Réplica (4 de 4) al artículo “Bitcoin es una mercancía”[1]
Las tomas falsas de este debate
Algunos de los argumentos empleados por Polavieja en este debate los considero como tomas falsas. En el mundo del cine o de la televisión, las tomas falsas son aquellas tomas descartadas para su emisión o emitidas posteriormente, por ejemplo, por ser divertidas. En este caso, considero tales argumentos como errores o manipulaciones demasiado evidentes como para ser tomados en serio (es decir, los considero una toma falsa, una toma que debe ser descartada). Por ese motivo, apenas los analizaré. Simplemente, mostraré aquí esas “tomas falsas” para que no se lleve a engaño el autor y crea que sus argumentos han pasado por buenos.
Primera toma falsa
Para que se pueda entender a lo que me voy a referir con esta primera toma falsa, comenzaré por repetir de forma abreviada algunos de los argumentos que empleaba en mi réplica a Polavieja, en los que planteaba una duda que podía surgir a partir de ciertas palabras de Menger. La duda era si Menger consideraba necesario que una mercancía (un bien destinado al intercambio) tuviera usos distintos a ser medio de cambio. En primer lugar, citaba unas palabras de Menger referidas al dinero (la mercancía por antonomasia, según su definición) en las que parece entenderse que considera necesario el valor de uso:
La fuerza de la costumbre es tal que asegura al dinero su capacidad de intercambio, incluso cuando ya no se tiene inmediatamente en cuenta su carácter de metal útil. Esta observación es del todo correcta. Pero no es menos claro que desaparecería rápidamente la capacidad de intercambio del dinero, a una con la costumbre sobre la que se fundamenta, si, por la razón que fuere, el dinero perdiera su característica de metal útil.[3]
Manuel Polavieja
A continuación explicaba que “este párrafo se refiere a una observación de Oppenheim en Die Natur des Geldes (1855)” y decía que, se compartiera o no la última afirmación de Menger, tal vez Polavieja no estaba muy acertado “cuando interpreta que según Menger no sería necesario que una mercancía tuviera otros usos distintos a ser medio de cambio”.
La respuesta de Polavieja a mis argumentos fue la siguiente:
…al contrario de lo que parece insinuar Serrano, Menger no afirma que la amplia demanda de una mercancía tenga que venir porque además tenga valor de uso, e incluso si así fuera (que no lo es), tampoco afirma que sea una característica obligatoria.
Manuel Polavieja
Por supuesto, yo nunca insinué nada en ese sentido, simplemente plantee una duda y esperaba que Polavieja pudiera ofrecer alguna explicación, cosa que no hizo. Pero lo mejor viene a continuación. Dice Polavieja:
Con respecto al texto de Menger en el que se refiere a Oppenheimer, la conozco muy bien y la traducción al castellano omite la palabra “cantidades”. Este texto termina de la siguiente manera en el escrito original: “wenn der Charakter der Geldstücke, als Quantitäten von Nutzmetall, verloren ginge.” Que en la versión en inglés está traducido con mayor fidelidad que en castellano: “if the character of coins as quantities of industrial raw materials were lost.” Menger se está refiriendo a que la cantidad de metal (oro o plata) desaparezca, es decir, al envilecimiento de la moneda.
Manuel Polavieja
El texto de Menger citado al comienzo y al que se refiere Polavieja en esta cita corresponde a una nota del primer apartado (“Naturaleza y origen del dinero”) del capítulo VIII (Teoría del dinero) del libro de Menger Principios de Economía Política. Cuando introduce esa nota a pie de página (larguísima nota), Menger está hablando de la gran importancia de la costumbre en el origen del dinero. La nota al completo (casi dos mil palabras) trata sobre las diferentes teorías del origen del dinero defendidas por los economistas a lo largo de la historia (desde Aristóteles, Jenofonte y Plinio, pasando por Law, Genovesi y Turgot, hasta llegar a Rau, Roscher y, finalmente, Oppenheim, entre muchos otros).
¿Por qué incluyo este asunto en la categoría de “tomas falsas”? Porque este texto no tiene absolutamente nada que ver con el envilecimiento de la moneda, ni en español, ni en inglés ni en alemán. Bajo ningún concepto se puede afirmar lo que dice Polavieja.[4] Les pido a aquellos que se creyeran la réplica políglota de Polavieja que la comprueben (don´t trust, verify). Aquí no cabe una mala interpretación. Polavieja se “saca de la manga” el sentido de las palabras de Menger para no dar explicaciones de la duda que se le estaba planteando y que ponía en un brete sus tesis.
Segunda toma falsa
Siguiendo con el tema anterior, en la réplica le mostraba a Polavieja otro texto en el que de nuevo se podía interpretar que Menger consideraba necesario que las mercancías tuvieran siempre un uso distinto al de estar destinadas al intercambio:
Por doquier vemos que las mercancías que, por condiciones históricas y geográficas, son más negociables, además de ser empleadas para fines útiles, asumen al mismo tiempo la función de medios de cambio de uso general.[5]
Menger, Carl (1892): El dinero. Madrid: Unión Editorial, 2013, p. 90
En mi opinión, Menger da por hecho que las mercancías usadas como dinero se emplean siempre para fines útiles. No dice a veces asumen, dice asumen al mismo tiempo… De hecho, se podría cambiar el orden de la frase sin alterar el significado. Las mercancías más negociables, además de ser usadas para el intercambio, se emplean al mismo tiempo para fines útiles. Sin embargo, Polavieja me saca del error con una lección magistral (nótese la ironía):
También trae Serrano otra cita donde Menger se refiere a mercancías donde dice: “además de ser empleadas para fines útiles”. En primer lugar, el adverbio “además” ya denota un carácter accesorio o accidental (no esencial).
Manuel Polavieja
Decir que el adverbio “además” denota un carácter accesorio o accidental (no esencial) es simplemente ridículo. El adverbio “además” se usa para introducir información que se añade a la ya presentada (RAE), pero ese uso no denota nada. La locución preposicional “además de” se usa para añadir información a algo que se indica expresamente (RAE) y, de nuevo, este uso no denota nada. El diccionario María Moliner dice que el adverbio “además” expresa que la acción del verbo a que afecta ocurre añadida a otra ya expresada. Y pone como ejemplo la frase tiene mucho dinero, además de fincas, que como se podrá entender no denota ningún “carácter accesorio o accidental (no esencial)” de las fincas, simplemente añade información.
Por los motivos expresados, este pequeño pasaje de Polavieja también se ha ganado el derecho a aparecer en la categoría de “tomas falsas”.
Tercera toma falsa
Dice Polavieja, en referencia al origen del dinero que
una cosa es que individualmente sea históricamente muy improbable, más bien virtualmente imposible, inventar algo tan abstracto como el dinero de forma individual, y otra muy distinta que una vez descubierto espontáneamente y sobre el soporte de los bienes con valor de uso, cualquiera pueda intentar lanzar, de manera expresa y exclusiva, un bien cuya finalidad sea únicamente servir como medio de intercambio.
Manuel Polavieja
Por supuesto, nada impide que cualquiera pueda lanzar un bien con la única intención de servir como medio de intercambio o cuya finalidad sea, desde su punto de vista, únicamente esa. Pero, por un lado, la intención del creador de ese bien no es relevante a la hora de que ese bien sea adoptado finalmente en sociedad como medio de intercambio y, por otro, el hecho de que el creador de un bien solo encuentre en ese bien una determinada finalidad no impide que otras personas encuentren finalidades distintas (la creatividad del ser humano es sorprendente e inagotable).
Y, relacionado con lo que dice Polavieja en ese párrafo, uno de los errores más habituales es pensar que la teoría del origen del valor del dinero de Mises (una teoría apriorístico-deductiva compatible con la teoría histórico-evolutiva del surgimiento del dinero de Menger) es solo aplicable al primer dinero, pero que cuando hay otros dineros en funcionamiento y es conocido el concepto de dinero las circunstancias son diferentes. En realidad, las circunstancias son, en última instancia, exactamente las mismas. Es posible inventar un bien con la intención de que se convierta en dinero, y ese bien puede efectivamente llegar a ser dinero, pero no es posible demandar algo como dinero/MoE si no se ha establecido antes un precio de ese bien en el mercado. Y precisamente de este asunto del primer precio es de lo que quería hablar ahora. En referencia a la hipotética invención de un bien con la intención de ser dinero, dice Polavieja:
Que dicha invención no tenga ningún valor de uso no monetario que genere un primer precio, o que dicha invención acabe por fracasar, en absoluto impide que el promotor la lance y que uno o más individuos consideren que puede funcionar como medio de cambio adquiriendo las primeras unidades al precio que voluntariamente acuerden las partes y generando así un primer valor de cambio basado única y exclusivamente en la expectativa de utilidad monetaria.[6]
Manuel Polavieja
Ya he analizado en profundidad el asunto de las expectativas, las esperanzas, etc., en la tercera parte de este trabajo,[7] y ese análisis las ha mostrado como valor de uso, así que no voy a repetirme. Lo único que voy a hacer aquí es mostrar un ejemplo similar al de Polavieja, el de Lawrence H. White en el año 2014 y su rectificación en el año 2015.
En 2014, poco después del 100 aniversario de la obra de Mises La Teoría del Dinero y del Crédito, Lawrence H. White organizó un debate en “Liberty Matters”.[8] Los participantes (Lawrence H. White, Jörg Guido Hülsmann, Jeffrey Rogers Hummel, y George A. Selgin) analizaron la importancia de La Teoría del Dinero y del Crédito de Mises como un paso más en la aplicación de los avances de los economistas austriacos a la teoría monetaria y discutieron la solidez de la teoría de Mises una vez que, supuestamente, había sido puesta a prueba por la aparición de Bitcoin. En ese debate Lawrence H. White consideraba un desafío dar cuenta de Bitcoin utilizando el teorema de la regresión de Mises y utilizaba muchos de los argumentos que hoy emplea Polavieja. Incluso llega a cuestionar el propio teorema. Pero al igual que le sucede a Polavieja, el cuestionamiento del teorema por parte de White estaba basado en asunciones manifiestamente erróneas acerca de los inicios de Bitcoin. No obstante, a diferencia de Polavieja, White corrigió algunos de esos errores en 2015:
Anteriormente (White 2014a) rechacé demasiado apresuradamente este argumento como explicación de cómo Bitcoin logró por primera vez un precio de mercado positivo, sobre la base de que «no ofrece lo que requiere el argumento, es decir, una descripción de cómo Bitcoin inicialmente alcanzó un valor independiente de su uso real o futuro como medio de intercambio. El valor en cada punto de este escenario deriva enteramente del uso o uso prospectivo como medio de intercambio…» Me equivoqué al pensar que el argumento requiere tal cosa. Una valoración de afinidad positiva de una criptomoneda bien puede estar referida a la posibilidad de que despegue como dinero no estatal, pero eso no implica el problema del huevo o la gallina. La demanda de afinidad y, por lo tanto, el valor de mercado pueden ser positivos antes de que comience el uso real del medio de intercambio.[9]
Lawrence H. White, The Market for Cryptocurrencies.
Polavieja sigue repitiendo hasta la saciedad que Bitcoin no tuvo nunca ningún valor de uso no monetario y que cualquier valor que se le apreciara y que condujera al primer precio de mercado fue debido únicamente a su utilidad monetaria esperada. Ese empeño absurdo de Polavieja, que como hemos visto White no tardó en abandonar, le hace merecedor de esta nueva “toma falsa”.
Cuarta toma falsa
Antes de comenzar, conviene recordar dos cosas: la primera, que tanto la utilidad como el valor son siempre subjetivos, y la segunda, que no se debe confundir la eficiencia de una máquina (utilidad técnica) con la utilidad que cada uno pueda encontrar en ella (utilidad praxeológica). Digo esto, porque Polavieja utiliza muy a menudo el ejemplo de los coches o los teléfonos para compararlos con Bitcoin. Según su opinión, son todos mercancías y no hay diferencias esenciales entre ellos. Pero las diferencias existen y son insuperables.
La utilidad técnica de un coche es innegable, al igual que la de un teléfono. Digamos que no es necesaria una red de personas para reconocer la utilidad técnica de un teléfono (la puede comprobar el inventor por sí mismo, poniéndose un auricular en el oído izquierdo y otro auricular en el derecho). Y el hecho de que se venda o no el teléfono es indiferente, la utilidad técnica existiría igualmente aunque no se vendiera un solo teléfono y se dejara de fabricar.
En el caso de Bitcoin (como en el caso del coche o del teléfono) también hay un funcionamiento técnico evidente (bueno… al principio no era tan evidente, Satoshi Nakamoto y “Hal” Finney pasaron algunos apuros corrigiendo los problemas que iban surgiendo, pero hace mucho tiempo que no hay ninguna duda al respecto). No obstante, a pesar de un funcionamiento técnico impecable, el sistema Bitcoin no produce medios de intercambio. Un congelador produce cubitos de hielo, y el sistema Bitcoin “produce” bitcoins, pero este sistema no produce medios de intercambio. El hielo se puede utilizar para enfriar bebidas, independientemente de que los usuarios finalmente decidan no enfriar sus bebidas.
Sin embargo, la utilidad monetaria de Bitcoin no es independiente de que los usuarios decidan utilizar los bitcoins como medio de intercambio indirecto, porque los medios de intercambio surgen precisamente como consecuencia de las acciones de los agentes económicos (no como consecuencia del funcionamiento técnico de un sistema). Es decir, los bitcoins solo se convierten en medios de intercambio si los usuarios los utilizan para tal fin. Mientras los usuarios no utilizaban los bitcoins para el intercambio indirecto, los bitcoins no eran medios de intercambio (a pesar de que el sistema desde el primer momento y sin descanso “producía” nuevos bitcoins cada diez minutos).
Pretender que la utilidad monetaria de Bitcoin es equivalente a la utilidad técnica de los coches, de los teléfonos o de la máquina de hielo es absurdo; es desconocer completamente las leyes que rigen el intercambio indirecto. Por ello, esta idea de Polavieja merece ser considerada como una nueva “toma falsa”.
Quinta toma falsa
Respecto a ciertos asuntos que no vienen al caso, dice Polavieja lo siguiente:
Esto ni siquiera lo disputa Mises en la cita que expuse en el IV artículo de mi serie, donde afirma que los servicios monetarios son capaces de generar valor, que Serrano parece que no leyó, pues la aporta como novedad en su crítica.
Manuel Polavieja
Antes de nada, decir que yo no aporto ese párrafo de Mises como novedad, sino que lo aporto en apoyo de mis argumentos. El hecho de que también lo citara Polavieja en su artículo es irrelevante, pues no tiene la exclusiva de las ideas de Mises. Además, seguramente las interpretemos de forma muy diferente. No obstante, lo que quiero decir sobre este asunto no tiene del todo que ver con la respuesta de Polavieja a mi crítica, sino más bien con esa alusión directa.
El caso es que hace un tiempo Polavieja publicó en Twitter el siguiente mensaje:
Incluso Ludwig V. Mises, a pesar de su desafortunado teorema de la regresión, finalmente reconoció que la función monetaria es en sí misma capaz de crear valor.[10] [Traducción propia]
Manuel Polavieja
Añadiendo una foto de un párrafo de Mises, que es precisamente el párrafo del que estamos hablando ahora:
Todos los que negaron la capacidad de los servicios del dinero para determinar su valor de cambio no supieron reconocer que el único elemento decisivo es la demanda. El hecho de que exista una demanda de dinero —el bien más comerciable (más vendible), por el cual los propietarios de otros bienes están dispuestos a intercambiar— significa que la función monetaria es capaz de crear valor.[11] [Traducción propia]
Mises, Ludwig von. Money, Method, and the Market Process : essays by Ludwig von Mises. Selected by Margit von Mises. United States of America: Kluwer Academic Publishers, 1990, p. 59
Esto que dice Mises en ese libro de 1990 (que la función monetaria es capaz de crear valor) coincide al cien por cien con lo que defiende Polavieja. Por ello, Polavieja interpretó esas palabras de Mises a su favor y dijo eso de “a pesar de su desafortunado Teorema de la Regresión, Mises finalmente reconoció que la función monetaria en sí misma era capaz de crear valor” [las cursivas son mías]. Como yo conocía la fecha en que Mises escribió tales palabras, le pregunté a Polavieja lo siguiente:
¿Qué quieres decir con eso de “finalmente reconoció”? Escribió eso en 1932, 17 años antes de escribir La Acción Humana y en este trabajo no necesitó cambiar nada esencial sobre su teorema de la regresión de 1912…[12] [Traducción propia]
Tras esto, Polavieja me responde: “Esa cita es de Money, Method, and the Market Process, publicado en 1990 por su esposa. No sabía que lo escribió en 1932, ¿estás seguro de esa fecha?”[13] [Traducción propia]. Una vez que le envié los datos de publicación,[14] Polavieja no tuvo inconveniente en reconocer su error:
Entonces me equivoqué usando la palabra “finalmente”.[15] [Traducción propia]
Manuel Polavieja
Pero aquí la cuestión verdaderamente importante no es reconocer el error de usar la palabra “finalmente”, sino lo que esto significaba. Polavieja daba a entender que Mises había planteado su teorema de la regresión en 1912 (en La Teoría del Dinero y del Crédito), lo había ratificado en 1949 (en La Acción Humana) y, sin embargo, en 1990 se daba cuenta por fin de su error y rectificaba. Es decir, Polavieja se había inventado una interpretación favorable a las tesis que defiende a partir de un dato erróneo y que no había comprobado antes de hacer su interpretación. A esto se le llama sesgo de confirmación. Ignacio Moncada lo explicaba muy bien en este mismo medio (el IJM):
Las personas tenemos una enorme tendencia a intentar confirmar nuestras ideas preconcebidas. Para ello, inconscientemente, buscamos y seleccionamos la información que nos interesa, la interpretamos como nos viene bien y le damos una importancia desproporcionada. Sin embargo, tendemos a evitar la información que pone en duda nuestras ideas, la reinterpretamos para no tener que modificarlas y le damos una importancia mucho menor que a la información que nos interesa.[16]
Ignacio Moncada
Polavieja aceptó su error al usar la palabra “finalmente”, pero la inclinación a hacer interpretaciones que favorecen los argumentos propios únicamente le condujo a cambiar de interpretación. Si primero decía que Mises, “a pesar de su desafortunado teorema de regresión, finalmente reconoció…” Ahora dice: “estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Mises en esa cita, y añado que ahí contradice de pleno su propio teorema de regresión”. En lugar de pensar que Mises difícilmente caería en tal contradicción y buscar una explicación plausible, eligió el camino fácil.
En realidad, en este caso a Polavieja no parece importarle demasiado qué versión dar, lo que parece interesarle más es confirmar sus ideas preconcebidas. Esto es una reinterpretación en el sentido que señalaba Ignacio Moncada cuando explicaba el sesgo de confirmación. En castellano antiguo esta actitud se describía como “sostenella e no enmendalla”. Y creo que merece ser incluida en la categoría de “tomas falsas”.
Evidentemente, el sesgo de confirmación es muy poco recomendable en la investigación, sobre todo si como dice Polavieja él solo busca “avanzar en conocimiento”. De hecho, el sesgo de confirmación es más propio de propagandistas que de investigadores. No quiero decir con esto que Polavieja actúe como un propagandista, si lo pensara lo diría. Ahora bien, ese peligro siempre está ahí, ¿a cuántas personas conocen que después de llevar mucho tiempo defendiendo una misma posición se dan cuenta de su error y rectifican? Eso es más fácil hacerlo cuando uno lleva poco tiempo, pero cuando lleva mucho…
En mi caso particular, siendo Jesús Huerta de Soto presidente del tribunal que me examinaba, defendí los errores del teorema de la regresión en un trabajo de investigación sobre Bitcoin. Pero, una vez que profundicé en esa investigación (en el doctorado que estoy realizando en la actualidad) y entendí el teorema en toda su profundidad, me di cuenta de que el error era mío, no de Mises ni del teorema. Y no tengo problema ninguno en admitirlo.
Por supuesto, cuando cometí ese error llevaba poco tiempo de investigación y, por lo tanto, era más fácil admitirlo que si hubiera llevado muchos años defendiendo la misma posición. Como simple curiosidad, quiero añadir que el hecho de que cualquier aprendiz de economista o cualquiera que empiece a profundizar en teoría monetaria encuentre (o crea encontrar) fallos en las teorías de Mises al parecer es algo muy habitual. Se lo he leído a Joseph T. Salerno e incluso también a Rallo:
… cuando releo a Mises intentando encontrar sus fallas me doy cuenta, la mayoría de las veces, de que cuando yo he ido, él ya ha vuelto. Es cierto que sigo manteniendo ciertas diferencias irreconciliables con él, en asuntos en los que estoy seguro de que se equivoca, pero en muchas otras ocasiones sólo me queda concluir que las objeciones que había desarrollado contra sus argumentos ya las había tenido él en cuenta, analizado enteramente y refutado en unas pocas líneas. Y es en esos momentos en los que me rindo ante la elegancia del austriaco y comprendo que una sola lectura de La acción humana no es suficiente: la riqueza intelectual que contiene cada uno de sus párrafos es demasiado grande como para apreciarla y comprenderla en toda su magnitud… [17]
Juan Ramón Rallo. El libro que me convirtió en economista
Me quedo con estas últimas palabras de Rallo y doy por terminada mi respuesta al artículo de Polavieja. A continuación añadiré un apartado final con unas breves reflexiones (simples pensamientos puestos por escrito).
Addenda
Unas breves reflexiones. Vaya por delante que estas reflexiones no son las conclusiones del análisis realizado (eso ya queda visto para sentencia de los lectores), sino solo unas reflexiones personales expuestas con luz y taquígrafos. Esta expresión, popularizada en su día por Antonio Maura en el Congreso de los Diputados quiere decir “claridad en los planteamientos y que quede por escrito para que conste”. Pues esa es precisamente mi intención con estas reflexiones.
Como ya he comentado anteriormente, Polavieja dice que prefiere hablar de mercancía para referirse al estatus inicial de Bitcoin, renunciando a hablar de medio de intercambio. Pero, en mi opinión, si pretende hablar de utilidad monetaria, no queda otro remedio que hablar de medios de intercambio. Según alega, el motivo de su renuncia es despejar el debate. Sin embargo, cuando Polavieja dice esto, parece que lo único que pretende es enredar los argumentos, no aclararlos. Comienza con las mercancías, que transforma en medios de cambio, luego cambia el significado del concepto valor de cambio de forma que pueda enlazar con los anteriores… Con estos tejemanejes presenta como verosímil lo que en realidad es una imposibilidad lógica (la existencia de una mercancía con valor de cambio sin haber tenido antes valor de uso) y, finalmente, mediante una interpretación ad hoc de Bitcoin, acaba sosteniendo que este novedoso fenómeno monetario refuta el teorema de la regresión de Mises.
En mi opinión, el verdadero interés de Polavieja es arrumbar el teorema de la regresión. Polavieja defiende una teoría monetaria muy difusa. Dado que esta teoría no cuenta con unos sólidos fundamentos y es puesta en evidencia desde su misma base por el teorema de Mises, Polavieja se afana en tratar de desprestigiarlo. Como curiosidad, decir que mientras escribía estas palabras me llegó un mensaje informándome de un nuevo artículo de Polavieja en el Instituto Juan de Mariana, adivinen sobre qué trataba… Efectivamente, sobre el teorema de Mises. El artículo se titulaba “Refutación del teorema de regresión de Mises”. La casualidad hizo que llegara esta supuesta “refutación” justo cuando trataba de explicar el porqué de la obsesión de Polavieja por dicho teorema.
En línea con lo ya apuntado, el intento de Polavieja de enfrentar a Mises y a Menger[18] se podría explicar por dos motivos, en primer lugar, por la imperiosa necesidad de refutar el teorema de Mises (los defensores de esa teoría monetaria tienen que aparentar haber refutado la teoría de Mises antes de poder seguir adelante con sus planteamientos). Y, en segundo lugar, porque al romper con Mises los defensores de esa teoría monetaria necesitan imperiosamente mantener un enlace con la Escuela Austriaca de Economía. De lo contrario, se quedarían huérfanos, espantando a todos aquellos que solo llegan a ellos atraídos por el prestigio de esta escuela económica (principalmente liberales, anarcocapitalistas y, en los últimos años, también bitcoiners). En el caso de Polavieja, el enlace con la escuela lo busca a través de la defensa de algunas teorías muy específicas de Menger y, en lo relacionado con Bitcoin, ese enlace lo busca principalmente a través de la teoría de la mercancía del mismo autor.
Desconozco si Polavieja se considera seguidor de la Escuela Austriaca de Economía o simplemente seguidor de Menger. Tal vez ninguna de las anteriores y, en realidad, solo se sirva de Menger de forma utilitarista para conseguir los objetivos citados. En todo caso, mi opinión es que en la actualidad desarrolla una estrategia que solo está enfocada hacia la defensa de su teoría monetaria (considero que esto es así incluso cuando habla de Bitcoin). Esa teoría monetaria que defiende supone un claro retroceso en el ámbito de la teoría económica y es un peligro para el entorno de Bitcoin (es un peligro siempre que esta teoría monetaria sea tomada en serio, por supuesto). A este respecto, resulta curioso (y triste) observar las contradicciones de aquellos que a lo largo de los años han convencido a muchos bitcoiners de que la teoría monetaria de Mises era rechazable porque implicaba la imposibilidad del surgimiento de Bitcoin como dinero/MoE (en una errónea interpretación del teorema de la regresión y del surgimiento de Bitcoin) y ahora tratan de convencerlos de que Bitcoin no puede llegar a ser dinero (por su volatilidad, falta de estabilidad, imposibilidad de adaptar la oferta a la demanda, etc.) Ver para creer.
En referencia a esto, últimamente veo asomar un peligro en el horizonte, no para Bitcoin, sino para el interés particular de aquellos bitcoiners que han aceptado la teoría monetaria defendida por Polavieja como si fuera una verdad absoluta e incuestionable. Este potencial peligro es que los defensores de dicha teoría traten de lanzar una nueva moneda digital que “solucione” los problemas de Bitcoin (por supuesto, una moneda que estaría basada en su defectuosa teoría monetaria). Hace mucho tiempo que sigo con interés las publicaciones de Polavieja referentes a Bitcoin y tengo que decir que me inquieta su actual deriva. Solo en los últimos días, he visto a Polavieja decir lo siguiente:
Esta fue claramente la intención de los cypherpunks desde la década de los 80 del siglo pasado, que Friedman veía venir con toda claridad, también es clara la intención de Satoshi viendo el título de su whitepaper, o la intención de todo aquel que esté trabajando hoy en diseñar una moneda totalmente independiente trust minimized sin vinculación a ningún activo que por ejemplo sea más estable que Bitcoin por la vía de adaptar algorítmicamente la oferta a la demanda.[19]
Manuel Polavieja. Bitcoin es una mercancía II
No parece que esta última idea le produzca a Polavieja ningún rechazo, toda vez que coincide con su teoría monetaria. Lo dice aún más claro en el siguiente mensaje:
Totalmente spot on. Una moneda estable e igual de trust-minimized que Bitcoin sería la muerte de las monedas fiat. Posiblemente, dejaría a Bitcoin agonizando, no lo sé. Pero si esa nueva moneda liquida las monedas estatales, yo firmo ya mismo.[20]
Manuel Polavieja. Una moneda estable e igual de trust-minimized que Bitcoin
Estos mensajes me resultan muy extraños. En primer lugar, porque Polavieja es uno de los mayores defensores del dólar que yo conozca. Pero dejando esto a un lado, qué lejano queda aquello de que Bitcoin era un berserker, la anti fragilidad, la resiliencia… cuando ahora los defensores de esta teoría monetaria sostienen que Bitcoin no sirve para aquello que fue creado (no sirve como dinero). Lamentablemente, algunos bitcoiners de perfil técnico aceptan con poco espíritu crítico las conclusiones que se deducen de dicha teoría monetaria, mientras asumen ingenuamente que tales conclusiones están basadas en hechos y no en teorías.[21]
Probablemente, cada vez está más cerca el momento de ver aparecer una nueva moneda patrocinada por los defensores de esa teoría monetaria (una stableshitcoin diseñada para “solucionar” los problemas de Bitcoin). Mientras llega ese momento, espero que muchos de los bitcoiners influidos por dicha teoría monetaria empiecen a darse cuenta de que los problemas no se sitúan en Bitcoin, sino en la teoría monetaria desde la que se interpreta. De no ser así, seguramente serán ellos los que soporten voluntariamente el coste de lanzar esa nueva moneda(por supuesto, a costa de sus bitcoins, como lo fue en su día para otros bitcoiners pensar que la solución de los problemas se encontraba en Bitcoin Cash o en Bitcoin Satoshi Vision). Incluso Fernando Nieto tiene esto muy claro, al menos cuando es capaz de abandonar el punto de vista de esa defectuosa teoría monetaria que defiende y lo analiza desde el punto de vista de un bitcoiner experimentado:
Complexity implies risk, and risks have a cost. Bitcoin excels as the simplest digital trust-minimized wealth. Trying to add complexity in the pursue of something that may be impossible or not provide enough utility to offset its cost puts you in the path for creating an altcoin.[22]
Para terminar quiero decir que mi interés está centrado desde hace ya tiempo en el análisis de Bitcoin desde los postulados de la Escuela Austriaca de Economía. Esta tarea autoimpuesta me obliga (y me obligará) a tratar de mostrar los errores que encuentro en las diferentes interpretaciones de Bitcoin (acertada o equivocadamente). Soy plenamente consciente de que la crítica no suele ser bien recibida, pero al menos los defensores del espíritu crítico, del don´t trust, verify y de la profundización en el conocimiento de Bitcoin no podrán achacarme que no sea perseverante y que no hable claro. Por supuesto, estas reflexiones en voz alta no son más que una opinión personal. Reflejan mi actual interpretación de la situación. Tal vez, dentro de un tiempo esa interpretación cambie. El tiempo lo dirá.
Notas
[1] El presente artículo es una réplica al artículo de Manuel Polavieja “Bitcoin es una mercancía II”, que a su vez es una contrarréplica a mi artículo “Polavieja no comprendió a Mises, tampoco a Menger”, que asimismo es una réplica a la serie de artículos de Manuel Polavieja titulados “Mises no comprendió a Menger” (véase “Mises no comprendió a Menger”, “Mises no comprendió a Menger II”, “Mises no comprendió a Menger III” y “Mises no comprendió a Menger IV”)
[3] Menger, Carl (1871) Principios de Economía Política. Madrid:Unión Editorial, 2019, p. 326 (nota al pie). Esta nota de la edición en español aparece en la versión en inglés en el “Appendix J: History of Theories of the Origin of Money”: Menger, Carl (1871), Principles of Economics. Auburn, Alabama:Ludwig von Mises Institute, 2007, p. 320
[4] De hecho, ese tema del envilecimiento de la moneda solo es abordado por Menger, y muy tangencialmente, en las tres últimas páginas del libro (pp. 347-349) y en la nota 21 (p. 347).
[5] Menger, Carl (1892): El dinero. Madrid: Unión Editorial, 2013, p. 90
[6] Véase “Bitcoin es una mercancía II”
[7] Véase “Polavieja no comprendió a Mises, tampoco a Menger (III)
[8] Véase Lawrence-white-mises-theory-of-money-credit
[9] Este es el texto original: “I previously (White 2014a) too hastily rejected this argument as an explanation of how Bitcoin first achieved a positive market price, on the grounds that it «does not deliver what the argument requires, namely, an account of how Bitcoins initially had a positive value apart from their actual or prospective use as medium of exchange. The value at every point in this scenario derives entirely from use or prospective use as a medium of exchange …» I was mistaken to think that the argument has such a requirement. A positive affinity valuation of a cryptocurrency may well require the possibility of its taking off as a nonstate money, but that does not imply a chicken-or-egg problem. Affinity demand and hence market value can be positive before actual medium-of-exchange use begins.” White L. H., (2015), The Market for Cryptocurrencies
[10] Véase Even Ludwig V. Mises
[11] Mises, Ludwig von. Money, Method, and the Market Process : essays by Ludwig von Mises. Selected by Margit von Mises. United States of America: Kluwer Academic Publishers, 1990, p. 59
[12] Véase ¿Qué quieres decir con eso de “finalmente reconoció”?
[13] Véase ¿Estás seguro de esa fecha?
[14] Originally published in Die Wirtschaftstheorie der Gegenwart vol. 2, Hans Mayer, Frank A. Fetter, and Richard Reisch, eds. (Vienna: Julius Springer, 1932). Translated for this volume by Albert H. Zlabinger—Ed
[15] Véase Entonces me equivoqué…
[16] Véase Behavioral investing una cura de humildad
[17] Véase El libro que me convirtió en economista
[18] Recuerden sus cuatro artículos titulados “Mises no comprendió a Menger” I, II, III y IV
[19] Escrito el 12 de enero de 2023 en el artículo “Bitcoin es una mercancía II”
[20] Escrito el 2 de febrero de 2023: Una moneda estable e igual de trust-minimized que Bitcoin
[21] Por ejemplo, Miguel Vidal, un bitcoiner al que tengo por una persona muy coherente, me sorprendió hace unos días con varios mensajes de apoyo al enésimo intento de refutación del teorema de la regresión de Mises, esta vez por parte de Polavieja. Decía, entre otras cosas, lo siguiente: “Yo creo que la mera existencia de Bitcoin falsa (y por tanto refuta) dicho teorema. … Es decepcionante que tantos académicos tengan más apego a la teoría que a los hechos”. Miguel Vidal no parece darse cuenta de que en las ciencias sociales las teorías se desarrollan para poder entender o explicar la realidad, es decir, la realidad solo se puede entender o explicar a partir de esas teorías. Usaré un ejemplo para mostrar lo que quiero decir (creo que este ejemplo o uno muy parecido se lo leí alguna vez a Rothbard o a Huerta de Soto, no estoy muy seguro). Si un extraterrestre observa a una persona acercarse a un cajero automático y sacar 200 euros en billetes de 50, de 20 y de 10. Lo único que capta es que un terrícola se acerca a lo que parece una máquina y después de manipularla salen de ella unos papeles de diferentes tamaños y colores, los recoge y se va. Esto es así, salvo que el extraterrestre parta de una teoría de los medios de intercambio y del dinero y que esta teoría, junto a su experiencia vital y su conocimiento histórico, le permita comprender lo que en realidad estaba haciendo el terrícola. En el mismo sentido de este ejemplo, se puede decir que no es posible interpretar el fenómeno monetario Bitcoin sin partir de una teoría de los medios de intercambio y del dinero o de la teoría del intercambio indirecto (como se prefiera denominar). Por supuesto, sobra decir que todo esto no tiene nada que ver con la utilidad técnica del sistema Bitcoin. Por otra parte, Miguel Vidal no cae en la cuenta de que Polavieja también extrae sus conclusiones acerca de Bitcoin a partir de la teoría (no puede ser de otra manera). En su caso, a partir de la teoría monetaria que defiende y de la teoría de la mercancía de Menger (que yo creo que malinterpreta, pero eso es cuestión aparte). Espero que estas palabras sirvan al menos para hacer reflexionar a Miguel…
[22] Véase The path for creating an altcoin
El debate sobre las mercancías
Joel Serrano
La liquidez frente al teorema de la liquidez del dinero: una crítica a J. R. Rallo
Manuel Polavieja
Mises no comprendió a Menger (I)
Mises no comprendió a Menger (II)
Mises no comprendió a Menger (III)
Mises no comprendió a Menger (IV)
Joel Serrano
Manuel Polavieja no comprendió a Mises; tampoco a Menger (I)
Manuel Polavieja
Refutación del teorema regresivo de Mises
Joel Serrano
Manuel Polavieja no comprendió a Mises; tampoco a Menger (II)
Manuel Polavieja
Mercancías y economía de mercado
Joel Serrano
Manuel Polavieja no entendió a Mises; tampoco a Menger (III)
11 Comentarios
Menudo galimatias habeis montado:
A ver, sobre Oppenheim, Menger dice los siguiente (sic) :
«»»Su contribución no radica tanto en que mantenga un parecer peculiar sobre el primer origen del dinero (págs. 4 ss), cuanto más bien en su exposición del proceso a través del cual estas mercancías, convertidas ya en medios de intercambio, perdieron este su carácter originario y se convirtieron finalmente en mero signo del valor. Si nos pronunciamos decididamente en contra de este punto de vista es debido a que de la exposición de Oppenheim se deduce con claridad la idea —o más bien la observación— que explica por sí sola la frecuente presencia del antes mencionado error en muchos y muy destacados economistas políticos. Me refiero a la observación de que no pocas veces, y debido a la comodidad que significa nuestro mecanismo de intercambio internacional, desaparece del campo de la conciencia de los agentes económicos el carácter del dinero como metal útil y que, como ulterior consecuencia de esta circunstancia sólo se tiene ya en cuenta su carácter de medio de intercambio. La fuerza de la costumbre es tal que asegura al dinero su capacidad de intercambio incluso cuando ya no se tiene inmediatamente en cuenta su carácter de metal útil. Esta observación es del todo correcta. Pero no es menos claro que desaparecería rápidamente la capacidad de intercambio del dinero, a una con la costumbre sobre la que se fundamenta, si, por la razón que fuere, el dinero perdiera su característica de metal útil:»»»»
Pues resulta que la afirmacion del ultimo parrafo de Menger es completamente falsa; si el oro dejara de tener utilidades no monetarias, no por ello dejaria de ser dinero; lo unico que ocurriria es que su demanda para usos no monetarios o industriales (como factor de produccion) desapareceria y «ceteris paribus» su poder adquisitivo caeria, pero seguiria siendo dinero o como dice Oppenheim un «signo de valor.
Ahora bien, esto no implica que el teorema regresivo de Mises no se valido, sino todo lo contrario porque tan pronto como un bien que tiene un valor de uso subjetivo directo , «conditio sine qua nom» para que sea demandado y adquiera poder adquisitivo ,se convierte paulatinamente en un medio de cambio indirecto generalizado, a su utilidad directa se le añade la de ser medio de cambio generalizado o dinero cuya funcion esencial es la de permitir el calculo economico racional, es decir la adecuacion de los medios a los fines.
Un cordial saludo.
Estoy totalmente de acuerdo con usted.
No hay duda de que la afirmación de Menger es errónea, y así lo dejaba caer en mi primera réplica a Polavieja:
«Este párrafo se refiere a una observación de Oppenheim en Die Natur des Geldes (1855) y, se comparta o no la última afirmación de Menger…» (Véase https://juandemariana.org/ijm-actualidad/analisis-diario/polavieja-no-comprendio-a-mises-tampoco-a-menger1/ )
Yo, por supuesto, no compartía esa afirmación de Menger, pero en ese momento el debate iba por otro lado, así que no consideré necesario aclararlo más. La frase continuaba así:
«se comparta o no la última afirmación de Menger, nos da motivos suficientes para pensar que tal vez Polavieja no esté acertado cuando interpreta que según Menger no sería necesario que una mercancía tuviera otros usos distintos a ser medio de cambio».
Es decir, Menger pensaba que el oro perdería su capacidad de intercambio si dejara de considerarse un metal útil. En consecuencia, no puede decirse (como hace Polavieja) que según la teoría de la mercancía de Menger no es necesario que el dinero (la mercancía por antonomasia, según esa teoría) tenga otros usos distintos a ser medio de cambio. Si fuera así, Menger no hubiera dicho tal frase:
«desaparecería rápidamente la capacidad de intercambio del dinero, a una con la costumbre sobre la que se fundamenta, si, por la razón que fuere, el dinero perdiera su característica de metal útil».
Y respecto a lo del teorema regresivo estoy totalmente de acuerdo con usted.
Incluso estoy de acuerdo con lo del galimatías. El problema es que el que calla otorga y esto obliga a meterse en semejantes berenjenales.
Un cordial saludo
Mi interpretación de ese pasaje de Menger se basa en que en muchos otros pasajes Menger deja muy claro que el hecho de que una mercancía pueda consumirse no forma parte de su esencia. Que, de hecho, cuando pasa a usarse o consumirse, deja de ser una mercancía!!
Si lees con atención El Dinero, verás que para Menger el dinero siempre es una mercancía (por eso afirma en Principios que calificar el dinero como mercancía no aporta nada). Y afirma que los Assignats franceses o las letras del tesoro austriaco eran sin duda alguna Dinero (y por tanto mercancías, bienes destinados al Intercambio).
¿Qué valor de uso tienen los assignats o las letras austriacas?? Ninguno!! Es más, incluso si lo tuvieran, que no lo tenían, y pasasen a consumirse o usarse para fines no monetarios, dejarían de ser mercancías!! (Según su definición de mercancía)
Menger dice lo que dice. Y se puede estar en desacuerdo con él, no pasa nada. No es ninguna verdad revelada por mucho que, en mi opinión, su teoría del dinero sea la que mejor explica la realidad.
Muy decepcionante. Por un lado te limitas a confrontar los argumentos que tú mismo has considerado más débiles. Y por otro elucubras con una agenda fantasiosa, que aunque la tuviera (que por supuesto no la tengo, ya te vale el peliculismo XD), lo relevante son mis argumentos. Si el argumento es bueno o malo no tiene nada que ver con supuestas agendas de quien argumenta.
Sobre lo de “finalmente” de Mises estás muy equivocado porque en ese mismo texto Mises deja muy claro que no renuncia al Teorema de Regresión. Por tanto se trata única y exclusivamente de que reconoce que los servicios monetarios son valiosos por sí mismos.
El resto de cuestiones si puedo las trataré en un futuro post.
¿Decepcionante, dices? ¿Qué crees que me pareció a mi que tras una crítica muy razonada a tus argumentos respondieras con una mezcla de sofismas, medias verdades y falacias? La verdad es que no me esperaba semejante manipulación de los argumentos. Esa táctica tal vez sirva para quedar bien con tus seguidores, muchos de los cuales ni siquiera leerán mis réplicas. Sin embargo, te ha dejado claramente en evidencia. Esto es lo que ha motivado que mi respuesta sea tan dura. Pero no me lo achaques a mí, la responsabilidad es toda tuya.
Yo solo escribo para los que me llevan la contraria y me hacen aprender. Eso de los «seguidores» me da exactamente igual (salvo que sean personas, como digo, que me lleven la contraria). Y tampoco creo que la crítica sea «dura» en absoluto, al contrario digo que es decepcionante porque te limitas a rebatir lo que tú mismo consideras «sofismas, medias verdades y falacias». Una de dos: O consideras que absolutamente todos mis argumentos son «sofismas, medias verdades y falacias» (en ese caso ya lo siento, y no debería ser merecedor de contestación alguna por tu parte), o rehuyes de los argumentos que no puedes rebatir.
La responsabilidad de seleccionar los argumentos que has seleccionado es toda tuya, y la de atribuirme esa «agenda» también.
Y que conste que mis comentarios y mi tono se limitan al ámbito intelectual. Aprecio mucho el tiempo que le dedicas al debate cuando se trata de argumentar y cuando digo decepcionante es porque con sinceridad esperaba más. He de decir que me resulta especialmente decepcionante las partes que nada tiene que ver con argumentar.
Los argumentos teóricos están suficientemente rebatidos en los cuatro artículos que conforman mi réplica y que se encuentran a disposición de todo aquel que los quiera leer. Negar esto es huir de la realidad y seguir aparentando ante los lectores que tus argumentos todavía no han sido refutados.
Las reflexiones finales que forman parte de la addenda, están perfectamente separadas de la discusión teórica y son una clara consecuencia de tu actitud a la hora de defenderte de las críticas.
Me temo que ninguna de las partes es quien para zanjar qué está refutado y qué no.
Pero no me interesa nada el “salseo”. Con respecto a la utilidad, yo nunca he hablado de utilidad técnica. Yo hablo de satisfacción de necesidades. Uso el teléfono como ejemplo porque es un bien red (igual que la mercancía) que satisface la comunicación entre dos personas cuando esas dos personas deciden utilizarlo para satisfacer dicha necesidad. Del mismo modo, nada impide que Bitcoin se utilice como medio de intercambio entre dos personas desde que comenzó a funcionar, si así lo deciden. No hay ley que lo impida.
Los 10 primeros Bitcoin que recibió Finney, la primera transacción de Bitcoin que por cierto parece que desconocías, bien pudieron ser un Intercambio económico, y Finney dejó bien claro esos mismos días lo que pensaba sobre Bitcoin. Pero como he insistido una y otra vez, estos hechos concretos dan igual. Lo importante es que se produjeran así o no, nada impide que se pudieran haber producido así.
Primera acepción de la RAE de la palabra «refutar»:
Refutar: Contradecir o impugnar con argumentos o razones lo que otros dicen.
Diccionario de uso del español María Moliner:
Refutar: Decir o demostrar que no es cierto lo que otro dice: «Refutar una teoria». ≃ Rebatir
Por lo tanto, puedo decir perfectamente que he refutado tus argumentos. De hecho, voy a repetir mis palabras. Los argumentos teóricos están suficientemente rebatidos en los cuatro artículos que conforman mi réplica y que se encuentran a disposición de todo aquel que los quiera leer. Negar esto es huir de la realidad y seguir aparentando ante los lectores que tus argumentos todavía no han sido refutados.
Pues eso, refutar en lógica es demostrar con éxito que algo no es cierto. A mi modo de ver el menos indicado para jactarse («dejar en evidencia», etc) de demostrar que sus argumentos han demostrado X es uno mismo. Por otro lado este artículo es una selección de los argumentos de mis contrarréplicas, que no estaban escritas en los cuatro artículos de tu réplica.
Por cierto, en cuanto a «tomas falsas» (argumentos que no deberían tomarse en serio), creo que deberías revisar la parte final de tu tercer artículo:
«Algo similar se puede aplicar a la expectativa de una gran revalorización. Si alguien tiene esa expectativa, lo lógico es actuar en consecuencia, es decir, lo lógico es comprar/minar bitcoins. Y el hecho de comprarlos/minarlos debido a la expectativa de una gran revalorización es la constatación de que a tal expectativa se le concede valor de uso.»
¿De verdad consideras seriamente que la expectativa de obtener un mayor valor de cambio es un valor de uso? Es decir, que adquirir o producir algo con la expectativa de venderlo en lugar de usarlo o consumirlo, es valor de uso y no valor de cambio??
Pues eso, en lógica refutar algo es demostrar su falsedad, que es lo que interpreto de tus palabras (dejarme en evidencia, etc). Por otro lado, mis contrarréplicas con nuevos argumentos (mejores o peores) se escribieron como respuesta a tus cuatro artículos.
Y hablando de “tomas falsas”, valora si deberías revisar el argumento al final de tu tercer artículo:
“Algo similar se puede aplicar a la expectativa de una gran revalorización. Si alguien tiene esa expectativa, lo lógico es actuar en consecuencia, es decir, lo lógico es comprar/minar bitcoins. Y el hecho de comprarlos/minarlos debido a la expectativa de una gran revalorización es la constatación de que a tal expectativa se le concede valor de uso.”
¿De verdad consideras que comprar/producir algo con la expectativa de un mayor valor de cambio es un valor de uso?