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La economía a través del tiempo (XXII): Adam Smith y la riqueza del maestro griego

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En los textos de Adam Smith se puede apreciar otra reflexión interesante sobre los maestros griegos. Hasta el momento, hemos visto la importancia que ha tenido la Antigua Grecia para varios autores de la historia del pensamiento económico. Sin embargo, Smith (1805, p 157) plantea que es posible que exista un legado que no haya llegado hasta nuestros tiempos y que los casos de Platón, Aristóteles y el resto de pensadores conocidos tenían unas características concretas que han provocado que sus ideas se hayan ido transmitiendo. Estas características no son otras que fama y financiación.

En ese sentido, Smith (1805) asegura que el impacto y la influencia de estos pensadores son “superiores a todos los Maestros modernos” (p. 157). Ante esta afirmación, el autor escocés desarrolla una nota a pie de página en la que específica lo que considera que fue la verdadera realidad de los profesores griegos:

Estas circunstancias más parecen efecto de la novedad de la enseñanza que emprendieron los primeros filósofos, y de la ignorancia que en el vulgo reinaba sobre los ramos de aquella literatura, que del impertinente carácter de enseñar con salarios fijos, o con estipendios contingentes, pues esta frívola circunstancia no podía producir toda aquella superioridad ponderada de sus opiniones: o hubiera subsistido el predominio de su doctrina (…) aunque hubieran sido pagados por salarios del Público (pp. 157-158).

Los maestros griegos

En ese sentido, el economista afirma que la influencia se debe al estado primitivo de la enseñanza y no tanto a otras variables, pero hace hincapié, posteriormente, al estado concreto de aquellos autores que fueron capaces de sobresalir:

Fuera de ello, aquellos Maestros Griegos de cuyas riquezas adquiridas por su enseñanza se hace mención por los historiadores antiguos fueron muy raros, como un Gorgias, un Hippias, un Platón, un Carneades; pero los Maestros comunes que serían muy numerosos acaso vivirían en más miseria que los nuestros: y si en tiempos presentes hubiera un Platón o un Aristóteles, a lo menos un filósofo que tuviese la fama que ellos tuvieron en la Antiguedad, no dudo que aunque no tuviese salarios públicos adquiriría riquezas inmensas del contingente de sus escolares (p. 158).

Ciudadanos y filósofos

Por tanto, Smith sostiene que la brillantez de estos autores, sumada a las riquezas de las cuales no podían disfrutar la mayoría de sus homólogos coetáneos, es la que ha provocado su trascendencia. No obstante, fue imperativo ser popular para destacar y, por tanto, para sobrevivir con tal dedicación:

Además de esto, hasta que en Grecia se hizo moda entre los poderosos ciudadanos, el estudio de la filosofía y la retórica, ningún maestro pudo subsistir aún en Atenas. Ningún rico republicano merecía el aprecio de su nación, no estando adornado de aquellas preciosas cualidades: siendo prueba incontestable de la riqueza de los discípulos (p. 158).

Así, muy diferente a lo que sostienen algunas creencias populares, el desarrollo de la filosofía griega no aparece en el momento en el que los maestros pueden vivir de rentas y, por tanto, dedicarse a pensar, sino cuando la clase poderosa o adinerada se interesa por tales artes. Es decir, de la misma manera que en la actualidad existen productos y bienes relacionados con clases elevadas, los maestros griegos y sus enseñanzas se convirtieron, según Smith, en una moda entre ricos y, por ello, fueron capaces de trascender e influir, tanto en su tiempo como en los venideros.

Esta visión smithiana puede llegar a transmitir una sensación de inseguridad, puesto que la historia del pensamiento humano, que tanto se sostiene sobre Grecia, no sería más que el producto de unas apetencias arbitrarias de una clase social particular de una época concreta. Otros, sin embargo, pueden decir que el proceso era inevitable o, incluso, que Smith se equivoca en este análisis. Con todo, es importante tener en cuenta la posible disparidad de escuelas que podrían existir en la Antigüedad, una diversidad cuya magnitud no es imaginable al no haber podido sobrepasar los límites de su tiempo.

Bibliografía

Smith, A. (1805) Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (Vol. 4). Valladolid: en la Oficina de la viuda e hijos de Santander.

Serie La economía a través del tiempo

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