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Del legado de Alberdi a la revolución liberal de Milei

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La consolidación del Estado nacional en América Latina en el siglo XIX enfrentó enormes desafíos. Argentina, en particular, experimentó un período de inestabilidad política marcado por la polarización entre federalistas y unitarios, lo que dificultó la implementación de una estructura estatal estable. En este contexto, Juan Bautista Alberdi, joven jurista y miembro de la llamada Generación de 1837, emerge como figura central al presentar soluciones pragmáticas alineadas con las corrientes liberales europeas para reorganizar el país.

La obra «Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina», escrita en 1852, se convirtió en la principal guía para la redacción de la Constitución de 1853, en la que se incorporaron muchas de sus ideas. Alberdi defendió la necesidad de establecer reglas claras y escritas en forma de constitución para limitar los poderes del Estado y garantizar el equilibrio entre las fuerzas políticas. Desde su perspectiva, el poder estatal debe ser contenido a través de mecanismos institucionales que aseguren la libertad individual, la protección de la propiedad privada y la separación de poderes. Por lo tanto, la constitución no era sólo un documento legal, sino una herramienta esencial para prevenir abusos por parte de gobiernos autoritarios y promover la estabilidad política.

Además, Alberdi propuso un modelo que buscaba conciliar el conflicto entre federalismo y centralismo, identificando el federalismo mixto como la solución a la diversidad territorial y política de Argentina. Para él, el federalismo debe ser funcional y pragmático, garantizando autonomía a las provincias, pero bajo un gobierno central fuerte que pueda asegurar la unidad y el progreso nacional. Por otro lado, Alberdi criticó a la Confederación como un sistema demasiado frágil e ineficaz para hacer frente a disputas regionales y amenazas externas. Desde su perspectiva, la confederación representaba una forma de organización precaria, incapaz de establecer la estabilidad necesaria para un país en formación.

La influencia de Alberdi y la Constitución de 1853 trascendió el siglo XIX y sigue resonando en el actual Estado argentino. La Carta Magna, al otorgar al jefe del Poder Ejecutivo la capacidad de implementar cambios prácticos en la sociedad, consolidó un sistema presidencial que combina eficiencia en la toma de decisiones y flexibilidad institucional. Esta estructura permite al gobierno federal liderar reformas y políticas públicas de manera centralizada, respetando el pacto federal con las provincias. Este modelo refleja la visión pragmática de Alberdi, que entendía la necesidad de un poder ejecutivo fuerte para promover el progreso material y social, especialmente en un país vasto y en desarrollo.

Este legado histórico alberdiano cobra nueva relevancia bajo el actual gobierno argentino, presidido por Javier Gerardo Milei, economista austriaco y defensor del liberalismo clásico y el minarquismo. Inspirándose en los principios económicos del laissez-faire, Milei impulsó, en apenas 12 meses, la implementación directa de leyes económicas basadas exclusivamente en el capitalismo liberal. Estas profundas reformas sacaron al país de la pobreza y lo colocaron una vez más en el centro del interés global, atrayendo inversores y capitalistas de todo el mundo. La rápida y eficiente transformación de la economía argentina bajo su liderazgo convirtió a Milei en una leyenda contemporánea, demostrando la viabilidad del liberalismo económico como motor del desarrollo y la prosperidad nacional.

Este artículo explora la influencia alberdiana en la formulación del Estado argentino, centrándose en su visión sobre la necesidad de una constitución como instrumento para limitar el poder estatal, la conciliación entre federalismo y centralismo, el estímulo a la inmigración europea y el impacto continuo de su ideas sobre la organización política y los aspectos sociales del país, culminando en su relevancia en el contexto argentino actual.

El pensamiento político de Juan Bautista Alberdi

La formación del Estado nacional argentino después de la independencia de la corona española enfrentó importantes obstáculos sociales, económicos y políticos. Si bien la emancipación fue un hito importante, Argentina heredó un sistema colonial debilitado, con instituciones incipientes, una economía desarticulada y grandes áreas de territorio prácticamente despoblado. La falta de cohesión nacional y los conflictos entre federalistas y unitarios empeoraron la inestabilidad, generando disputas regionales y fragmentación política. Este escenario se agravó aún más durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, quien tomó el poder con mano de hierro y se convirtió en un símbolo del autoritarismo en el país.

Rosas, al centralizar el poder y gobernar como un dictador, demostró aversión a la idea de una constitución escrita que limitara sus prerrogativas. Desde su perspectiva, el ejercicio absoluto del poder era necesario para garantizar el orden y el control del país, pero tal postura sólo perpetuó el atraso socioeconómico de Argentina. Bajo su régimen, se frenó el desarrollo económico, se debilitó la propiedad privada y se oprimió a la sociedad civil, con frecuentes persecuciones políticas contra quienes se oponían a su gobierno.

En este contexto, Juan Bautista Alberdi surgió como una de las principales voces críticas contra el régimen rosista. Alberdi, representante de la Generación de 1837 –grupo intelectual que defendía la modernización e institucionalización del país– vio en el liberalismo europeo, especialmente las ideas de la Ilustración y los modelos norteamericanos, una salida a la crisis argentina. Su visión iba en contra del autoritarismo de Rosas, lo que lo convirtió en blanco de persecución política. Alberdi se vio obligado a autoexiliarse, refugiándose en Uruguay y, posteriormente, en Chile, donde desarrolló la obra que se convertiría en la base del Estado argentino: «Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina».

Alberdi creía que construir un país moderno y próspero requería instituciones fuertes y una constitución que limitara los poderes del Estado y garantizara los derechos individuales, especialmente la libertad económica y la protección de la propiedad privada. Para él, el atraso socioeconómico de Argentina resultó no sólo del legado colonial y las disputas internas, sino también de la ausencia de reglas claras y estables, que impidieron la consolidación de un orden político efectivo y un entorno propicio para el desarrollo.

Gobernar es poblar

Como solución, Alberdi presentó el principio central de su pensamiento: “Gobernar es poblar”. Creía que la vasta extensión territorial de la Argentina, combinada con su baja densidad de población, era uno de los principales obstáculos al progreso. Para superar esta situación, propuso la inmigración europea como medio para promover el crecimiento demográfico y, en consecuencia, el desarrollo económico. Según Alberdi, inmigrantes de países industrializados no sólo poblarían el territorio, sino que también traerían consigo valores culturales, habilidades técnicas y prácticas económicas avanzadas que impulsarían a la Argentina hacia el progreso material y la modernidad.

El principio de Alberdi, «Gobernar es hacer pueblo», sigue reflejándose en las marcadas diferencias entre Argentina y otros países latinoamericanos, incluido Brasil y otras naciones de habla hispana. Este fenómeno es visible hasta el día de hoy, especialmente en las grandes disparidades entre Argentina y sus vecinos en términos de arquitectura, cultura y comportamiento político. La valentía argentina para romper con el error ideológico no debería sorprender, incluso si tal ruptura es diametralmente opuesta a todo lo que se había intentado anteriormente, en términos de modelos de gobierno político socialista.

La inmigración europea, promovida por Alberdi, moldeó significativamente la identidad argentina. Mientras que otras naciones latinoamericanas pueden haber estado más influenciadas por colonizaciones masivas o dinámicas poblacionales internas más complejas, Argentina se benefició de una afluencia de inmigrantes europeos que trajeron consigo no sólo mano de obra sino también valores culturales, ideales democráticos y una herencia de sofisticación y organización social. . Esto se refleja en una arquitectura urbana, más parecida a la de las grandes ciudades europeas, y en una cultura política que, históricamente, se distingue por el fuerte aprecio de una clase intelectual y el valor atribuido a la educación, el arte y el debate.

Esta “aristocracia latinoamericana”, como se la puede caracterizar, convierte a Argentina en un ejemplo de nación con una élite culturalmente más refinada y políticamente más comprometida, lo que la pone en contraste con otros países de la región, donde la falta de una base poblacional homogénea y culturalmente más europeizado resultó en una mayor diversidad y, en ocasiones, inestabilidad política. De esta manera, Argentina sigue siendo un reflejo del proyecto de Alberdi, donde la inmigración europea fue la clave para establecer una nación centrada en la modernidad y la sofisticación en el contexto latinoamericano.

La república posible y el federalismo mixto

Alberdi reconoció que la inestabilidad política, exacerbada por los enfrentamientos entre unitarios y federalistas, hacía inviable la implementación de un modelo puramente centralizado o confederativo. Para resolver este impasse, propuso la idea de la “República Posible”, un modelo pragmático de organización estatal basado en el federalismo mixto. Inspirándose en el modelo norteamericano, Alberdi buscó combinar la autonomía de las provincias con un gobierno central lo suficientemente fuerte como para garantizar la unidad nacional y la estabilidad política.

En contraste con el modelo confederativo, que consideraba frágil e ineficaz para hacer frente a disputas internas y amenazas externas, el federalismo albertiano ofrecía una solución equilibrada. Defendió la creación de instituciones representativas y eficientes, con una clara división de poderes y una constitución que sirviera de instrumento de control sobre el poder ejecutivo, garantizando el funcionamiento armonioso del país.

De esta manera, las propuestas de Juan Bautista Alberdi surgieron como una respuesta al atraso socioeconómico del país, agravado por la herencia colonial, el autoritarismo de Rosas y la ausencia de una constitución. Su obra, escrita en el exilio, no sólo sentó las bases de la Constitución de 1853, sino que también propuso soluciones que apuntaban a estabilizar el país y ponerlo en la senda del desarrollo económico y político.

La influencia de Juan Bautista Alberdi y la Constitución de 1853 sigue presente en la estructura política y económica de la Argentina contemporánea. Alberdi, al redactar las bases de la Constitución argentina, enfatizó la necesidad de un poder ejecutivo fuerte que permita que el papel del Presidente de la República haga posibles cambios drásticos sin una mayoría en el parlamento. Este hecho es de tal importancia que resalta las diferencias entre los porteños y los tupiniquins. Un rápido vistazo a lo que sucede en su vecino, Brasil, donde cualquier presidente de la República es de hecho una pieza ornamental en la conducta política del país, subordinado a ministros del Supremo Tribunal Federal y al chantaje del legislativo.

Bajo la presidencia de Javier Milei, electo en diciembre de 2023, Argentina implementó reformas económicas alineadas con los principios de libertad económica y reducción de la intervención estatal, características del liberalismo defendido por Alberdi. Milei impulsó importantes recortes en el gasto público, desmanteló ministerios e implementó políticas de libre mercado, con el objetivo de reducir la inflación y estimular el crecimiento económico. Estas medidas reflejan la búsqueda de un Estado limitado y la promoción de la libre empresa, tal como propugna Alberdi.

Consecuencias inmediatas e impacto de la influencia alberdiana

La promulgación de la Constitución de 1853 representó un hito en la organización del Estado argentino. La incorporación de las ideas de Alberdi permitió la implementación de políticas migratorias que, aunque con limitaciones prácticas, la inmigración europea contribuyó al crecimiento poblacional y al dinamismo económico del país. Otro resultado de las ideas de Alberdi fue la estructuración institucional, que desencadenó la creación del federalismo mixto y la división de poderes, que ayudó a estabilizar el gobierno y contener las disputas regionales. Como resultado de un sistema de gobierno estructurado y con reglas claras, la recién nacida República Argentina logró el progreso económico. Como predijo y planeó Alberdi, las bases legales y políticas establecidas allanaron el camino para inversiones en infraestructura y desarrollo económico, aunque de manera desigual entre la costa y el interior.

Sin embargo, quizás el mayor resultado de las políticas de Alberdi se produjo mucho después de su muerte. El primer año de gobierno de Milei trajo resultados sorprendentes en la lucha contra la pobreza en Argentina, a pesar del contexto crítico heredado de gobiernos anteriores. Al asumir el cargo, Milei se enfrentaba a una alarmante tasa de pobreza del 45,2% y una tasa de indigencia del 14,6%, consecuencias directas de décadas de políticas intervencionistas y desequilibrio económico estructural.

Utilizando las mismas consideraciones prácticas que Alberdi, el presidente Milei implementó, en los primeros meses de 2024, medidas de ajuste y liberalización, como la estabilización fiscal y el control de la inflación. Toda acción y medida económica tiene un plazo. En los primeros meses de gobierno, las reacciones económicas del gobierno anterior se hicieron presentes, provocando que los índices de pobreza aumentaran temporalmente hasta que las acciones implementadas por Milei pudieran comenzar a surtir efecto. Así, a partir del segundo trimestre la trayectoria comenzó a revertirse y las cifras de pobreza e indigencia mostraron una mejora continua. En octubre de 2024, la tasa de pobreza ya había caído al 44,6%, mientras que la indigencia cayó al 11,6%, cifras inferiores a las que dejó el gobierno anterior.

Este avance se produjo gracias a la implementación de políticas económicas basadas en el capitalismo de laissez-faire y la drástica reducción de los déficits fiscales. La firme decisión de Milei de estabilizar la moneda, recortar el gasto excesivo y desregular sectores fundamentales promovió las condiciones para el crecimiento económico y la recuperación gradual del poder adquisitivo de la población, reflejándose positivamente en los índices sociales.

Obviamente, los medios socialistas, en su mayor parte, ignoraron estas hazañas históricas. En lugar de reconocer la reducción efectiva de la pobreza y la mejora de los indicadores sociales, se centraron en las dificultades iniciales derivadas de los ajustes necesarios para corregir los desequilibrios económicos heredados. Esta omisión deja de lado que, en apenas un año, Milei logró alejar al país del riesgo de hiperinflación y default, estabilizar la economía y allanar el camino hacia un futuro de crecimiento sostenible.

El gobierno de Milei no sólo rescató a Argentina de una profunda crisis, sino que también demostró que las políticas liberales, cuando se aplican con seriedad y responsabilidad, pueden transformar la realidad socioeconómica de un país en poco tiempo. El impacto de estas reformas ya ha colocado a Argentina en el radar de los principales inversores globales, consolidando a Milei como una figura histórica y un ejemplo de liderazgo económico eficaz. En resumen, la continuidad de las ideas de Alberdi en la Constitución de 1853 y su aplicación en las políticas actuales de Milei demuestran la persistencia de un modelo que busca conciliar un poder ejecutivo fuerte con la promoción de la libertad económica, apuntando al desarrollo y la modernización de Argentina.

Conclusión

El aporte de Juan Bautista Alberdi a la formación del Estado argentino en el siglo XIX fue decisivo para sentar las bases de un país moderno, basado en instituciones sólidas, un federalismo pragmático y libertad económica. Su visión cristalizó en la Constitución de 1853, que buscaba limitar los poderes del Estado, garantizar los derechos individuales y crear condiciones para el progreso material y social de la Argentina. Sin embargo, este legado liberal a menudo se ha distorsionado o abandonado a lo largo de los años, lo que ha dejado al país frente a crisis económicas, inestabilidad política y pobreza generalizada.

Bajo el gobierno de Javier Gerardo Milei, este mismo legado encuentra su aplicación más fiel en el siglo XXI. Sentado sobre los hombros de gigantes de la Escuela Austriaca, como Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, Milei se ha convertido en una referencia histórica mundial, al implementar firmemente los principios del capitalismo de laissez-faire y la doctrina minarquista liberal. Su gobierno, en sólo un año, alejó a Argentina del camino de la hiperinflación, estabilizó la economía, redujo la pobreza y devolvió al país la prominencia como destino atractivo para los inversionistas y capitalistas globales.

Milei, inspirado en el legado del primer gran liberal argentino, Juan Bautista Alberdi, demuestra al mundo que la doctrina liberal es, de hecho, el único camino viable hacia la prosperidad general y la paz entre los pueblos. Su éxito sirve como un rayo de esperanza para todas las naciones que, oprimidas por décadas de políticas intervencionistas y estatistas, buscan un futuro de libertad y progreso económico.

Para Brasil, esta transformación histórica en Argentina deja un mensaje claro: el ejemplo del país vecino debe servir de inspiración para que el pueblo brasileño, mirando hacia el sur, se dé cuenta de que cambiar de rumbo es también la única opción viable. Sólo abrazando los principios del liberalismo clásico Brasil dejará de ser el eterno «país del futuro» y finalmente entrará en el presente y alcanzará la prosperidad que le corresponde.

Bibliografía

ALBERDI, Juan Bautista. Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina. Buenos Aires: La Cultura Argentina, 1915.

FERNÁNDEZ, Daniel. Milei, año 1: Desinflación, presupone estabilidad y recuperación económica. Instituto Juan de Mariana & UFM Reform Watch, 2024.

MARANGONI, Jonás Barradas. Gobernar es Pueblo: La influencia alberdiana en la organización del Estado argentino a mediados del siglo XIX. Tesis de Maestría. Universidade Estadual Paulista “Júlio de Mesquita Filho”, 2007.

MILEI, Javier Gerardo. Discurso de investidura presidencial. Buenos Aires, 10 de diciembre de 2023.

Mises, Ludwig von. Las seis lecciones. São Paulo: Instituto Ludwig von Mises Brasil, 2012.

HAYEK, Friedrich A. El camino de la servidumbre. São Paulo: Instituto Ludwig von Mises Brasil, 2013.

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