La economía a través del tiempo (XXXII): Esopo y la responsabilidad del poderoso

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Las tensiones sociales y económicas entre aquellos que se sitúan en los estratos más elevados y los que, por el contrario, ocupan un lugar poco privilegiado en su comunidad, han sido uno de los grandes temas de estudio de muchos académicos a lo largo de la historia. Dado que estas diferencias han existido en todos los contextos, no extraña que los antiguos griegos hayan reflexionado sobre sus consecuencias. No obstante, el pensamiento antiguo, a diferencia de los autores modernos, no intentaba explicar las causas de las desigualdades. En el caso de Esopo, se centra en usar sus fábulas para advertir a los más poderosos de los peligros que conlleva estar en su posición. Lo hace a través de dos cuentos.

Así, el autor griego dedica dos historias cortas a aconsejar a los privilegiados de la sociedad que no se regodeen en su posición, no tanto por respeto a los de abajo o por la existencia de unos principios éticos, como se puede ver en mensajes más relacionados con el ámbito religioso, sino porque les advierte de que su situación tiene una contrapartida. O, al revés, aquellos que se sitúan en los estratos bajos de la sociedad poseen una ventaja frente a los más poderosos.

En la fábula del pescador y los peces, el recado queda completamente claro (Esopo, 1895):

Un pescador recogió la red que había echado un momento antes y resultó que estaba llena de manjares variados. Los peces pequeños escurriéndose hacia el fondo se escapaban por los muchos agujeros del aparejo y, en cambio, los grandes eran cogidos y quedaban extendidos en el barco. En cierta manera es una salvación y libra de malos pasos el ser pequeño. Pues al de gran apariencia raramente lo verás consiguiendo esquivar los peligros (pp. 305-306).

Una moraleja similar aparece en otra historia posterior sobre unos gallos de pelea:

Hubo una pelea de gallitos (…). De ellos, el que quedó peor -pues estaba lleno de heridas- se fue con la cabeza gacha a un rincón de la casa, avergonzado. El otro, al punto, saltó a la azotea y agitando las alas, se puso a cantar. Pero un águila se lo llevó levantándolo del tejado y entonces el que quedó rondaba a las hembras impunemente, llevándose la mejor parte como premio de su derrota. Hombre, tampoco tú seas nunca fanfarrón cuando la suerte te eleva a ti más que a otro. Pues a muchos ha salvado el no haber triunfado (p. 306).

Queda claro que el mensaje que se quiere transmitir es una idea que algunos autores modernos, especialmente asociados al liberalismo clásico, han reclamado: la responsabilidad. Es decir, el hecho de situarse en un estrato más poderoso conlleva, a su vez, una serie de responsabilidades y una fiscalización mucho mayor por parte de la sociedad. Un error de alguien con una responsabilidad menor para mucho más desapercibido. Razón por la cual las medidas políticas son objeto de debate, cuestionamiento y juicio popular y no la gestión doméstica de una economía familiar. Entre el siglo VII y el VI a.C, Esopo ya hace notar la existencia de esta característica del poder advirtiendo a quien lo posee de cuáles son las consecuencias de mantener su posición.

Posteriormente, Aristóteles (2021, p. 121) tratará de dilucidar cuál es la actitud correcta, en cada caso y según el grado de responsabilidad y valor propio. Lo hará gracias al término magnanimidad, el cual consiste en comportarse y autopercibirse de forma realista, sin enaltecimiento o baja estima. Comenzará así una racionalización más elaborada sobre estos temas que aún no se da con Esopo. 

Bibliografía

Aristóteles. (2021). Ética a Nicómaco. Editorial Plutón.

Esopo. (1985). Fábulas. Gredos.

Serie La economía a través del tiempo

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