Todos los economistas austriacos, y también muchos no austriacos ni economistas, están muy pendientes de los indicadores económicos que va mostrando Argentina para ver qué resultado da una gestión de la economía acorde con los principios teóricos y “recomendaciones” de la escuela austriaca de economía. De hecho, la Universidad Francisco Marroquí ha establecido un observatorio dedicado en exclusiva a este seguimiento.
Y no es para menos. Se cuentan con los dedos de una mano las oportunidades que se ha tenido de analizar empíricamente los resultados de políticas basadas en la citada Escuela (aunque sí se pueden ver los efectos que siempre han tenido las políticas de liberalización en los mercados en que se han aplicado: pensemos en Europa del Este tras la caída del muro, incluida la propia Rusia). Por ello, es lógica la excitación consecuencia del gobierno de Javier Milei, que desde el momento inicial ha dejado claro con sus acciones su política de des-intervención de la economía.
Los datos económicos no pueden refrendar la teoría, ni refutarla
Pero eso no nos debería hacer olvidar los citados principios, que también tienen mucho que decir sobre la posibilidad de contrastar empíricamente los teoremas económicos. A todos los que están esperando como agua de mayo que los resultados ratifiquen la gestión económica de Milei como prueba definitiva de la teoría económica austriaca hay que recordarles desde ya, no se nos debe olvidar, lo que acabo de decir: los datos empíricos ni validan ni refutan la teoría económica.
No caigamos en la trampa de apostarlo todo a esa carta, porque nos podríamos llevar más de un disgusto. En primer lugar, porque hay indicadores a porrillo, y los enemigos ideológicos de Milei van a ir a buscar los que resulten negativos para su gestión. Sin ir más lejos, en abril, un informe privado revelaba que “El consumo per cápita de carne durante la era Milei se desplomó 18,5%”, siendo el menor en los últimos 30 años. No tengan dudas de si los argentinos van menos este año a la playa, algún “informe privado” nos lo va a restregar por las narices.
Este efecto solo cabe esperarlo amplificado en Europa, no digamos ya España, donde los medios y el “establishment” están en contra de Milei. Ya se veía a RTVE informando de deuda pública récord en Argentina poco después de que fuera elegido Milei, dando a entender que la culpa era el del recién elegido sin aún haber tomado posesión del cargo. En suma, que aquí solo nos van a llegar los indicadores que se consideren malas noticias, y encima sin poder contrastar con posibles mejoras del nivel de vida, que es lo que cuenta y lo que esperemos experimenten en Argentina.
Indicadores macroeconómicos
En segundo lugar, porque los indicadores macroeconómicos con que se pretende hacer el seguimiento siempre se han considerado por los austriacos como poco más que basura. ¿Por qué habríamos de considerarlos válidos ahora, solo porque haya una gestión económica con principios austriacos? Todos sabemos que la evolución del PIB depende muchísimo de la política monetaria y tienen poco que ver con la capacidad de generación de riqueza real de un país. Dada la política monetaria que está haciendo Milei, nos podemos encontrar con que el citado indicador baje, incluso pronunciadamente, con independencia de que los argentinos empiecen a vivir mejor.
¿Y qué decir de los índices de inflación? Sabemos que solo recogen los bienes de consumo, por lo que siempre infraestiman mucho la inflación que se está produciendo en la economía. Además, se calculan con una cesta de productos que no refleja el consumo de ningún individuo o familia. O sea, que el indicador puede estar subiendo y la gente encontrar precios más baratos para sus artículos preferidos, y lo contrario.
Ninguno son indicadores fiables de nada. Es más, su definición y medición está en manos de políticos, que los pueden alterar y manipular a su conveniencia, incluso para usarlo como arma política contra el adversario.
Fenómenos complejos y multicausales
Y en tercer lugar, porque los fenómenos económicos son multicausales y complejos. Puede ser que Milei liberalice toda la economía, pero ningún emprendedor se anime a invertir en Argentina por las razones que sea, que pueden ser simplemente que está muy lejos geográficamente. El ser humano es impredecible y ni el mejor marco institucional puede garantizar resultados, aunque facilite su obtención.
Los economistas austriacos sabemos que es bueno para la sociedad quitar trabas a la circulación de recursos económicos porque así se irán dirigiendo a los usos donde más valor aportan a la sociedad, en un proceso creativo sin límites. Esto es teoría económica y solo se puede refutar teóricamente, no empíricamente. Sabemos, por tanto, que dicha política es la mejor para la sociedad argentina, con independencia de cómo evolucionen los indicadores de emprendimiento.
Lo único que podremos decir es que, sin dichas políticas, los resultados serían peores para la sociedad en términos relativos que si se hubieran llevado a cabo. Lo que no sabemos es si dichos resultados serán mejores o peores que los experimentados en otro momento del tiempo en que las restantes condiciones eran distintas.
Sirva todo esto como pequeño recordatorio para quienes fían a los resultados económicos el contraste de las bondades de la gestión de Milei. Ojalá les vaya bien, muy bien a los argentinos es sus vidas diarias, diga lo que digan el PIB y los periodistas europeos. Ese es el único test válido, y no creo que sea muy observable por terceros a un hemisferio y a un océano de distancia.
Ver también
- Los desafíos de Milei como presidente libertario más allá de la Argentina. (George Youkhadar),
- Por qué peleamos. (Cristóbal Matarán).
- Los 100 primeros días de Javier Milei
- ¡Quién sufriera una dictadura de Javier Milei! (Fernando Herrera).
- Los desafíos de Javier Milei. (Miguel Anxo Bastos).
- Rodos moros o todos cristianos. (Cristóbal Matarán).
- Javier Milei: la negociación y la persuasión median con el éxito. (George Youkhadar)
- Los cien días de Milei (Cristóbal Matarán).
- Las corridas de toros y el futuro de Argentina. (Santiago Dussan).
- Las ideas importan, y mucho. (Mateo Rosales).
- La hora de la verdad de Javier Milei. (Mateo Rosales).
- Victoria de Milei: lo que puede aprender España. (Benjamín Santamaría).
- Maradona, el asado y la libertad. (Alfredo Reguera).
- Javier Milei, un libertario camino de ser presidente de Argentina. (Santiago Dussan).
- Javier Milei y la bandera de libertad. (Mateo Rosales).
- ¿Es Milei el milagro económico que necesita Argentina? (Fernando Vicente).
- Milei, la opción liberal. (Mateo Rosales).
2 Comentarios
Disculpe mi ignorancia, pero entonces, si ningún indicador vale ¿cómo se mide el éxito? ¿Cómo saber que a los argentinos les va bien en su vida diaria? ¿Preguntando con una encuesta? Como si estas no fueran manipulables.
Hola, José. Yo creo que los argentinos notarán si las va mejor o peor en su vida diaria con independencia de lo que diga el Estado con sus métricas.
Y aun asi, tampoco se podrán fiar: a los españoles nos ha ido «bien» desde el COVID porque ha venido dinero a espuertas de Europa, no porque se haya hecho una buena gestión de la economía.
El éxito de una gestión realmente es dar a la gente libertad, algo que sabemos que es lo mejor gracias a la teoría. Como la evidencia empírica es multicausal y difícil de medir, es el único criterio que a mí me parece objetivo.
Siento no poder dar una mejor solución, pero es lo que hay, y proponer otras cosas sería engañarse.