser analizadas en profundidad desde diferentes puntos de vista (en este caso, las diferentes partes). Sin embargo, al final no será así, la extensión no lo hace aconsejable. En la primera publicación se incluirá un apartado referido a las mercancías y otro referido a los medios de cambio. La segunda publicación estará relacionada con el valor de uso y el valor de cambio. La tercera publicación tratará sobre la idea de bien en Menger. Y la cuarta y última publicación constará de un apartado con las tomas falsas del debate y de una addenda en la que se plasmarán unas reflexiones finales.

Bitcoin, una visión austríaca

Cada una de estas publicaciones podrá ser leída de forma independiente, pues todas las partes tienen sentido en sí mismas. No obstante, no hay que olvidar que las cuatro publicaciones son, en su conjunto, la contrarréplica a la réplica[1] que a Polavieja le mereció mi artículo.[2] Por ello, pediría a los interesados en el debate que lean el trabajo completo antes de sacar conclusiones apresuradas, sobre todo si encuentran algún razonamiento muy distinto al que suelen estar acostumbrados.

Si algo bueno encontrarán en este artículo, es que toda afirmación la trataré de explicar en detalle (no obligaré al lector a ser, además de lector, intérprete). En ese sentido, siempre intento ser muy claro en mi lenguaje. Cuando estudiaba filosofía se me quedó grabada en la mente una frase de Ortega y Gasset que decía: “la claridad es la cortesía del filósofo”. Y yo creo que esto no debe aplicarse únicamente a la filosofía.

Por último, me gustaría señalar que en estas publicaciones se va esbozando la idea de Bitcoin que va fraguando poco a poco en la tesis doctoral que estoy desarrollando en la URJC y que llevará por título: “Bitcoin como dinero fuerte en potencia: una interpretación de Bitcoin a la luz de la Escuela Austriaca de Economía”.

Sobre las mercancías

En el artículo titulado “Bitcoin es una mercancía”,[3] dice Polavieja que la RAE define mercancía como “cosa mueble que se hace objeto de trato o venta” y añade que esta definición va “en la misma línea” que la del diccionario Merrian Webster, que define “commodity” como “something useful or valued”. En mi opinión, estas definiciones no tienen nada que ver la una con la otra, pero dejemos esto a un lado por el momento. Manuel Polavieja establece lo que considera como la definición más precisa de mercancía. Esta definición concuerda básicamente con las explicaciones de Menger de 1871 (tanto es así que resulta un poco extraño que no cite a su autor). La definición de mercancía de Polavieja es la siguiente:

Como explicaré en este artículo, la definición más precisa de mercancía es aquello que poseemos con el único propósito de venderlo. Después, es posible que el siguiente comprador tenga la intención de venderlo o consumirlo. Si el comprador lo revende, sigue siendo una mercancía. Si lo consume, deja de ser una mercancía y pasa a ser un bien de consumo. Es decir, el carácter de mercancía no es intrínseco al propio bien, sino una relación que tenemos con ese bien. En concreto esa relación consiste en que el bien solo tiene valor de venta para mí, no tiene valor de uso, no lo quiero consumir.[4]

Definición de mercancía

Dado que el uso del término mercancía en la argumentación depende de cómo se defina ese término previamente, de ningún modo se puede considerar incorrecta la definición de Polavieja, simplemente se está obligado a conocerla para entender a qué se refiere cuando la utiliza y poder debatir sobre ese asunto en esos términos.

Evidentemente, el hecho de otorgar diferentes significados a los mismos términos complica un poco el debate, pero si las definiciones están claras, esto es lo único que se puede objetar. Nadie debería molestarse por el uso de un término con un significado diferente al suyo, al menos siempre que se haya definido con antelación y sea usado coherentemente. Sin embargo, Polavieja parece incomodarse cuando no se usan las palabras en el sentido que él les otorga. Por ejemplo, se refiere a Mises en estos términos: “El raro es Mises al utilizar el significado de “valor de uso”.[5]

De esa manera tan poco elegante, Polavieja trata de sostener que la esencia de las mercancías es tener valor de cambio y no valor de uso. Pero, como ya ha quedado claro, eso dependerá necesariamente de la definición previa de mercancía. Así, si alguien definiera mercancía de forma muy amplia, como hemos visto que hace el diccionario Merrian Webster (“something useful or valued”), ese debate sobre la esencia de las mercancías no tendría sentido (cualquier bien útil o valorado sería una mercancía, sin importar si se le otorga valor de uso o valor de cambio). En definitiva, toda crítica y todo desprecio a Mises en ese sentido resultan absurdos.

Decisión sobre el uso y la enajenación

Pero centrémonos en la definición de mercancía de Polavieja/Menger. En mi opinión, la idea planteada se entiende perfectamente, pero debe quedar claro que el poseedor del bien puede cambiar su propósito de venderlo cuando le parezca oportuno (es su propiedad y, por lo tanto, en cualquier momento puede decidir consumirlo, regalarlo o incluso destruirlo).

Aparte de esa aclaración, quiero señalar que la última frase de Polavieja (“el bien solo tiene valor de venta para mí, no tiene valor de uso, no lo quiero consumir”) puede llevar a engaño. No digo que esté mal o sea incorrecta, pero puede dar lugar a malas interpretaciones. Por ese motivo, más adelante se abordarán en profundidad los conceptos valor de uso y valor de cambio.

Siempre dedicamos nuestros bienes a aquel uso que tiene una mayor utilidad y ese es su verdadero valor. El profesor guarda sus libros, el librero los vende. O el académico puede venderlos también si siente el aguijón de la pobreza[6]

¿Es bitcoin una mercancía?

Dicho esto, vayamos con el análisis crítico de las conclusiones relacionadas con Bitcoin a las que llega Polavieja a partir de su definición de mercancía. Si mercancía es “aquello que poseemos con el único propósito de venderlo” y “el carácter de mercancía no es intrínseco al propio bien, sino una relación que tenemos con ese bien”, ¿cómo llega Polavieja a la conclusión de que Bitcoin es una mercancía? Es decir, si la consideración de mercancía es siempre subjetiva, ¿basándose en qué podríamos definir a Bitcoin como una mercancía? Antes de continuar, quiero aclarar que, en mi opinión, Bitcoin es una mercancía, pero lo es en el sentido de la acepción del diccionario Merrian Webster (i. e., Bitcoin es una mercancía porque es algo útil o valorado).

Resulta evidente que, bajo la definición de mercancía de Polavieja, no se puede definir a Bitcoin como una mercancía. A lo sumo se podría afirmar que, en determinado momento, ciertas personas consideran como mercancía una determinada cantidad de bitcoins que poseen (es decir, que los consideran bienes dedicados al intercambio). Respecto a este asunto, se podría decir, incluso, que bajo la teoría de la mercancía de Menger en la que se apoya Polavieja no sería suficiente con el hecho de considerar esos bitcoins como bienes dedicados al intercambio. Esa consideración de mercancía se demostraría únicamente poniendo a la venta los bitcoins que uno posee.

Intercambio y precio

Por supuesto, admito que es posible tener la intención de intercambiar los bitcoins, pero no a cualquier precio. Esta posibilidad también la dejaba abierta Menger:

La mercancía es un bien económico destinado al intercambio. Pero no se define únicamente en razón del intercambio. El dueño de las mercancías tiene, sin duda, la intención de intercambiarlas. Pero no a cualquier precio.[7]

No obstante, el planteamiento de Menger es muy claro y de él se deduce que en el momento en que los poseedores de bitcoins tienen la capacidad de cambiarlos o venderlos a precios económicos (expresión de Menger) y, sin embargo, no lo hacen, ello solo puede ser debido a que en ese momento no los están considerando “mercancías”, sino otra cosa muy diferente que valoran por encima del hecho de destinarlos al intercambio. Posteriormente, los propietarios podrán cambiar de idea y dedicarlos al intercambio, pero, en tanto en cuanto no sea así, no pueden afirmar que los consideran mercancías en el sentido de Menger (y de Polavieja).

Ejemplos

Vayamos con algunos ejemplos clarificadores. Un trader es indudable que considera sus bitcoins como bienes dedicados al intercambio, y ello a pesar de que en ciertos momentos no los venda y esté esperando el precio que considera adecuado, según sus análisis. Esto es lo mismo que ocurre con un comerciante, podría vender en cualquier momento sus productos, pero decide poner un precio que considera ventajoso y esperar que los clientes los compren a ese precio (por supuesto, si esto no sucede, rebaja los precios). Por lo tanto, para un trader los bitcoins serían mercancías, en el sentido de Menger/Polavieja.

Otro ejemplo, muy diferente, lo encontraríamos en Michael Saylor y la empresa MicroStrategy (que fundó en 1989, dirigió hasta el año 2022, y controla de forma mayoritaria).[8] MicroStrategy tiene en su balance 132 500 bitcoins (enero de 2023) y, a decir de Saylor, no tiene ninguna intención de venderlos. De hecho, a menudo se refiere a la propiedad de esos bitcoins como “la granja familiar”, algo que nunca se debería vender.[9] Considera que posee el activo más deseable del universo y, por tanto, le parece absurdo querer venderlo.[10] En definitiva, esos bitcoins que forman parte del balance de MicroStrategy no se pueden considerar mercancías, en el sentido de Menger/Polavieja. Por otra parte, Saylor es solo un ejemplo, otros muchos poseedores de bitcoins consideran igualmente que por uno u otro motivo (acertado o equivocado) no deben vender sus bitcoins.[11]

«Medios de intercambio»

En algún momento de su respuesta a mi crítica, decía Polavieja que aunque estaba plenamente convencido de mi equivocación al interpretar a Menger renunciaba a usar el término “medio de cambio” (supuestamente por despejar el debate) y, en adelante, se limitaría a usar el término “mercancía” para referirse al estatus inicial de Bitcoin. Esto podría ser interpretado de una forma muy diferente. De hecho, yo lo hago de la siguiente manera: Como Serrano me ha pillado con el carrito de los helados en el asunto de los medios de intercambio, en lugar de reconocerlo voy a tratar de enfocarlo hacia el término mercancía y hacia los inicios de Bitcoin donde creo que lo tengo todo mejor atado… Sea esto realmente así o solo imaginaciones mías, enseguida se podrá comprobar que, a diferencia de Polavieja, yo no voy a rehuir el desafío.

Según afirma Polavieja, “Bitcoin es una mercancía pura”. Ya hemos visto el poco sentido que tiene decir esto a partir de su propia definición de mercancía, puesto que la consideración de un bien como mercancía dependería de la subjetividad del propietario de ese bien. También hemos visto el poco sentido de esa afirmación a través de un ejemplo.

Un propósito distinto

Como se acaba de mostrar, el caso de Saylor/MicroStrategy sirve para echar por tierra la idea de Polavieja de que Bitcoin es una mercancía (según su definición de mercancía, por supuesto). En opinión de Polavieja, una mercancía pura (supuestamente Bitcoin) es aquella que solo sirve para comprar y vender. Y, sin embargo, hemos comprobado con el ejemplo citado que esto no es así, que los bitcoins de Saylor/MicroStrategy tienen otro propósito. No obstante, hay que reconocer que este ejemplo no nos sirve para referirnos a los inicios de Bitcoin (que tanto nos interesan a Polavieja y a mí, aunque los interpretemos de manera diferente). Por tanto, en este caso lo mejor será utilizar el ejemplo de su creador, Satoshi Nakamoto. De nuevo, un ejemplo muy diferente a los anteriores. Veamos.

Antes de nada una aclaración. Hay otro punto de vista muy importante desde el que no tiene ningún sentido afirmar, como hace Polavieja, que “Bitcoin es una mercancía pura”. Y es que si hablamos de bienes dedicados al intercambio por sus propietarios, el bien en cuestión no sería Bitcoin (en general), sino una cantidad específica de bitcoins que su propietario considere relevantes para la acción. Y dado que hay diferentes propietarios con diferentes objetivos no es posible afirmar que todos los bitcoins son una mercancía pura. En el caso de aquellos propietarios de bitcoins que sí los consideran como bienes dedicados al intercambio (mercancía en el sentido de Polavieja/Menger), la acción efectuada por ellos debe ser coherente con dicha consideración, es decir, la acción de estos propietarios debe ir encaminada a destinarlos de hecho al intercambio (recordemos el concepto preferencia demostrada desarrollado por Rothbard).

Satoshi Nakamoto

Aquí es donde voy a introducir a Satoshi Nakamoto. El creador de Bitcoin posee aproximadamente un millón de bitcoins, que consiguió gracias al intercambio autístico (utilizando su tiempo y su ordenador personal para obtener bitcoins mediante “minado”).[12] Dado que en el sistema de funcionamiento de Bitcoin todas las transacciones son registradas de forma inmutable, es conocido que Satoshi no ha utilizado uno solo de sus bitcoins[13] para intercambiarlo por otros bienes. Polavieja da por hecho que Satoshi consideraba sus bitcoins como mercancías (bienes destinados al intercambio), sin embargo, los hechos demuestran lo contrario.

Es cierto que, si solo nos fijamos en los momentos iniciales, podría pensarse que el hecho de no dedicarlos al intercambio solo fue debido a que, en la práctica, esas unidades todavía no podían ser utilizadas para el intercambio por otros bienes (y es que los pocos interesados en esas unidades también podían conseguirlas mediante intercambio autístico, así lo hizo por ejemplo “Hal” Finney).[14]

Bitcoin como mercancía

También podría pensarse que el hecho de no venderlos en los momentos iniciales solo fue debido a que todavía no existía un precio de mercado. Y, en efecto, tuvieron que transcurrir varios meses para que apareciera un precio de Bitcoin en el mercado.[15] En realidad, ya he admitido la posibilidad de que el propietario de una mercancía no quiera venderla a cualquier precio y, por lo tanto, espere el momento adecuado (como sucede en el caso del trader y de cualquier comerciante). Pero realmente esas hipótesis ya pueden ser rechazadas. Hace mucho tiempo que Satoshi podría haber utilizado sus bitcoins para intercambiarlos por otros bienes (pagar bienes con bitcoins), y lo mismo se puede decir en el caso de que hubiera querido venderlos (obtener dinero fiat a cambio de bitcoins).

Si al menos hubiera vendido o intercambiado una pequeña parte de sus bitcoins, por pequeña que fuera, podríamos pensar que los utilizaba como mercancías, aunque prefiriera reservar la mayor parte en espera de una revalorización posterior. Sin embargo, nunca los ha utilizado para el intercambio, ni siquiera esa mínima parte, y ello a pesar de que sus bitcoins pronto se revalorizaron considerablemente.

Revalorización

Sirva como ejemplo que el último mensaje de Satoshi Nakamoto tuvo lugar el 12 de diciembre de 2010, pues bien, un mes antes, el precio de un bitcoin en el mercado había llegado a ser de 0,5 dólares. Esto suponía una revalorización de aproximadamente un 12 500 % con respecto al precio pagado por dos pizzas solo unos meses antes.

En definitiva, si las intenciones o los propósitos se demuestran andando, es evidente que hasta diciembre de 2010 Satoshi nunca consideró sus bitcoins como mercancías (bienes destinados al intercambio, según Menger/Polavieja) y tampoco lo ha hecho en el período que va desde 2010 hasta 2023. El propio Polavieja reconocía en su definición de mercancía citada al comienzo de este apartado que “mercancía es aquello que poseemos con el único propósito de venderlo”.

Zarandear el sistema

Se podrá especular con la idea de que Satoshi no ha utilizado sus bitcoins debido a que no ha querido poner en peligro el sistema, y estoy muy de acuerdo en que seguramente ese fuera/sea el motivo, pero tal cosa querría decir, precisamente, que valoraba o valora más la satisfacción directa que le proporcionaba o proporciona el hecho de mantener sus bitcoins intactos y no poner en peligro el sistema (valor de uso) que la satisfacción indirecta que de hecho le podía y le puede proporcionar dedicarlos al intercambio (valor de cambio).

Todo lo dicho implica que, a la hora de la verdad, Satoshi Nakamoto no ha considerado sus bitcoins como mercancías en ningún momento, por más que deseara que todos los bitcoins presentes en el mercado se pudieran utilizar como medios de intercambio (así es en la actualidad) y que posteriormente se generalizara su uso y se convirtieran en dinero (así puede ser en el futuro). Como vemos, lo primero (la consideración de sus bitcoins como mercancías) es independiente de lo segundo (el deseo de que se conviertan en MoE/dinero).

Cambio intrapersonal y cambio interpersonal

Un bien deja de ser mercancía en el instante mismo en que el sujeto económico que dispone de ella renuncia a su intención de venderla o bien pasa a manos de una persona que no tiene intención de intercambiarla.[16]

A estas alturas, creo que todos los bitcoiners deberíamos empezar ya a considerar que Satoshi Nakamoto ha hecho una donación al resto de propietarios de bitcoins (ceteris paribus, a menor número de bitcoins, mayor precio). Es decir, ha realizado un cambio intrapersonal o autístico en el que nos ha implicado a todos:

La frontera entre el cambio intrapersonal y el interpersonal resulta, por ello, nítida. Es cambio intrapersonal hacer obsequios unilateralmente, sin ánimo de ser correspondido por parte del donatario o de tercero. El donante goza de la satisfacción que le produce el contemplar la mejor situación personal del obsequiado, aunque éste no sienta agradecimiento.[17]

Valor de uso y valor de cambio

Para concluir este apartado quiero poner el foco sobre las siguientes palabras de Polavieja: “quisiera recalcar que mi argumento no es tanto el hecho histórico de que Bitcoin se demandara como mercancía sin ningún valor de uso, sino la posibilidad de que pudiera valorarse de esta manera”.[18] He rechazado por activa y por pasiva ese supuesto “hecho histórico” (y lo seguiré haciendo siempre que sea necesario). Pero, dado que también considero absurda la idea teórica de un bien con valor de cambio y sin ningún valor de uso previo, quiero decirle a Polavieja y a los lectores que acepto el reto de discutir ese planteamiento.

Así se hará en un artículo que será publicado próximamente en la revista Procesos de Mercado.[19] No obstante, dicho artículo estará enfocado únicamente desde un punto de vista teórico y general, así que en el presente trabajo dedicaré igualmente un apartado a los conceptos valor de uso y valor de cambio, que se desarrollará sobre la base del artículo citado, pero que se relacionará específicamente con Bitcoin (i. e., se utilizará para interpretar el fenómeno Bitcoin). Considero que ese apartado resultará fundamental a la hora de desmontar los habituales juegos de palabras y tergiversaciones que se dan en este asunto.

Sobre los medios de cambio

En un artículo anterior, afirmaba Polavieja que “para Menger lo que caracteriza a una mercancía es precisamente ser medio de cambio”.[20] En mi réplica a esa idea,[21] sostuve que Menger nunca defendió que la esencia de una mercancía fuera el hecho de ser un medio de cambio, sino simplemente ser un bien destinado al intercambio.

Mi opinión era (y es) que esa interpretación de Polavieja no se encontraba de ningún modo en la teoría de la mercancía de Menger. Para demostrarlo puse negro sobre blanco las teorías defendidas por Menger y mostré las incoherencias en que incurrirían estas teorías si se interpretaran como lo sugiere Polavieja (en ese caso, la teoría del surgimiento de los medios de intercambio y del dinero de Menger sería incoherente con su propia teoría de la mercancía). Dado que resulta difícil negar esta circunstancia, Polavieja ha tratado de salvar la situación alegando que cuando se refería a medios de cambio no se refería a medios de cambio indirecto, sino a medios de cambio en general.

Extra Menger

El problema que encuentro en esta alegación es que, aunque Polavieja se hubiera referido a medios de cambio en general y no a medios de cambio indirecto, Menger sí lo hace. Cuando Menger emplea el concepto medio de cambio lo hace inequívocamente en el sentido de “intermediario de los intercambios”, es decir, siempre refiriéndose a un intercambio indirecto (en perfecta sintonía con Mises: “el cambio indirecto se distingue del cambio directo según se emplee o no un medio”).[22] Esto se puede ver, por ejemplo, en la siguiente frase de Menger referida al dinero: “más allá de su función de medio de cambio (de intermediario del mercado de mercancías)”.[23]

Como se puede ver, no solo usa medio de cambio en el sentido indirecto, sino que además lo explica para aquellos que tengan dudas, dejando claro en una sola frase que los medios de cambio son los intermediarios del mercado de mercancías. Otra frase en la que queda claro que para Menger las mercancías no son medios de cambio es la siguiente: “La circunstancia de que una mercancía se convierta en medio de cambio…”[24] El propio Polavieja, en la primera parte de su artículo, dice lo siguiente: “Quisiera dejar claro que cuando digo «medio de intercambio» me estoy refiriendo a medio de intercambio indirecto, en oposición al intercambio directo o trueque”.[25]

Es decir, Polavieja (al igual que Menger y Mises) utiliza la expresión medio de cambio o medio de intercambio en sentido indirecto, por más que ahora quiera esconder su error diciendo que se refería a medios de cambio en general y no a medios de cambio indirecto. En definitiva, debo insistir en que la interpretación de Polavieja no se encuentra de ninguna manera en la teoría de la mercancía de Menger y, además, puede llevar a graves confusiones.

Medios directos e indirectos

No obstante, Polavieja no se conforma únicamente con esa alegación. Al leer la crítica que reciben sus argumentos, decide lo que coloquialmente se conoce como “marear la perdiz”. Rehúye en su respuesta el fondo de la cuestión y decide adornarse con argumentos irrelevantes y juegos de palabras. Por ejemplo, se escuda en unas palabras de Menger en las que dice que en alemán medio de cambio, además de ser usado en el sentido indirecto, también se usa para referirse simplemente a un bien destinado al intercambio. Y, para reforzar esta idea, Polavieja añade que “la mera existencia en la literatura económica de calificar algunos medios de cambio como “indirectos”, ya demuestra que existen los medios de cambio directos”.[26]

Empezando por esto último, tengo que decir que una cosa no se deduce de la otra. El hecho de que alguien se refiera a medios de cambio indirectos puede ser una simple redundancia. Pretender que tal cosa es una demostración es como pretender que la referencia a un “supuesto hipotético” demuestre la existencia de supuestos no hipotéticos o que referirse a una “opinión personal” demuestre la existencia de opiniones impersonales. Por otra parte, si Polavieja quería referirse a una acepción de la expresión medio de cambio con el significado de bien destinado al intercambio no necesitaba recurrir a una deducción tan poco afortunada, ni era necesario que viajara hasta Alemania, pues en español sucede algo similar. Una de las acepciones de medio, reconocidas por la RAE, es “cosa que puede servir para un determinado fin” (así se usa, por ejemplo, en las expresiones medio de transporte o medio de comunicación).

Lo que Menger quiere decir

Lo que quiero decir con esto es que lo relevante en nuestra discusión no es que la expresión medio de cambio pueda ser usada de esa manera, sino que Menger nunca la usa en ese sentido. De hecho, si Polavieja, en lugar de citar únicamente la primera parte de ese párrafo con la clara intención de “arrimar el ascua a su sardina”, hubiera citado el párrafo completo, se podría ver que lo que trataba de hacer Menger es, precisamente, evitar los posibles malentendidos. En ese párrafo, Menger explica que cuando use la expresión medio de cambio lo hará siempre con el sentido de “intermediario de los intercambios” (i. e., como medio de cambio indirecto). El párrafo completo (incluida la parte referida al uso de la expresión medio de cambio en alemán que es utilizada por Polavieja) es el siguiente:

La expresión «intermediario del intercambio» para designar la función de intermediación del dinero en el intercambio de bienes es incomparablemente más exacta que la de «medio de cambio», que en alemán se utiliza también para dar a entender cualquier otro bien destinado al intercambio. Pero como, en el lenguaje de la ciencia, para ambos conceptos se emplea la expresión «medio de cambio», y resulta difícil repetir continuamente la expresión «intermediario en el intercambio», en la exposición que sigue nos hemos atenido a la expresión usada hasta ahora siempre que la rigurosa distinción en los mencionados conceptos no da lugar a dudas.[27]

Estas palabras de Menger se corresponden con una nota aclaratoria al título del primer capítulo de su libro El Dinero. Ese título es “El origen de los intermediarios de uso general” y cualquiera que lea con atención el capítulo podrá darse cuenta de que Menger utiliza siempre medios de cambio en el sentido de “intermediario del intercambio”.[28] También utiliza en numerosas ocasiones esta última expresión, pero lo hace solo cuando de no hacerlo pudiera dar lugar a dudas y crear confusión (como explica en la nota citada). Parece ser que ni siquiera esta nota aclaratoria ha sido suficiente para que Polavieja entienda al bueno de Menger.

Tradición alemana

En resumen, se podría decir que Polavieja, con el objetivo de llevar a los lectores hacia su interpretación, ha recurrido a un uso irrelevante de la expresión medio de cambio, ha forzado una deducción a todas luces errónea y ha cercenado un párrafo a conveniencia. Después de tergiversar los argumentos de esta manera, Polavieja decide citar, por fin, unas palabras de Menger correspondientes a su teoría de la mercancía: “De ahí que un gran número de economistas, sobre todo germano-parlantes, entienda por mercancías los bienes (económicos) de todo tipo destinados al intercambio”.[29]

Por supuesto, nunca he puesto en duda esta circunstancia. En el primer párrafo de este apartado ya he dicho que “Menger nunca defendió que la esencia de una mercancía fuera el hecho de ser un medio de cambio, sino simplemente ser un bien destinado al intercambio”, y prácticamente con las mismas palabras sostuve en mi réplica original que “Menger en ningún caso afirma que toda mercancía sea un medio de cambio, sino que su esencia es estar destinada al intercambio.”

Intermediario de los intercambios

Sin embargo, Polavieja, que parece tener el valor de un torero, cita estas palabras de Menger como si demostraran mágicamente su posición, y para no entrar en explicaciones remata su escenificación con un pase de pecho diciendo: sobra ningún comentario adicional por mi parte”. Le diría a Polavieja que no me convence mucho eso de que sobren los comentarios (esto no es Twitter, aquí puede uno desarrollar sus argumentos) y tal vez los lectores hubieran agradecido alguna idea hilada y coherente, en lugar de simplemente dejarlas caer y obligar a quien quiera rebatirlas a tener primero que explicarlas.

Para dar por concluido este apartado, quiero insistir, una vez más, en que cuando Menger utiliza la expresión medio de cambio lo hace inequívocamente en el sentido de “intermediario de los intercambios”. Y, además, resulta definitivo que Menger nunca emplea la expresión medio de cambio en el desarrollo de su teoría de la mercancía. Únicamente utiliza esta expresión cuando desarrolla su teoría sobre el surgimiento de los medios de intercambio y del dinero (y siempre en sentido indirecto).

Así que, si Polavieja quiere jugar con las palabras mercancía, medio de cambio, valor de cambio; si Polavieja quiere tergiversar los argumentos para tratar de demoler la teoría monetaria aceptada mayoritariamente en la Escuela Austriaca, que es la de Mises (y que incluye su impecable teorema de la regresión); si Polavieja quiere confundir a los bitcoiners y austriacos más ingenuos para atraerlos hacia su teoría monetaria, tengo que decirle que no podrá hacerlo usando como excusa a Menger.


[1]Bitcoin es una mercancía II

[2]Polavieja no comprendió a Mises, tampoco a Menger

[3] Véase “Bitcoin es una mercancía

[4] Ídem

[5] Véase “Bitcoin es una mercancía II

[6] Böhm-Bawerk, Eugen von (1889) Teoría Positiva del Capital. Madrid: Ediciones Aosta, 1998, p. 280

[7] Menger, Carl (1871) Principios de Economía Política. Madrid:Unión Editorial, 2019, p. 310

[8] A este respecto, véase: https://capital.com/microstrategy-shareholder-who-owns-most-mstr-stock

[9] Véase https://cfi.co/finance/2022/08/michael-saylor-bitcoin-secrets/

[10] Sobre este asunto, véase https://mobile.twitter.com/saylor/status/1347621155738419200 Para evitar algunas posibles respuestas ventajistas, adelanto que, a finales del año 2022, MicroStrategy vendió 704 bitcoins. No obstante, dos días más tarde compró 810 bitcoins. Como muestra la información facilitada por la empresa a la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), esos bitcoins se vendieron para generar beneficios fiscales: “MicroStrategy plans to carry back the capital losses resulting from this transaction against previous capital gains, to the extent such carrybacks are available under the federal income tax laws currently in effect, which may generate a tax benefit”. Sobre este asunto, véase https://www.binance.com/es/feed/post/143393

[11] Sobre este asunto, véase https://www.investortrip.com/never-sell-bitcoin/

[12] “La acción consiste fundamentalmente en sustituir una situación por otra. Cuando la acción se practica sin contar con la cooperación de terceros, podemos calificarla de cambio «autístico» o intrapersonal. Un ejemplo: el cazador aislado, que mata un animal para su propio consumo, cambia su ocio y cartucho por alimentos.” Mises, Ludwig von (1949): La Acción Humana. Madrid: Unión Editorial, 2007, p. 233

[13] En adelante, señalaré siempre en cursivas las palabras “sus bitcoins” para indicar que cuando se habla de Bitcoin desde un punto de vista económico y monetario, en realidad se habla siempre de las unidades de ese bien relevantes para la acción, no del bien en sentido filosófico o general.

[14] “Hal” Finney en https://bitcointalk.org/index.php?topic=155054.0 :“When Satoshi announced the first release of the software, I grabbed it right away. I think I was the first person besides Satoshi to run bitcoin. I mined block 70-something…” Es decir, Finney comenzó a minar menos de un día después de que lo hiciera Satoshi.

[15] Nueve meses después del “nacimiento” de Bitcoin se creó el primer exchange específico. Este primer mercado organizado, en el que se podían comprar y vender bitcoins, se denominó New Liberty Standard. En la web de New Liberty Standard se podía leer lo siguiente: “An Economic Revolution: Bitcoin is the gold standard of digital currency. The availability of bitcoins can not be manipulated by governments or financial institutions and bitcoin transactions occur directly between two parties without a middleman.”

Su propietario había lanzado la idea en un foro y Martti Malmi, uno de los colaboradores más cercanos a Satoshi Nakamoto, vio la iniciativa con interés, por lo que decidió colaborar en su consecución. Malmi vendió 5050 bitcoins al propietario del exchange por un importe total de 5,02 dólares. Es la primera transacción registrada de bitcoins por dólares de la que se tenga noticia. Fue realizada a través de PayPal. Comprador y vendedor se pusieron de acuerdo en establecer el precio calculando el coste energético necesario para minar dicha cantidad de bitcoins. Es decir, Martti Malmi (uno de los principales desarrolladores de Bitcoin en aquellos momentos) estaba interesado en facilitar que el exchange comenzara su actividad, por lo que vendió esos bitcoins al propietario de New Liberty Standard a precio de coste.

Esto sucedió el 12 de octubre de 2009, a partir de ese momento, el precio de intercambio de bitcoin comenzó a fluctuar libremente en el exchange. En febrero de 2010, surgió el segundo exchange. Un usuario de Bitcointalk denominado dwdollar creó un portal llamado “Bitcoin Market” en el que se podían comprar y vender bitcoins de persona a persona, mediante sistemas de pago como Paypal. En el mensaje original, decía dwdollar que intentaba “crear un mercado en el que los bitcoins se trataran como una mercancía”. Un mercado en el que la gente pudiera “intercambiar Bitcoins por dólares y especular sobre su valor”.

[16] Menger, 1871, óp. cit., p. 302

[17] Mises, Ludwig von (1949): La acción humana. Madrid: Unión Editorial, 2007, p. 234

[18] Véase “Bitcoin es una mercancía II

[19] En un trabajo realizado en colaboración con el profesor Philipp Bagus y que será publicado en el próximo número de la revista Procesos de Mercado, se han analizado los conceptos valor de uso y valor de cambio. Este trabajo incluye la refutación de la posibilidad de un bien con valor de cambio y sin valor de uso previo.

[20] Véase “Mises no comprendió a Menger”

[21] Véase “Polavieja no comprendió a Mises, tampoco a Menger

[22] Mises, Ludwig von (1912) La Teoría del Dinero y del Crédito. Madrid: Unión Editorial, 1997, p. 4

[23] Menger, Carl (1892): El dinero. Madrid: Unión Editorial, 2013, p. 162

[24] Ibídem, p. 95

[25] Véase “Bitcoin es una mercancía

[26] Véase “Bitcoin es una mercancía II

[27] Menger, 1892, óp. cit., p. 97

[28] Ejemplo del uso por parte de Menger de la expresión medio de cambio en el sentido de medio de intercambio indirecto [las cursivas en los siguientes textos son mías]: “Quien en cambio acude al mercado con mercancías de otro género, se encuentra normalmente en una situación menos favorable que antes, en el caso de que quiera cambiarlas directamente por bienes que necesita particularmente. En efecto, en el mercado encuentra ya consolidada la costumbre de servirse de un medio de cambio, con la consecuencia de que un intercambio directo de bienes —ya de por sí incierto y difícil en los mercados en los que se practicaba el trueque— se hace desde ese momento todavía más difícil y en definitiva y por regla general incluso casi imposible.” Menger, 1892, óp. cit., p. 94.

[29] Menger, 1871, óp. cit., p. 300

Serie Polavieja no comprendió a Menger; tampoco a Mises

I Mercancía y teorema de la regresión

8 Comentarios

  1. ¿Pero como puedes decir que rehuyo del debate de como define Menger los medios de cambio cuando te he demostrado en el artículo que la definición que utiliza Menger para mercancía y medio de cambio es exactamente la misma?

    Medio de Cambio: «La expresión «intermediario del intercambio» para designar la función de intermediación del dinero en el intercambio de bienes es incomparablemente más exacta que la de «medio de cambio«, que en alemán se utiliza también para dar a entender CUALQUIER OTRO BIEN DESTINADO AL INTERAMBIO.»

    Mercancía: «De ahí que un gran número de economistas, sobre todo germano-parlantes, entienda por mercancías los BIENES (ECONÓMICOS) DE TODO TIPO DESTINADOS AL INTERCAMBIO“

    ¿De verdad crees que me has pillado con el carrito de los helados? Por que si en esto tan claro y sencillo no te das cuenta de tu error, no te vas a dar cuenta de ningún otro, y por tanto el debate va a ser absolutamente improductivo.

    • Ademas Menger fue incapaz, al igual que Bawerk, Wieser; Mayer, Hayek et altri, incapaz de explicar la utilidad marginal de la mercancia dinero, sin incurrir en un razonamiento circular que es lo que le pasa a los anteriormente mentadfos y a todos los pseudoeconomistas mainstream, incluido un
      «genio» llamado Bondome; creo que tu le superas; a ti te pasa lo mismo que el charlatan de Rallo; sois expertos en logomaquia; antes muertos que sencilllos.

      Un cordial saludo.

  2. Afirmas: “Menger nunca defendió que la esencia de una mercancía fuera el hecho de ser un medio de cambio, sino simplemente ser un bien destinado al intercambio”

    ¿Y qué diferencia hay entre utilizar algo como medio de cambio y destinarlo al intercambio? En el trueque la mercancía que entregas es un medio, que cambias, para obtener otro bien.

    Dices que para Menger las mercancías no son medios de cambio. Sin embargo para Menger las mercancías son «más mercancías» en tanto en cuanto son más vendibles y se utilizan como medios de intercambio indirecto. De hecho, Menger afirma expresamente que el dinero (medio de intercambio ¡¡indirecto!! por excelencia), «tiene permanentemente el carácter de mercancía, mientras que los demás bienes lo tienen solo transitoriamente».

    Justo lo contrario de lo que tu pretendes interpretar: que Menger restringe el término mercancía a aquellos bienes destinados al trueque.

    • A ver Polavieja que no te enteras:
      Dice Menger en el Prologo a su Principios (ojo 2ª edicion) sobre la validez espitemologica de la ciencia economia :
      «»Si, y bajo qué condiciones, una cosa es útil para mí; si, y bajo qué condiciones, es un bien; si, y bajo qué condiciones, es un bien económico; si, y bajo qué condiciones, tiene valor para mi y cuál es la medida de este valor; si, y bajo qué condiciones, se produce un intercambio económico de bienes entre dos agentes económicos y cuáles son los límites dentro de los cuales puede llegarse a la formación del precio, todas estas y otras muchas cuestiones son tan independientes de mi voluntad como las leyes de la química son independientes de la voluntad de un químico práctico. La anterior objeción parte, pues, de una errónea concepción, fácilmente detectable, sobre el campo propio de nuestra ciencia. La economía política teórica no se ocupa de propuestas prácticas en orden a las actividades comerciales, sino de las condiciones bajo las cuales desarrollan los hombres su actividad previsora en orden a la satisfacción de sus necesidades. »

      Mas adelante en el capitulo «Sobre la esencia de los bienes» :

      «»Se observa una peculiar relación allí donde existen cosas que de ninguna forma pueden entrar en relación causal con la satisfacción de las necesidades humanas, pero que los hombres consideran como si fueran bienes. Se da este fenómeno cuando se les atribuyen erróneamente a las cosas propiedades y, por tanto, causalidades que, en realidad, no poseen, o donde, también erróneamente, se presuponen unas necesidades humanas que en realidad no existen. En ambos casos aparecen, a nuestro entender, cosas que se hallan, no en realidad, pero sí en la opinión de los hombres, en la relación antes dicha, que es la que fundamenta la cualidad de bien de las cosas. A las cosas de la primera categoría pertenecen la mayoría de los cosméticos, los amuletos, muchos de los medicamentos que se recetan a los enfermos en las culturas poco desarrolladas y, todavía hoy día, entre los pueblos primitivos, las varitas divinatorias, las pócimas amorosas, etcétera. Estas cosas carecen realmente de capacidad para satisfacer aquellas necesidades humanas que pretendían aplacar. Entre los objetos de la segunda categoría deben mencionarse los medicamentos para enfermedades que de hecho no existen, los utensilios, estatuas, edificios, etc., que los pueblos paganos empleaban para el culto de sus ídolos, los instrumentos de tortura y otras cosas similares. A estos objetos, que derivan su cualidad de bien únicamente de unas propiedades imaginadas o de unas imaginadas necesidades humanas, puede calificárseles también de bienes imaginarios [3]. »

      Adios al subjetivismo; el primer parrafo del Prologo es totalmente incompatible con con el referido a la esencia de los bienes. Esto ya lo dijo un señor llamado Luis de Mises en su obra titulada «Problemas epistemologicos de la economia » en la decada del siglo XX.

      Eres un charlatan y un sectario.

  3. Estimado Polavieja, no deja de asombrarme tu chachara vacua; dices :
    «» ¿Y qué diferencia hay entre utilizar algo como medio de cambio y destinarlo al intercambio? En el trueque la mercancía que entregas es un medio, que cambias, para obtener otro bien.»»
    A ver; Menger diria : en el trueque entrego mi mercancia, un medio para la satisfaccion de un deseo o fin del comprador de la misma, para conseguir otro medio para la satisfaccion de un fin o deseo mio; es decir el significado que yo le otorgo a ese medio o util en cumplimiento de su valor de uso subjetivo.
    Finalmente, a continuacion te dejo una cita de Menger que es definitiva :
    «» [5] De lo dicho se desprende una doble conclusión: en primer lugar, que con la alusión genérica al dinero como “mercancía” no se avanza ni un solo paso en el intento de explicar la posición peculiar del dinero en el círculo de las mercancías; y, en segundo lugar, que la opinión de quienes niegan el carácter de mercancía del dinero “porque el dinero, en cuanto tal, y sobre todo bajo la forma de moneda acuñada, no sirve para ningún fin de uso” es insostenible (prescindiendo además del desconocimiento de la importante función del dinero que esta afirmación encierra), ya por la sencilla razón de que esta objeción es aplicable también a la cualidad de mercancía de todos los restantes bienes. Efectivamente, ninguna “mercancía”, en cuanto tal, sirve para fines de uso, al menos en su forma o presentación comercial»»

    ¿que mas quieres hombre?

  4. Para Joel :
    En tu nota nº 15 señalas «»Es la primera transacción registrada de bitcoins por dólares de la que se tenga noticia. Fue realizada a través de PayPal. Comprador y vendedor se pusieron de acuerdo en establecer el precio calculando el coste energético necesario para minar dicha cantidad de bitcoins. Es decir, Martti Malmi (uno de los principales desarrolladores de Bitcoin en aquellos momentos) estaba interesado en facilitar que el exchange comenzara su actividad, por lo que vendió esos bitcoins al propietario de New Liberty Standard a precio de coste.»»

    Aqui hay una transaccion de la mercancia bitcoin ( creada o «minada· con el objetivo de que se convierta en dinero) por un medio de cambio, dolares generalmente aceptados debido su curso forzoso en USA, cuya cantidad se estima que cubre los costes del minado; vale ¿pero desde cuando los precios son determinados por los costes? ¿que garantiza en el mercado que el precio de los bitcoins cubra sus costes de minado? No es asi como surgio el dinero en el mercado; de hecho cuando la plata y el oro ya eran dinero se utilizaban para comprar no solo bienes de consumo sino tambien medios de produccion (bienes de capital, trabajo y tierra); lo del minado pretende restringir la oferta o Stock para que al igual que el oro o la plata sea relativamente escaso; es imposible que bitcoin sea dinero en sentido estricto; yo lo veo como la burbuja de los tulipanes en holanda.
    Un cordial saludo.

    • Por supuesto, los precios de mercado no son determinados por los costes. Pero en un momento dado alguien puede querer vender un bien al mismo precio al que lo compró, es decir, sin pretender sacar beneficio monetario. Ese fue el caso de Malmi que vendió los 5050 bitcoins calculando el coste energético de su minado (precio que fue aceptado por el comprador). Por ese lado, Malmi no obtuvo beneficio. Aunque evidentemente el hecho de que efectuara el cambio demuestra que algún beneficio subjetivo obtuvo al efectuarlo, puesto que si no fuera así, no lo hubiera realizado. Ese beneficio obtenido por Malmi ya lo he citado. “Malmi estaba interesado en facilitar que el exchange comenzara su actividad.” Y consiguió su objetivo, al venderle los bitcoins. “A partir de ese momento, el precio de bitcoin comenzó a fluctuar libremente en el exchange” [New Liberty Standard]. Tras esto, enseguida apareció otro exchange y de esa forma es como se fueron alcanzando poco a poco los diferentes precios de Bitcoin en el mercado.

  5. Finalmente Sr, POLAVIEJA :

    Una mercancia «Mengeriana» es siempre y en todo momento cualquiera de estas cosas :

    1º) En el cambio autistico o intrapersonal, para el actor puede ser un bien de consumo (salvo el dinero y esto sin la etiologia implicita en el Teorema Regresivo de Mises no se entiende) , un bien de capital y/o ahorro bruto; por ejemplo , el dinero demandado como retencion o atesorado seria ahorro bruto (cosa distinta es la finalidad para la que se retiene dinero que siempre viene determinada por la preferencia temporal y la incertidumbre sobre el futuro; es un «seguro» para afrontar la misma; como epistemologicamente es imposible matematizar la incertidumbre en el campo de la accion humana, entonces retenemos dinero, el bien presente por excelencia; Vease Mises y Hoppe) ; en el caso del trigo, puede ser un bien destinado al consumo o un bien de orden superior; o sea, un bien de capital si se destina a la siembra donde intervienen los factores originarios «tierra» y trabajo.
    2º) En el cambio interpersonal o bilateral, entonces estamos hablando de bienes de capital para todas las mercancias, excepto nuevamente el dinero; en el caso del medio de cambio lo demandamos y/o ofertamos para tenencia y/o ulterior intercambio por mercancias, ya sea bienes de consumo, bienes de capital, trabajo y tierra; en suma, para la obtencion de medios adecuados al cumplimiento de nuestros fines (consumo estricto sensu).

    Yo ya se que todo lo anterior no te entra en la mollera porque tu al igual que otros economistas que se dicen «austriacos», no digamos ya los mainstream, estais al igual que Wieser, Mayer, Hayek, Kizner y otros instalados todavia en la Segunda Ley de Gossen de saturacion de las necesidades; vamos lo del famoso ejemplo del vaso de agua para explicar la utilidad marginal; un perfecto disparate; yo me quede asombrado, hace ya años, cuando vi en un video de la Universidad Francisco Marroquin al Sr. Martin Krause utilizar el ejemplo todo convencido.

    En fin, te quedan muchas lecturas; yo te sugiero que uses Chat GPT o como se llame para no perder el tiempo; si eres incapaz de razonar, pues es lo que te queda; por cierto, el otro dia vi un video donde estabais tu, Rallo y el economista Philip Bagus; este como el santo job de la biblia, os estaba explicando que era imposible medir el poder adquisitivo del dinero y mucho menos estabilizar su valor; Rallo en su papel de estrella rutilante del Juan de Mariana, venia a decir «Si pero yo creo»; y Bagus le contestaba que no que no se puede; y el otro vuelta la burra al trigo; tu no se que pintabas alli; lo cierto es que diverti durante unos 20 minutos hasta que lo deje.

    Un cordial saludo.


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