Los fenómenos naturales son utilizados frecuentemente para idear metáforas económicas: «tsunami» financiero, «terremoto» bursátil, «tormenta» económica, etc. Esta práctica forma parte del lenguaje periodístico —hiperbólico, sensacionalista— y, en general, no ocasiona un grave perjuicio al entendimiento; sin embargo, debemos exponer una importante distinción entre los fenómenos naturales y la economía: la naturaleza carece de propósito mientras que la acción humana es teleológica, es decir, persigue fines de forma consciente y deliberada. Este hecho, a su vez, tiene un corolario: las regularidades naturales y las sociales son distintas. Por ejemplo, el ciclo lunar y el ciclo económico no son fenómenos equiparables: el primero es un fenómeno simple, mientras que el segundo encierra una enorme complejidad.
Por otra parte, las regularidades naturales tampoco son homogéneas; por ejemplo, las predicciones de físicos y astrónomos relativas a la mecánica celeste —órbitas, ciclos, eclipses— exhiben una precisión matemática (cuantitativa); en cambio, las predicciones climáticas y atmosféricas solo son aproximadas; por último, determinados fenómenos geológicos —terremotos, tsunamis— son prácticamente impredecibles. En definitiva, en el lenguaje económico, las metáforas y analogías procedentes de los fenómenos naturales pueden resultar inapropiadas.
«Terremoto» político y económico
Analicemos este titular: «Liz Truss, víctima de un terremoto político que ha tenido como epicentro un fallido plan fiscal»[1]. Esta analogía sísmica es engañosa, pues presenta a la premier británica como «víctima» y no como responsable de su propio error. En efecto, presentar un programa económico donde, por una parte, se reduce el ingreso fiscal, y por otra, se aumenta el gasto público, no es una catástrofe natural, sino un fallo político perfectamente evitable. No está a nuestro alcance soslayar los terremotos, tsunamis y tormentas, pero sí los errores debidos a la ignorancia o a la falta de juicio. La reacción de los mercados (caída de la cotización de la libra esterlina) ante un nefasto plan fiscal (implicaba más inflación y más deuda pública) era muy previsible y en nada se parece a un terremoto.
El «ciclo» económico
«El uso de metáforas es un recurso frecuentemente utilizado por los economistas para ilustrar los ciclos y las crisis económicas» (San Julián y Zabalza, 2022: 1). Aunque su finalidad es didáctica, ya hemos visto que frecuentemente conduce a errores y distorsiones del conocimiento. Por ejemplo, se dice que los productos tienen un «ciclo de vida», o que determinado mercado está «maduro». Algunos de estos tropos biológicos ya fueron analizados en la entrega V (julio, 2021)— de esta serie; pero centrémonos ahora en el llamado «ciclo económico». Los estudiosos de la historia han observado una regularidad económica: cada cierto tiempo se produce un auge seguido de una recesión. También se creyó erróneamente que este fenómeno era endógeno del sistema capitalista y, por tanto, inevitable. Como veremos, la metáfora del ciclo económico es problemática porque no existe un paralelismo entre las regularidades naturales y las humanas. Idéntico error es suponer periodicidad en la aparición de guerras, revoluciones, hambrunas o pandemias.
La génesis de las crisis económicas es bien conocida: la expansión monetaria que ocasionan los bancos centrales y/o la expansión crediticia que provoca la banca con reserva fraccionaria. De su evolución, únicamente podemos realizar una predicción cualitativa: el auge provoca una mala asignación del capital y el inevitable ajuste de la economía en forma de recesión. Esta relación causal no implica la existencia de regularidad o periodicidad en el fenómeno. Tampoco resulta plausible pensar que los errores de los gobiernos —causantes de las crisis— sean, a su vez, cíclicos. La mejor prueba de que el ciclo económico no es recurrente reside en su evitabilidad. Para erradicarlo bastaría con someter la institución del dinero al Derecho: primero, suprimiendo la «falsificación» de dinero a cargo de la Banca Central; y segundo, ilegalizando el fraude que supone el contrato de depósito bancario con reserva fraccionaria (Huerta de Soto, 2020: 126).
Bibliografía
Huerta de Soto, J. (2020). Dinero, crédito bancario y ciclos económicos. Madrid: Unión Editorial.
San Julián, F. J. y Zabalza, J. (2022). «El uso de metáforas y analogías como instrumento para ilustrar las diferencias entre las diversas teorías de los ciclos y las crisis económicas». Recuperado de: https://congresosaehe.es/wp-content/uploads/ 2021/05/San-Julian-Zabalza-sesi%C3%B3n-4.pdf
[1] https://www.cronicabalear.es/2022/liz-truss-victima-de-un-terremoto-politico-que-ha-tenido-como-epicentro-un-fallido-plan-fiscal/
Serie ‘El lenguaje económico’
1 Comentario
Muchas gracias, Pepe, por tus artículos, que leo con interés y además, suelo divulgar. No nos falles, esperamos más.