El lenguaje económico (LVII): anatomía

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La anatomía humana —cuerpo, miembros y órganos, así como su funcionamiento biológico—, secularmente, ha formado y sigue teniendo un uso retórico en el lenguaje. Un primer ejemplo es la alegoría que aparece en la página titular del Leviatán (Hobbes, 1651): un soberano gigante portando corona, cetro y espada, y cuyo cuerpo está formado por diminutos individuos que representan los súbditos. La metáfora «cuerpo» —social, doctrinal, jurídico, policial— también está muy extendida para referirse a una colectividad de personas o cosas.

Los economistas clásicos (Smith) y, en mayor medida, los fisiócratas (S. XVIII), impulsaron esta forma de lenguaje, que asemejaba la economía con un organismo vivo. El médico y economista francés François Quesnay (1694-1774), fundador de aquella Escuela, decía que el dinero en la economía era como la sangre en el cuerpo humano. Por último, así como el corazón bombea la sangre al resto del cuerpo, el sector financiero-crediticio, «inyecta liquidez» al resto de la economía. Veremos en detalle algunos ejemplos más, teniendo presente que la mayoría de estos tropos es inocua.

Anatomía

Karl Marx, en el prólogo de la Contribución a la crítica de la economía política (1859), establece una analogía entre la sociedad civil y el cuerpo humano. Para entender el conjunto de relaciones sociales en una época dada, el científico debe diseccionar la sociedad como un anatomista y ese estudio es precisamente la Economía política.

Columna vertebral

Metáfora que identifica aquellas industrias principales que sostienen al resto de la economía. En España, por ejemplo, el turismo-hostelería, la automoción, las PYMES y autónomos, etc. También se afirma, por ejemplo, que la industria pesada es la «columna vertebral» del sector industrial, ya que proporciona los materiales y bienes de equipo necesarios para otras industrias. Pari passu, bien podríamos afirmar que la «natalidad» es la columna vertebral de toda la economía ya que proporciona el recurso más valioso y escaso: el trabajo. En puridad, todos los sectores económicos son interdependientes y no es cierto que unos «sostengan» a otros o que exista una jerarquía entre ellos. Alguien podría objetar que la industria alimentaria es más importante que la del ocio, pero el hombre nunca opta entre «alimentarse» o «divertirse»: «Quien actúa no ve más que cosas» (Mises, 2011: 143) y todas las acciones humanas son referidas a cantidades discretas de bienes.

Mano invisible

Probablemente, sea ésta la metáfora económica más conocida: «… y al orientar esa actividad de manera de producir un valor máximo él busca sólo su propio beneficio, pero en este caso como en otros una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en sus propósitos.» (Smith, 2011: 554). En efecto, en el libre mercado, lucrarse exige necesariamente satisfacer cumplidamente las necesidades y deseos del prójimo. Por desgracia, el intervencionismo estatal ha sustituido la benefactora mano invisible del libre mercado por la «patada visible» del gobierno.

Músculo

La literatura periodística, con frecuencia, alude al «musculo económico» de un país o al «músculo industrial» como metáforas de la fortaleza y capacidad productiva. Sin embargo, en la actualidad, los países más ricos no tienen su músculo económico en la industria «pesada», sino en el sector servicios, cuya aportación relativa al PIB es muy superior.

Miscelánea

Las metáforas son abundantes: el «cerebro» es el ministerio de economía o el banco central, también llamados «órganos» de planificación y control. La CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) es el «órgano» supervisor y regulador, etc. El dinero es la «sangre» de la economía. Las redes de transporte y logística son los «vasos sanguíneos» o sistema circulatorio. El «esqueleto» son las infraestructuras físicas (red vial) o la estructura legal de algún sector económico (financiero).

El «tejido» empresarial (metáfora orgánica y textil) es la red de empresas, por tamaños y sectores, que conforman la economía de una región o país. El sistema «inmunológico» son los órganos y mecanismos de regulación y supervisión que protegen a la economía de las crisis recurrentes, aunque bien sabemos que es el propio estado, a través de la expansión monetaria y crediticia, el causante del ciclo económico.

Bibliografía
  • Hobbes, T. (1651/2011). Leviatán. Madrid: Alianza Editorial.
  • Marx, K. (1859/1989). Contribución a la crítica de la economía política. Editorial Progreso.
  • Mises, L. (2011). La acción humana. Madrid: Unión Editorial.
  • Smith, A. (1776/2011). La riqueza de las naciones. Madrid: Alianza Editorial.
Serie ‘El lenguaje económico’

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